Tuesday, July 01, 2008

LA O.P.E.P. Y MÉXICO

Hace 35 años la Organización de Países Productores de Petróleo, decidio aumentar el precio del barril de crudo, de $3 a $11 dólares, un incremento de casi 250%. Esta decisión permitió que el cartel, formado por los productores de crudo más importantes del mundo, tomara parte por el control del mercado.
El alza en los precios del petróleo, propicio cambios fundamentales, en todos los sectores económicos mundiales. Generó oportunidades de inversión, alentó cambios sociales y políticos; propicio el surgimiento de nuevos países productores mundiales, desarrollo la búsqueda y localización de campos petrolíferos, en todos los rincones del mundo.
Principalmente forzó de manera obligatoria, cambios en la estructura productiva automotriz y en general de todas las industrias de transportación. Todo cambio a partir de entonces. Gracias a la capacidad de negociación, de los ministros de energía de Venezuela y de Arabia Saudita, se constituyo un frente de países productores, que finalmente se imponían a las reglamentaciones, exacciones y abusos, de las llamadas “Siete Hermanas” -Shell, Texaco, Mobil, Gulf...- las compañías petroleras norteamericanas, inglesas y holandesas, que habían hecho de la extracción de este energético, la riqueza de sus naciones, a cambio de la miseria, donde se originaba este valioso recurso natural, no renovable.
México se monto en la cresta coyuntural y el hallazgo del yacimiento encontrado por Rudesindo Cantarell, en la sonda del Golfo de México, todavía es uno de los 3 más grandes depósitos localizados, en la historia del petróleo mundial. Para 1979, la independencia de Irán, volvió a convulsionar el mercado petrolero y el precio del crudo superó la barrera de los 30 dólares.
En menos de una década, la tecnología tuvo un espacio enorme para desarrollar toda clase de productos sucedáneos, sustitutos, más eficientes y mucho más eficaces que los usados antes de 1973. Los automóviles y camiones redujeron enormemente su peso vehicular, el plástico y los polímeros se comenzaron a utilizar en la construcción de automóviles; los motores alcanzaron índices increíbles de eficiencia, en la relación km x lt. de combustible. El mundo tomo conciencia de la importancia de los energéticos, de la contaminación, los desechos y los recursos no renovables.
Sin embargo México no se adhirió al cartel de la OPEP. No solo eso, vivió la vergüenza de recibir exiliado al Sha de Irán, el reyezuelo motivo de la revuelta en la antigua Persia, la Irán en guerra frente a los Estados Unidos y en contra de su vecino, el Iraq de Sadamm Hussein, entonces aliado incondicional de los intereses norteamericanos.
Nuestro país recibió préstamos, apoyos y toda la parafernalia financiera-comercial, que llevó la gran producción mexicana, a las reservas estratégicas de los Estados Unidos. Nuestro país jugo de esquirol, en un movimiento internacional de productores. El costo brutal, impactante, calculado, desmedido, fue la quiebra económica nacional, el endeudamiento exponencial con acreedores extranjeros, el inicio de la derrota nacional en todos los demás sectores y la entrega de empresas, sectores enteros de la economía, el consumo masivo de productos comerciales importados, hasta la firma del Tratado de Libre Comercio que encadena, perpetua y condena la soberanía nacional; genera los esquemas de injusticia, desigualdad e inequidad que estamos sufriendo hoy, todos nosotros, todos.
Actualmente, la explosión de mercados asiáticos, particularmente China y la India ha llevado el precio del barril hasta los 140 dólares y se teme que llegue a $180 para fin de año. Nuevamente los cálculos de las multinacionales, necesitan contar con las reservas y producción de petróleo de México, para reducir y atemperar, los vaivenes que desataran quiebras masivas de negocios, empresas, hambre y miseria.
Frente a escenarios como este, la Consulta Popular es obligada y decisiva. El Pueblo de México se debe preguntar, si acepta que sus recursos energéticos pasen a ser explotados y manufacturados por empresas privadas extranjeras o no. Y la voluntad ciudadana se debe escuchar, respetar y obedecer.

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