Bajo la luz de la velas que rodean el edificio en León Guanajuato, y con música de fondo, en abierta celebración y homenaje a Vicente Fox, el panismo festeja el regreso –y no lo que robo- mientras consumen el menú: "sopa de la milpa, ave en reducción de guajillo y naranja, peras y yogurt, pan artesanal con mantequilla al serrano y cilantro, oro azteca, espuma de tequila y fresa, y café Chiapas". Los guardias y choferes cenaron tamales de chile verde y rojo.
El súmmum de la fantasía delirante. Nuevamente las castas trepadoras, apoderadas de los órganos del Estado, no del gobierno de México, si de las bolsas y contratos, departían eufóricamente, sus miserias personales, ambiciones, miedos y vergüenzas. Allí estaban Luege, Germán, Espino, Fox, Oliva, Guerrero -el de los tehuacanazas-, Martha, Mouriño, Abascal y demás esperpentos.
Al grito de “somos triunfadores”, mejor, en ingles, the winners, el motivo del festejo era ni más ni menos que la derrota de Calderón. Si hace tres años Fox lo despidió de la peor manera, solamente superada, quizás, por el cese de Santy Creel, de la dirigencia del PAN en el Senado de la República. Si Felipe Calderón lucho en contra de los intereses personalísimos, que la pareja de maniáticos y ambiciosos, Fox-Martha, que despachaba en los Pinos, para quien nunca fue candidato, Aún así, derrotado, Felipe Calderón se sentó a la misma mesa, cada vez con menos posibilidades de gobernar, ni siquiera de terminar el sexenio.
Ese estilo fofo, naive, vulgar y grosero, miserable de los jerarcas panistas, constata con el estilo mafioso, cerrado, selecto, con formas, poder, atropello, pero con mucho estilo, con gusto en la parafernalia del PRI, de las lealtades y compromisos.
Ya veo a Don Beltrone, le llaman a Manlio Fabio, en la boda de su hija, que congrego a los jefes de todas las familias, diciéndoles a sus allegados “le voy a hacer una oferta que no va a poder rechazar”. Al mejor estilo de los Corleone. O imaginar, en una pequeña oficina, largas filas en espera de ser recibidos: Los Gobernadores del PRI por delante, -Peña Nieto en primer lugar-, la Gordillo, vestida con ajuares de $100 mil pesos, Betty Paredes, Romero Deschamps,… larga cola interminable y adentro, con los consigleris a los lados, Manlio Fabio y Emilio Gamboa, a El Capo di Tuttis los Capos, Carlos Salinas de Gortari, adelantando la mano, estirada, baboseada ya de tanta besuqueria, sumisión y juramento.
Dos mundos igual de perversos: el de la plutocracia, de la apariencia y obediencia ciega al dinero y al interés; y el del poder, basado en la fuerza, la muerte, las armas y delincuencia a su merced y servicio.
Calderón sometido al imperio de los adinerados que lo desprecian y utilizan. El PRI consciente de que los tiempos son de mentiras, de terror y asesinar. Esa es la realidad nacional, son los estilos maquiavélicos de poder que imperan en un México convulsionado. El llamado modelo de El Rey de Francia, fácil de conquista, pero difícil de conservar, el del PAN y Calderón, frente al modelo del Gran Turco, difícil de conquistar pero fácil de preservar, el del PRI a donde se han asentado en vez de los Tataglia, Barzini, Clemenza o Tessio, las verdaderas fuentes reales de poder: Elba Esther, los Gobernadores Priistas, Televisa, TV Azteca, y Slim. Debajo de ellos, todas las legiones de desalmados líderes, Senadores, ricachones, dirigentes, burócratas, ediles, diputados y demás soldados.
¿Que hacer frente a este escenario, para los 80 millones de mexicanos que vivimos al día o peor aún, para los miserables que apenas y sobreviven con unos cuantos pesos a la semana?
El súmmum de la fantasía delirante. Nuevamente las castas trepadoras, apoderadas de los órganos del Estado, no del gobierno de México, si de las bolsas y contratos, departían eufóricamente, sus miserias personales, ambiciones, miedos y vergüenzas. Allí estaban Luege, Germán, Espino, Fox, Oliva, Guerrero -el de los tehuacanazas-, Martha, Mouriño, Abascal y demás esperpentos.
Al grito de “somos triunfadores”, mejor, en ingles, the winners, el motivo del festejo era ni más ni menos que la derrota de Calderón. Si hace tres años Fox lo despidió de la peor manera, solamente superada, quizás, por el cese de Santy Creel, de la dirigencia del PAN en el Senado de la República. Si Felipe Calderón lucho en contra de los intereses personalísimos, que la pareja de maniáticos y ambiciosos, Fox-Martha, que despachaba en los Pinos, para quien nunca fue candidato, Aún así, derrotado, Felipe Calderón se sentó a la misma mesa, cada vez con menos posibilidades de gobernar, ni siquiera de terminar el sexenio.
Ese estilo fofo, naive, vulgar y grosero, miserable de los jerarcas panistas, constata con el estilo mafioso, cerrado, selecto, con formas, poder, atropello, pero con mucho estilo, con gusto en la parafernalia del PRI, de las lealtades y compromisos.
Ya veo a Don Beltrone, le llaman a Manlio Fabio, en la boda de su hija, que congrego a los jefes de todas las familias, diciéndoles a sus allegados “le voy a hacer una oferta que no va a poder rechazar”. Al mejor estilo de los Corleone. O imaginar, en una pequeña oficina, largas filas en espera de ser recibidos: Los Gobernadores del PRI por delante, -Peña Nieto en primer lugar-, la Gordillo, vestida con ajuares de $100 mil pesos, Betty Paredes, Romero Deschamps,… larga cola interminable y adentro, con los consigleris a los lados, Manlio Fabio y Emilio Gamboa, a El Capo di Tuttis los Capos, Carlos Salinas de Gortari, adelantando la mano, estirada, baboseada ya de tanta besuqueria, sumisión y juramento.
Dos mundos igual de perversos: el de la plutocracia, de la apariencia y obediencia ciega al dinero y al interés; y el del poder, basado en la fuerza, la muerte, las armas y delincuencia a su merced y servicio.
Calderón sometido al imperio de los adinerados que lo desprecian y utilizan. El PRI consciente de que los tiempos son de mentiras, de terror y asesinar. Esa es la realidad nacional, son los estilos maquiavélicos de poder que imperan en un México convulsionado. El llamado modelo de El Rey de Francia, fácil de conquista, pero difícil de conservar, el del PAN y Calderón, frente al modelo del Gran Turco, difícil de conquistar pero fácil de preservar, el del PRI a donde se han asentado en vez de los Tataglia, Barzini, Clemenza o Tessio, las verdaderas fuentes reales de poder: Elba Esther, los Gobernadores Priistas, Televisa, TV Azteca, y Slim. Debajo de ellos, todas las legiones de desalmados líderes, Senadores, ricachones, dirigentes, burócratas, ediles, diputados y demás soldados.
¿Que hacer frente a este escenario, para los 80 millones de mexicanos que vivimos al día o peor aún, para los miserables que apenas y sobreviven con unos cuantos pesos a la semana?