En el pleno de la crisis inesperada para los buitres ambiciosos, se acentúa y profundiza el empleo de los medios de comunicación, para mantener dormida a la población mexicana. Los fanáticos de la avaricia no escarmientan, por el contrario, sonríen quienes aprovechan el quiebre generalizado de las economías mundiales, con el fin de acaparar más y concentrar agudamente las riquezas internacionales.
Es un insulto a la inteligencia y a la dignidad humana ver y escuchar tanta inmundicia. La frase de Calderón, eufórica, “la devaluación es un beneficio para los mexicanos” es tan provocadora como la de Fox llamando a partirle “el queso al Peje” Par de cínicazos que unicamente creen en su propio bienestar, en el país que están destruyendo para su beneficio personal y de los oligarcas, que arrebatan 21 mil millones de dólares de la reserva del Banco de México, solo para cubrir sus urgencias de corto plazo. ¿A cuanto ascienden las necesidades del mediano y las de largo plazo? El tiempo en que dicen los economistas, ya todos estaremos muertos, al pie de la letra.
No hace un par de meses, las estaciones de radio que diariamente cobran por injuriar y descalificar todo aquello que es contrario a los intereses de sus amos, particularmente y en primer lugar, por supuesto, al trabajo político de López Obrador, chacoteaban entre ellos por las seguridades que brindan los herramentales técnico-económicos, que se conocen de manera genérica como econometría. Tantas construcciones matemáticas y con el arsenal informático disponible, decían impensable siquiera una crisis del sistema económico-financiero mundial.
¡Y sácatelas! Comienza la bancarrota de la banca hipotecaria gringa y, cual efecto domino, prosigue un desconcierto internacional, que derrumba expectativas, desvanece utilidades, devalúa activos y recuerda, al menos, para quienes no hemos perdido el sentido de la realidad feliz, de la simple y llana vida buena, que el comercio ganancioso vive de la fe. La madre de la confianza y de la finanza. Delgado hilo que sostiene las bajas pasiones de los negociantes que hacen de la ganancia, un juego basado en el rejuego de espejos, engaños, mitos, espejimos: eso es la especulación.
Transfigurado el reflejo que rebota en un espejo diferente, la realidad, la brusca y terca realidad, devuelve una economía artificial, parecida a un castillo de naipes, prendida de alfileres. Ahora se sorprenden, quienes apuestan por la fantasía neoliberal, que bancos norteamericanos tenían empréstitos muchas veces por encima de sus activos depositados, multiplicados por la ilusión de la cornucopia interminable. Empresas cuyo valor en libros es cientos de veces superior a su valor real.
Hasta que revienta el hilo por lo más delgado y el asombro llega: los cientos de miles de dólares necesarios para sostener el tren de vida desenfrenado se agotan. El trabajo ilegal fomentado por los gobiernos de México y de los Estados Unidos, dejará de surtir de las divisas necesarias; el petróleo también y las demás exportaciones no generan ni en sueños el caudal requerido para cubrir los déficits monstruosos, que demanda el modelo comercial, al que fuimos introducidos sin pedirlo, sin saber, sin merecerlo. Lo mismo el cambio de horario, que el desastre educativo público nacional, que la absorción de empresas y bancos mexicanos, son parte de la estrategia seguida desde 1982 y hasta la fecha.
Ha sido una pesadilla comandada por 5 presidentes de México, elegidos por lo peor del sistema que nos gobierna. Cada vez peor el ultimo que el anterior. Ya no podemos seguir así, a menos que uno se quiera resignar a ver los anuncios del viejito que se ahoga o de los patiños que sonríen de felicidad, por las crisis que sus patrones han propiciado, con las cuales se han beneficiado.
Es un insulto a la inteligencia y a la dignidad humana ver y escuchar tanta inmundicia. La frase de Calderón, eufórica, “la devaluación es un beneficio para los mexicanos” es tan provocadora como la de Fox llamando a partirle “el queso al Peje” Par de cínicazos que unicamente creen en su propio bienestar, en el país que están destruyendo para su beneficio personal y de los oligarcas, que arrebatan 21 mil millones de dólares de la reserva del Banco de México, solo para cubrir sus urgencias de corto plazo. ¿A cuanto ascienden las necesidades del mediano y las de largo plazo? El tiempo en que dicen los economistas, ya todos estaremos muertos, al pie de la letra.
No hace un par de meses, las estaciones de radio que diariamente cobran por injuriar y descalificar todo aquello que es contrario a los intereses de sus amos, particularmente y en primer lugar, por supuesto, al trabajo político de López Obrador, chacoteaban entre ellos por las seguridades que brindan los herramentales técnico-económicos, que se conocen de manera genérica como econometría. Tantas construcciones matemáticas y con el arsenal informático disponible, decían impensable siquiera una crisis del sistema económico-financiero mundial.
¡Y sácatelas! Comienza la bancarrota de la banca hipotecaria gringa y, cual efecto domino, prosigue un desconcierto internacional, que derrumba expectativas, desvanece utilidades, devalúa activos y recuerda, al menos, para quienes no hemos perdido el sentido de la realidad feliz, de la simple y llana vida buena, que el comercio ganancioso vive de la fe. La madre de la confianza y de la finanza. Delgado hilo que sostiene las bajas pasiones de los negociantes que hacen de la ganancia, un juego basado en el rejuego de espejos, engaños, mitos, espejimos: eso es la especulación.
Transfigurado el reflejo que rebota en un espejo diferente, la realidad, la brusca y terca realidad, devuelve una economía artificial, parecida a un castillo de naipes, prendida de alfileres. Ahora se sorprenden, quienes apuestan por la fantasía neoliberal, que bancos norteamericanos tenían empréstitos muchas veces por encima de sus activos depositados, multiplicados por la ilusión de la cornucopia interminable. Empresas cuyo valor en libros es cientos de veces superior a su valor real.
Hasta que revienta el hilo por lo más delgado y el asombro llega: los cientos de miles de dólares necesarios para sostener el tren de vida desenfrenado se agotan. El trabajo ilegal fomentado por los gobiernos de México y de los Estados Unidos, dejará de surtir de las divisas necesarias; el petróleo también y las demás exportaciones no generan ni en sueños el caudal requerido para cubrir los déficits monstruosos, que demanda el modelo comercial, al que fuimos introducidos sin pedirlo, sin saber, sin merecerlo. Lo mismo el cambio de horario, que el desastre educativo público nacional, que la absorción de empresas y bancos mexicanos, son parte de la estrategia seguida desde 1982 y hasta la fecha.
Ha sido una pesadilla comandada por 5 presidentes de México, elegidos por lo peor del sistema que nos gobierna. Cada vez peor el ultimo que el anterior. Ya no podemos seguir así, a menos que uno se quiera resignar a ver los anuncios del viejito que se ahoga o de los patiños que sonríen de felicidad, por las crisis que sus patrones han propiciado, con las cuales se han beneficiado.