Cada vez con más frecuencia el gobernador del Estado de México, ha formulado declaraciones y tomado acciones en relación al importante recurso natural agua. Quizás lo más sobresaliente sea la intención, a través de las medidas necesarias, para hacer obligatorio el uso racional y la protección de los recursos acuíferos en la entidad.
Resulta alarmante saber que de persistir los índices de explotación de este valiosísimo recurso natural y los niveles de consumo percapita, se corre peligro de que en no más de 25 años el Estado de México, literalmente se seque.
Las cifras que describen el problema del agua lo dicen todo: diariamente se extraen de territorio mexiquense, aproximadamente tres millones de metros cúbicos, de los cuales menos de la cuarta parte se quedan para su uso dentro de la entidad y el 77% restante se exporta hacia el DF.
Llama poderosamente la atención, que de persistir las tendencias en los niveles de consumo, de más de 290 litros diarios por persona, habrá necesidad de que para el año 2025, la ciudad de México requiera más de los 5 metros cúbicos por segundo que ahora pretenden aprovechar, los responsables de las obras hidráulicas del gobierno del DF., mediante la realización de la cuarta etapa del sistema Cutzamala: El proyecto Temascaltepec.
Fue a principios de 1996, cuando iniciaron en el municipio los trabajos de exploración y análisis, con el propósito de continuar con la cuarta etapa del sistema Cutzamala. El proyecto contemplaba ese entonces la construcción de una presa de 100 metros de altura; con una capacidad de 80 millones de metros cúbicos de agua, para ser transportada a través de un túnel, de 16 Km. De longitud por 3.5 metros de diámetro.
A cambio de la construcción de las obras necesarias para la realización de la presa, se prometió una derrama económica directa por el empleo de 1500 trabajadores, y la compra de los materiales de construcción en la región.
En octubre de 1998 se decidió replantear el proyecto Temascaltepec, ante la inconformidad de la población de la región, así como de comunidades de Michoacán y Guerrero: la sequía de los manantiales aguas abajo, pero también aguas arriba de la presa, así como el desperdicio del preciado liquido en el Valle de México fueron el pretexto, las razones esgrimidas.
El proyecto actual considera la construcción de dos presas, de menor altura, de 13 y 31 metros respectivamente. El diseño de la infraestructura, así como las características del proyecto, pretendió convencer a los habitantes de la región, particularmente los que se supone que serán afectados, que el nuevo proyecto no perjudicará en lo absoluto la dotación del agua acostumbrada y en general los usos de la zona.
Conducida ahora por una tubería de acero y concreto, habrá de rodear por los municipios de Temascaltepec, Zacazonapan, Santo Tomas de los Plátanos y Otzoloapan, hasta llegar a la presa de Colorines en Valle de Bravo y allí desaguar los 5 metros cúbicos por segundo, con los cuales se redondearía el Sistema Cutzamala.
La oferta pública a cambio del agua pretende ser mejor: $20 millones de pesos en obras supuestamente ya invertidos en la zona; un programa de desarrollo regional; un fideicomiso que asegure su cumplimiento; 4000 empleos directos, en los dos años que tardarán las obras de construcción de las presas, de conducción del agua, de bombeo, torres de oscilación, canales y tanques. Derrama económica que al cabo de dos años, podría ser cercana a los $48 millones de dólares al tipo de cambio actual, sin contar los beneficios que reportarían las compras y ventas indirectas, ni los perjuicios que acompañan la ejecución de este tipo de obras: contaminación, inflación, depredación, delincuencia y otras más.
No queda sino demandar que los recursos naturales se paguen. ¿Que tal si comparamos nuestra agua de Temascaltepec contra un barril de petróleo?: un día equivaldría a $150 millones de dólares diarios. Esto es que un día de agua, a precios de petróleo, es más que la derrama económica generada por los 4000 empleos ofrecidos, por la construcción del proyecto, durante el tiempo que durará la construcción de la presa.
Analizado en otros términos, anticipando el futuro inminente, a centavo el litro de agua, el flujo de Temascaltepec le reportaría a la región algo así como $480 mil dólares diarios y cobrando a 5 centavos el litro en el Valle de México, con los niveles de consumo y desperdicio en que incurren actualmente los habitantes de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, le tocaría pagar alrededor de $15 pesos diarios. Seguramente estos costos le darían un doble valor al agua: por un lado, obligaría a usar racionalmente el líquido vital, por otro, retribuiría una justa riqueza al lugar donde se nace este valioso recurso natural.
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