En esta ocasión tengo el gusto de cumplir 20 veces al aire, en esta segunda temporada del Noticero del Canal 28 de Cable en Tejupilco. También es fecha en que se cumple un año del fraude electoral que privo al sector popular y mayoritario de gobernar México. Fraude descarado, contunde, organizado, avisado, previsible, cantado y cometido.
Participaron todos los represenatantes de los sectores de poder económico y politico que vieron amenazados sus interéses particulares. Intervinieron las grandes empresas, principalmente las dos cadenas de televisión abierta, TELEVISA Y TVAZTECA. Se prestó al fraude la prensa escrita, menos Proceso y La Jornada. Se allanó la radio con excepción de Carmen Aristegui y Gutierrez Vivo y su noticiero Monitor, quien ya pago las consecuencias de abrir sus micrófonos a Andres Manuel Lopez Obrador. Actores singulares del hurto de la voluntad popular, fueron la maestra Gordillo y el magisterio nacional y el Instituto Federal Electoral, quienes operaron de manera directa o encubierta, con disimulo o descaro.
Se entrometieron ciudadanos extranjeros como el ex-presidente de España Aznar o bien se uso la imágen del Presidente Chavez de Venezuela, sin ningún respeto, para amenazar y causar temor social.
Se intento impedir la candidatura del Peje con la colusión de los tres poderes federales de la nación: el Poder Ejecutivo-Fox, El Poder Legislativo-Pri, Pan y Poder Judicial-Mariano Azuela, Primer Magistrado de la Nación.
Intervino la Iglesia Católica y los grupos de fanáticos cobijados por esta cofradía. Cometieron fraude las asociaciones patronales, los consorcios alimentarios, refresqueras, Bancos y Financieras. Ahora se sabe que hasta el chino de los 205 millones de dolares efectivos fué parte del arsenal utilizado para impedir que ganara Lopez, como terminaron llamando, la reacción mezquina, racista y soberbia, al candidato representante de muchos millones de mexicanos pobres, desesperados y fastidiados por las injusticias y contrastes.
Y apenas y consiguieron contabilizar un triunfo marginal de medio punto porcentual del gran total elector, inédito hasta entonces. Número relativo que apenas y se traduce en menos de 200 mil votos. Se desoyo el "Casilla por Casilla y Voto por Voto" que hubiese revertido el resultado. Las huellas del fraude son muchas y estan todavía vigentes.
A un año de distancia se chacotea en los medios, con la no comparecencia de AMLO a los debates arreglados o al "ya callate chachalaca" muy coloquial, o al plantón en las calles del centro del DF. Perdió el solito, dicen, quienes medran con los resultados frágiles y enclenques.
A un año del atropello a la voluntad popular, Andres Manuel se ha repuesto. El trabajo diario, personal y constante le ha devuelto el lugar que merece, y la máxima de que lo que no destruye fortalece permite que su voz resuene con estridencia al momento de las definiciones políticas. Cero Negociación. Vale recordar que Lopez Obrador reune en su naturaleza las características que hacen del carácter nacional virtudes y vicios: la constancia, terquedad, necedad y nobleza.
Para muestra de buen gobierno, un boton:
Integro el Consejo Consultivo del Centro Histórico: el cardenal Norberto Rivera, el ingeniero Carlos Slim, el historiador Guillermo Tovar y de Teresa, Jacobo Zabludovsky... Fue decisiva la voluntad política de López Obrador, quien asistía acompañado de sus colaboradores a las reuniones mensuales del Consejo, para rescatar el centro en menos de seis años.
Cambió el drenaje y la red de agua potable instalados hacía más de un siglo. Quedaron ocultos bajo tierra los ductos para la telefonía, electricidad y televisión por cable... Todo eso, ahora invisible, está bajo el nuevo adoquín inspirado en el de Roma, que resultó para esta ciudad más adecuado que el de París. Los postes de la luz unificaron su estilo adecuado al paisaje urbano, aparecieron papeleras antes inexistentes. Reubicaron y sustituyeron por casetas de aluminio y vidrio los viejos y anárquicos puestos de los vendedores de periódicos. El Paseo de la Reforma fue rehecho con nuevas banquetas, como la avenida Juárez, en ruinas desde el temblor. Las fachadas más hermosas del centro fueron iluminadas por primera vez. Algunas calles se limpiaron de basura y de malandrines, como la de Guatemala, atrás de Catedral, de la cual María Félix dijo con acierto que apestaba a orines y en la que no se podía caminar ni de día por las pandillas de rufianes adueñados de manzanas enteras. Lograron que todos los días, más los domingos, decenas de miles de turistas, la mayoría mexicanos, fueran a pasar el día al centro... (se) estimularon a los dueños de predios, a los inversionistas y a los empresarios a construir hoteles, oficinas, departamentos, a abrir restaurantes y fomentar espectáculos gratuitos. Y vivienda popular. Se logró algo intangible: amar el lugar donde hace 700 años nació un gran imperio, albergue de la primera imprenta de América, la primera Universidad, la primera Casa de Moneda, el primer hospital, donde había poesía y cultivo de las artes plásticas, y del movimiento de los astros habían deducido un calendario exacto. Un lugar donde ya había una cultura sólida cuando en otros lugares de lo que después se llamaría América era habitado por manadas de potros y bisontes pastando.
Integro el Consejo Consultivo del Centro Histórico: el cardenal Norberto Rivera, el ingeniero Carlos Slim, el historiador Guillermo Tovar y de Teresa, Jacobo Zabludovsky... Fue decisiva la voluntad política de López Obrador, quien asistía acompañado de sus colaboradores a las reuniones mensuales del Consejo, para rescatar el centro en menos de seis años.
Cambió el drenaje y la red de agua potable instalados hacía más de un siglo. Quedaron ocultos bajo tierra los ductos para la telefonía, electricidad y televisión por cable... Todo eso, ahora invisible, está bajo el nuevo adoquín inspirado en el de Roma, que resultó para esta ciudad más adecuado que el de París. Los postes de la luz unificaron su estilo adecuado al paisaje urbano, aparecieron papeleras antes inexistentes. Reubicaron y sustituyeron por casetas de aluminio y vidrio los viejos y anárquicos puestos de los vendedores de periódicos. El Paseo de la Reforma fue rehecho con nuevas banquetas, como la avenida Juárez, en ruinas desde el temblor. Las fachadas más hermosas del centro fueron iluminadas por primera vez. Algunas calles se limpiaron de basura y de malandrines, como la de Guatemala, atrás de Catedral, de la cual María Félix dijo con acierto que apestaba a orines y en la que no se podía caminar ni de día por las pandillas de rufianes adueñados de manzanas enteras. Lograron que todos los días, más los domingos, decenas de miles de turistas, la mayoría mexicanos, fueran a pasar el día al centro... (se) estimularon a los dueños de predios, a los inversionistas y a los empresarios a construir hoteles, oficinas, departamentos, a abrir restaurantes y fomentar espectáculos gratuitos. Y vivienda popular. Se logró algo intangible: amar el lugar donde hace 700 años nació un gran imperio, albergue de la primera imprenta de América, la primera Universidad, la primera Casa de Moneda, el primer hospital, donde había poesía y cultivo de las artes plásticas, y del movimiento de los astros habían deducido un calendario exacto. Un lugar donde ya había una cultura sólida cuando en otros lugares de lo que después se llamaría América era habitado por manadas de potros y bisontes pastando.
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