Los
resultados electorales que se empiezan a conocer, tras la jornada cívica de
este domingo 7 de junio son, en muchos sentidos, muy deprimentes.
Políticamente, si así se le quiere llamar a la consolidación de la dictadura,
la afluencia de votantes ha mostrado el peor de los rostros, el de la
corrupción económica y de principios de la misma gente, en todos los estratos
de la sociedad mexicana. Socialmente, ha cundido la desilusión y la
desesperación entre la población. Ha permeado, en las frágiles conciencias
ciudadanas, las nociones de violencia y muerte, de riqueza y esclavitud
justificada por dinero, es prostitución y es degeneración moral.
Hay
un elemento visible que ha aflorado en este proceso electoral y que es el más
temible –me toco experimentarlo personalmente- es el fantasma del fascismo que
recorre a zancadas el país, particularmente el sur del estado de México y
específicamente, en Tejupilco. Que se transmite como infección, contagiada como
peste bubónica, a través de la peor gente –la corrupta y sus familias, clase
media baja que no lee ni se informa, aislados en una ínsula que se degrada por
la soledad- que experimenta el placer perverso de censurar la libertad de
expresión y de copiar los peores ejemplos de la sociedad yanqui: la de la tiranía
de las mayorías.
El
otro peligro, que es parte de la misma pinza que se cierra sobre la libertad,
la independencia y todo vestigio de Autoridad en nuestro país, es el crimen,
organizado políticamente. Se considera que por lo menos uno de cada tres puestos
de elección disputados este fin de semana, se encuentra bajo control criminal.
El
panorama con que hemos despertado en México tras las elecciones es similar al
de Alemania entre 1933-1939, el de la división entre los Volksgenossen
(compañeros de la nación) El Gemeinschaftsfremde (residentes)… Creo que me
recuerda más el Episodio III, el de la Venganza de los Sith, que decidió el
retiro escondido, el destierro de Obi Wan Kenobi, hasta que la Fuerza nos
acompañe.
Antes
de irnos, leamos este importante testimonio, lectura obligada que da la
Autoridad de un periodista que analiza en cinco puntos, la situación que golpea
el ánimo nacional.
“Sé
que la libertad de expresión es de quien la trabaja, como la tierra que soñó
Zapata”, señaló Carlos Payán Velver El director fundador de La Jornada también
se refirió a la amenaza que supone para el periodismo en México la connivencia
entre narcotraficantes y mafias con las instituciones públicas… “el crimen
organizado campea por casi todas las regiones del país, amparado con frecuencia
por las autoridades”.
Sobre
las dificultades del oficio…
Durante
los años que dediqué al ejercicio del
periodismo, los mejores de mi vida, aprendí
que había que destacar cuáles eran las presiones que había que enfrentar para
llevar a cabo esta tarea, y tener muy claro quién o quienes tratarían de obstaculizar
su desempeño.
1.
En primer lugar, la presión del poder gubernamental: Uno de los enemigos
principales de la libertad de expresión y de su correlativo, la libertad de prensa, es la
presión que ejerce el poder
gubernamental desde sus diversas instancias.
Un
ejemplo de algo ocurrido a principios del siglo XX, en México. Tras la caída de
Porfirio Díaz. A poco, el ejército porfirista, que había quedado intacto y del
cual estaba al frente Victoriano Huerta,
se levantó en armas, derrocó al Presidente Madero y lo llevó vivo, junto con el
vicepresidente José María Pino Suárez, a la Prisión de Lecumberri, donde ambos
fueron asesinados.
La
viuda de Madero quiso ver el cadáver de su marido. Primero le negaron esa
posibilidad, y luego le dijeron que se hiciera presente al día siguiente. Por
las calles de la ciudad de México, los voceadores de prensa ofrecieron un
periódico que anunciaba que la viuda del Presidente Madero se había suicidado
frente al cadáver de su marido. Ella, entre tanto, preparaba en su casa la
maleta para salir del país. ¿Qué había sucedido? Que sus amigos y familiares le
habían aconsejado que no acudiera a la cita, porque la podían matar. La versión
del suicidio había sido anticipada por el gobierno golpista para encubrir el
crimen que planeaba realizar. El periódico lo dio por hecho y difundió la
noticia...
Poco
tiempo después, el senador Belisario Domínguez denunció ante el Senado de la
República la manipulación de la información con respecto a los crímenes
cometidos por el gobierno usurpador, y el silencio cómplice de los medios. El
general Victoriano Huerta, quien había dado el golpe, mandó apresar a Domínguez.
Como castigo ejemplarizante, le cortaron la lengua y lo mataron.
En
1954, el Partido Revolucionario Institucional –PRI- establece el otorgamiento, cada año, de la Medalla Belisario Domínguez a quienes
hayan hecho suya la lucha ejemplar por la democracia y la libertad de
expresión. Vaya ironía.
Hace
apenas unos meses, a la periodista mexicana Carmen Aristegui, quien cuenta con
una enorme audiencia, la despidieron de la empresa televisiva en la que
trabajaba con un pretexto burocrático. ¿La verdadera razón? Presión del
Gobierno sobre la empresa televisiva, por un reportaje de Carmen sobre la
mansión espectacular que le habría regalado a Enrique Peña Nieto, una cierta
empresa constructora, que había obtenido la licencia para una red de trenes de
alta velocidad, entre otras concesiones del gobierno.
2.
Otra dificultad: la presión de la iglesia: Hace un par de años, en dos estados
de la República mexicana, los respectivos Congresos aprobaron sendas leyes
sobre el aborto. Indignados, los Obispos de esas localidades advirtieron a su
grey y a los legisladores que si no echaban para atrás esas leyes, serían
excomulgados y se consumirían en el infierno… el Estado laico se hizo cómplice
de la coacción. Los legisladores convocaron nuevamente a sus Congresos y echaron abajo la aprobación del aborto….
Otro
caso: El periódico La Jornada, y la propia periodista Carmen Aristegui empezaron
a dar cuenta de las denuncias en contra del sacerdote Marcial Maciel, creador
de Los Legionarios de Cristo, Sobre Maciel pesaban acusaciones directas, en
México y en España, de ejercer pederastia contra menores de edad que se
educaban en sus instituciones, a los que engañaba con argumentos ruines y viles.
Ante la creciente presión en su contra, Maciel recurrió entonces a los fieles
empresarios que protegían y financiaban sus proyectos millonarios, y les pidió
que retiraran cualquier anuncio de sus productos que pudiera aparecer en La
Jornada. Así lo hicieron en el acto...
3.
La presión de los empresarios: Hay que saber que cuando los empresarios hablan
de libertad de expresión, en realidad están hablando de libertad de empresa. No
hay que olvidar que en la inmensa mayoría de los casos, los periódicos, y ni se
diga ya la televisión, son propiedad de empresarios, y no de periodistas. De entrada
los medios están copados... Tienen dueño, y ese dueño tiene intereses
particulares, y utiliza el medio a su favor…
No
puedo referirme a los empresarios metiéndolos a todos en un mismo saco; no me
lo perdonaría Carlos Slim, de quien se dice que es el más rico de todos, todos.
Cuando lo conocí, no era tan millonario como ahora, y llegamos a ser grandes
amigos. Un día cenando juntos me dijo, Oye, tocayo, tu periódico tiene muy poca
publicidad. Es cierto, le dije, el gobierno y los empresarios nos bloquean.
Entonces
me preguntó, ¿aceptarías que te enviara una?... y empezó a enviarme
regularmente avisos de una llantera que poseía. Me dijo: cuando los demás
empresarios de llanteras vean esto, pensarán, Slim lo hizo apoyándose en un
buen estudio de mercadeo, y van a empezar a enviarte publicidad ellos también.
Así fue, efectivamente. A partir de entonces, Slim nunca dejó de apoyar al
periódico, pese a la presión del gobierno para no lo hiciera, y pese a que los
contenidos del diario no eran propiamente afines con su ideología.
Pero
una cosa lleva a otra, endemoniadamente, cómo no recordar aquí a un gran
ausente, pero tan presente siempre en nuestros corazones y en sus prodigiosas
novelas, Gabriel García Márquez. Nos estrenábamos con La Jornada montando los
primeros números Cero, y García Márquez, llega a visitarnos. Nos encuentra a
Carmen Lira y a mí, y nos dice: Escribí un relato sobre Chile y quiero que lo
publique La Jornada.
Yo
volteo a mirar a Carmen y luego a Gabriel,
y les digo, pero si ustedes saben bien que nosotros no tenemos ni en que
caernos muertos… No voy a cobrarte nada –me dice Gabo- es un regalo para La
Jornada… Dos días después su reportaje salió impreso en nuestras páginas. Le
llamé para agradecerle y para decirle que lo había vendido a diarios de los
otros dos estados. -Dónde te consigno los dineros de la venta –le pregunté… -Que
sean para el periódico –me dijo-. ¡O para la revolución!
4.
El crimen organizado y su vínculo orgánico con el poder político: En un
principio, en México las acciones de los narcotraficantes y las mafias se daban
principalmente en los territorios que ocupaban en los Estados periféricos.
Periodista que informaba al respecto, era periodista que amanecía muerto al
otro día.
El
centro del país, la ciudad de México vino a vivirlo en carne propia cuando en 1984 asesinaron en plena calle y de cinco
tiros por la espalda al periodista Manuel Buendía. Posteriormente, su asesino
aparecería a su vez asesinado, pero ya no de cinco tiros, sino de 120 puñaladas…
El día anterior, Buendía le había comentado a José Antonio Zorrilla, Jefe de la
Policía Política, que estaba a punto de publicar una lista con los nombres de
conocidas personalidades asociadas al narco. Zorrilla había sido el único que
estaba al tanto… Según la investigación posterior, el asesinato de Buendía fue
producto de una operación conjunta de las autoridades policiacas y el narcotráfico.
Treinta
años después, el crimen organizado campea por casi todas las regiones del país,
amparado con frecuencia por las autoridades…Todos los presentes conocemos bien
el caso aterrador de los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos
recientemente en el Estado de Guerrero. Este sea quizá el ejemplo más doloroso
de lo que puede llegar a hacer el crimen organizado, cuando su socio y cómplice
es la autoridad.
5.
La democracia: En este universo, en el que la democracia ha pasado a ser un
espejismo, o un autoengaño, me atrevo a preguntar dónde existirá realmente esa
libertad de expresión de la que hablamos… Porque cuando tratamos de defenderla,
¿qué estamos defendiendo?
No
dejo de pensar cuál es su exacta dimensión, y
si en su búsqueda y defensa como derecho inalienable, no hemos terminado
por trivializarla y vaciarla de contenido, como hace todo aquel que la esgrime
para difamar, para ocultar, para enriquecerse, para justificar el abuso de la
fuerza o del poder.
Confieso
que no tengo respuestas precisas para
este atolladero. Es más, ya va quedando poco de mi memoria….Me quedan sí,
intactas, las convicciones profundas. Las lecciones más hondas que aprendí
durante el ejercicio del oficio. Me gustaría enunciarles las que a mi entender,
son y seguirán siendo las básicas.
Creo
que los medios deben de tener un código de conducta periodística ceñido a una
ética estricta, que recorra de arriba abajo la tarea, a manera de guía y coraza protectora, que sea
ampliamente conocida y compartida tanto por los periodistas como por los
lectores. No se debe ejercer el derecho a la libertad de expresión para
calumniar, mentir, injuriar o denigrar, pues con ello solo la dejamos caer en
el vacío.
La
libertad de expresión sólo existe como parodia allí donde se violan los demás
derechos humanos. No olvidar que un periódico es producto de un quehacer
colectivo. Estar del lado de las víctimas, de los ofendidos y humillados, de
los pobres de la tierra, de los indefensos.
Ahí
donde hay violencia, ahí debe hacerse presente el periodista, sabiendo que con
su información podrá hacer retroceder la barbarie.
El
periodista no debe estar contra el Gobierno, pero sí ser siempre independiente
de él, enfrentándolo, alzando una voz crítica. El periodista debe asumir que la
profesión que ejerce, es de alto riesgo. … Cada periodista carga sobre sus
espaldas los peligros que debe aprender a sortear, y los halagos y prebendas
con los que no se dejará comprar. Puedo decirles a ustedes, que el periodismo,
cuando es honesto y va en serio, es una profesión de alto riesgo. Como puede
ser la de un minero que baja a las profundidades de un socavón
Vámonos
al remate: Dos son los hechos más importantes de mi vida: ingresar al Partido
Comunista Mexicano e ingresar al periodismo lugar… donde he pasado grandes
momentos, aventuras intensas y por supuesto los días más felices y gratos de mi
existencia.
Quiero
decir ante ustedes una cosa que tengo muy clara en medio de tantas dudas, y que
para mí es una certeza moral: sé que la libertad de expresión vive en quien
lucha por ella, palmo a palmo, poco a poco, o, a veces, a grades saltos, sin
descanso, sin temor, tratando de evadir las
zonas de peligro.
Sé
que la libertad de expresión es de quien la trabaja, como la tierra que soñó
Zapata.