Thursday, February 18, 2010

EL AMOR

Febrero es el mes que celebra al amor y vayan unas reflexiones, sobre el noble sentimiento que tanta confusión ha levantado en las últimas semanas en todo México, por su relación con la familia, y por la naturaleza en que se funda la base de todo Estado Político.
En uno de los diálogos de Platón, el de Fedro o del Banquete, Aristófanes explica el nacimiento del amor entre los seres humanos, con el mito de una primitiva naturaleza humana, en donde no eran dos sino tres los géneros, todos alojados en un solo ser; de cuatro patas y manos y orejas y rostros, de cuerpos redondos, altivos y ensoberbecidos, al grado de pretender atentar contra los dioses del Olimpo. Zeus, en vez de acabar con su linaje que le veneraba, como lo hiciera antes con los gigantes, decide enviar un rayo que parte en dos a los súbditos y los vuelve frágiles. Apolo se encargara de modificar al producto resultante, los endereza, voltea, los tuerce, hasta terminar con el ombligo, como zurcido final. Desde entonces, cuenta Aristófanes, cada sexo dividido anda en busca de su contraparte, pues no son nadie, sin el complemento de lo que alguna vez fueron estos seres primitivos.
Sin embargo, en Grecia no existía la palabra amor y las voces usadas para expresar deseos y sentimientos, eran ágape, el amor del alma o amor ideal en nuestra campo significante; filia o el amor virtuoso, eros y el amor del cuerpo y xenia el amor de hospitalidad.
La cara opuesta al asunto del amor aparece en Aristóteles, discípulo de Platón, pero quien distinguía en la amistad, las diferencias de edades géneros y deseos. Una era la amistad por placer, la de los jóvenes y del cuerpo, la del gusto; otra, la amistad por interés, la de necesidad, la amistad de los viejos. En medio, como método del estagirita, aparece la amistad virtuosa, aquella que es placentera y es necesaria, pero sobretodo y antes que nada es reciproca, buena y agradable: el amor en acto, que le llaman los psicoanalistas.
En Occidente por la corrupción que la escolástica cometió contra la Filosofía, prevaleció el sentido del amor platónico, basado en la pasión placentera, el sentido ideal, el sufrimiento gustoso, el de unidad y dolor, el amor pasionado, el juvenil, del cuerpo.
Son los romanos quienes acuñan la palabra amor, de donde derivarían las voces amica o novia y de allí amigos; y de la bella palabra amare, de tonos afectivos, gusto, romance y sexualidad, lejos del concepto básico de la amistad y la virtud requerida. El mundo vulgar se atoró en la atracción anatómica, en desuso del deseo noble del alma. Actualmente los expertos en el tema estudian el comportamiento de hormonas, endorfinas y una lista enorme de asuntos estrictamente corporeos.
Luego fue peor. A partir del derrumbe del Imperio Romano y el ascenso de los intérpretes cristianos y católicos, se pervirtió completamente la lógica clásica, y privilegio el sufrimiento como único medio para alcanzar el éxtasis amatorio. San Pablo en su Primera Epístola a los Corintios dice que sufrir es benigno, esperar y soportar es obligado, para poder amar y San Juan afirma que quien no ama, no conoce a Dios.
Si en occidente, -nosotros somos occidentales por conquista, aunque orientales por esencia-, el amor se ha convertido en una suerte de sufrimiento apasionado y esta forma de entender el amor en el lance y finalidad necesaria para alcanzar la virtud, en Oriente el sufrimiento es un medio para llegar a la virtud amatoria.
En el Islam, por ejemplo de los 99 nombres que tiene el Dios musulmán, uno de ellos es el de Al-Wadud, el amante. Para los Budistas, el karma es el amor sexual y el Karuna el amor de compasión y misericordia. El primero bloquea el ascenso en la escala de las chacras, en tanto el otro, dispone la llegada al Nirvana o plenitud total
Para los chinos wo ai ni significa te amo, en tanto los japoneses llaman ai al amor pasional y amae a la dependencia indulgente
Hay trazos hermosos en las historias del amor, como la fabula del origen de Las Mil y Una noches, que por el destino de un engaño, el Sultán Abolhassan decide sacrificar todos los días a la esposa en turno, para no volver a ser traicionado, hasta que Sherezada le enseña, con sus mil y un cuentos que el amor está en la mente y más aún en el fondo del alma.
O los contrastes entre occidente y Oriente, al final de la célebre obra de Montesquieu, Cartas Persas, cuando Uzbek escucha la frase lapidaria de su amada, quien confiesa que mientras el era feliz creyendo que la engañaba, ella, en cambio era dichosa, sabiendo que, lo hacía.
Traición y engaño, el amor se ha vuelto un asunto de comercio, de sufrimiento, de rencores y deslealtades. Por olvidar el sentido mismo del amor, su origen natural, la amistad entre unos y otros, justamente el valor más ausente, el día de hoy en México.

Monday, February 01, 2010

EL DESTAPE DE PEÑA NIETO

Al principiar enero Televisa presentó en su programa estelar de noticieros, los dos productos principales que ofrece en este año centenario: Primero, un video con las imágenes de la naturaleza nacional, para conmemorar los aniversarios de la Independencia de México y de la Revolución Mexicana, realizado en las dunas de Salamayuca de Ciudad Juárez; y segundo, en ese orden, la declaratoria formal, cuasi oficial, un destape adelantado electrónicamente de su candidato: el candidato, ¡bah, que va! El próximo presidente de México: Enrique Peña Nieto.
Es inaudita la desfachatez con que se mueve Televisa, el verdadero poder real en México. Es lucrar sin vergüenza alguna con la desolación, el abandono y la muerte de esta fronteriza ciudad mexicana. Es asumir un papel indebido, a través de un medio de propiedad pública, concedido bajo leyes y reglamentos establecidos, para imponer una figura propia, un gerente a su servicio. Es apropiarse de la belleza natural del desierto de Ciudad Juárez y la apostura artificial de Enrique Peña Nieto, como la línea de productos prime time, que Televisa presenta, para vender –claro al extranjero- y para convencer –por supuesto, a las mayorías que hipnotiza la televisión-
La masacre ocurrida el día de ayer en Ciudad Juárez, 15 jóvenes menores de 16 años acribillados a mansalva, 14 más gravemente heridos, o las centenas de mujeres explotadas y sacrificadas justamente entre las arenas ardientes del desierto de Salamayuca, simplemente no existen, ni se ven, en la hermosura gráfica y la excelencia fílmica del video presentado por el monopolio televisivo. Tampoco los diez mexicanos asesinados anoche mismo, en un bar de Torreón Coahuila, pero si en cobertura nacional el balazo a Salvador Cabañas; ni los delincuentes helitransportados antenoche en Tejupilco, pero si todas las imágenes de Peña Nieto, en el ángulo que lo pinta con mayor galanura.
La develación del producto Enrique Peña Nieto, “una estrella más del Canal de las Estrellas”, amenaza con ocasionar un daño político fatal a México. La designación virtual del todavía Gobernador de nuestro Estado, como Presidente de México (dejo de lado los formalismos chocantes como el de presunto, aparente y demás jerigonzas repetidas a diario en todos los medios de comunicación nacionales, como si nadie se atreviera a decirle, pan al pan y vino al vino) en el peor estilo del viejo priismo patrimonial y autoritario, constituye un atropello público, una intromisión prohibitiva, un golpe de estado. Lo cual de paso explica, las injurias diarias lanzadas en los medios de comunicación mexicanos, contra el Presidente Hugo Chávez, que haciendo uso de la ley y de la soberanía que preside y representa, retira las concesiones de los actores que no se apegan a lo establecido por el marco jurídico venezolano.
La televisión es el medio idóneo para educar, cultivar y entretener, de acuerdo a nuestros valores, nuestra historia y nuestros ideales, justamente el grave problema de un México sin valores, confundido y entreverado con la repugnante comercialización de la sociedad yanqui y los pruritos santurrones de la iglesia dominante. Televisión para educar y no como en México, para infundir temor con enfermedades que no existen -como la mentirosa influenza-, enfermedades que se originan en la pobreza, -como la obesidad o diabetes de tanto comer las cochinadas que justamente anuncia la misma televisión-; o para convertir en fanáticos religiosos, en ignorantes sistemáticos, al auditorio así dispuesto a creer en el fin del mundo, en el cielo libre de homosexuales, en el dios que castiga Haití por invocar al Vudú, lo mismo que en las gelatinas o los zapatos que adelgazan mágicamente, cremas que rejuvenecen, pompas de relleno, en la eterna juventud y el juicio final.

EL FANTASMA DEL LIBERALISMO

  EL FANTASMA DEL LIBERALISMO Saludo con gusto al público lector de “El Liberal Mexicano”, al que invito al debate en torno a la naturalez...