Si una revolución es un movimiento de cambio, en los principios políticos con que se gobierna un Estado, se puede afirmar que México transita por un proceso revolucionario que ya dura dos decenios y que a la fecha, todavía se puede considerar incruento.
Son íconos en la historia, las revoluciones que marcaron a la humanidad. La Revoluciona Francesa de 1789. La inglesa, anterior en el tiempo y en la forma, a principios del siglo XVII. La Revolución Rusa, más tarde en octubre de 1917 y la Revolución Cubana de 1959.
Mientras que la inglesa recibió el flemático nombre de Revolución de Terciopelo, por la prontitud en los acuerdos y la celeridad en la transición; la francesa es una revolución ejemplar, por la extensión y profundidad de los cambios, el deseo de venganza, la irrupción de las clases sociales sometidas y por sentar las bases del mundo contemporáneo
La Revolución Rusa, en cambio, es un movimiento inesperado, radical, detonador y precursor de formas novedosas de organización y cooperación económica; de sometimiento, control y despotismo. Marca la aparición de las democracias políticas, con economía social y planificada.
La Revolución cubana representa a su vez, la primera revuelta de una población completa, en contra de una clase social sometida y dependiente a un Estado extranjero.
La quinta gran revolución mundial, cuarta en el tiempo entre las mencionadas, es la de México. Revolución popular, sangrienta y decidida, la mexicana es el cambio de un estado oligárquico primitivo y dependiente, por una república.
Revolución singular, triunfante, que terminó con formas arcaicas de poder como el latifundio, la tienda de raya y el diezmo religioso. Verdadera independencia que restituyo bienes, usos y costumbres. Liberó encantos y fuerzas y el espíritu mismo de una nación que no termina de fundarse. Propicio un sentido de unión, orgullo, belleza por ser y vivir en México
Revolución amenazada que ve en nuestros días, en tanta injusticia, miseria, engaño y cinismo, el retorno, de los grandes derrotados de antaño: los terratenientes, acólitos, especuladores y embajadores imperiales. Los mismos que fueron desplazados por la fuerza, porque no existe en el campo de la explotación irracional del hombre por el hombre, voluntad de convivencia armónica, equitativa y honesta. Porque nuevamente se ciernen en el horizonte advertencias, presagios y acechanzas.
Si la revolución de 1910 costo un millón de vidas, la contrarrevolución del PRIAN, ha ocasionado que más de 5 millones de mexicanos, hayan tenido que marcharse del país, destruyendo familias, abandonar sus tierras. México ha dejado de ser autosuficiente en alimentos. Ha dejado de educar a sus hijos y ha rendido la rectoría económica, laboral y capital, como los bancos, por ejemplo, fertilizantes o ferrocarriles, se dice inminente la venta de la cervecería Modelo y se insiste, provocadoramente, en subastar de una y mil maneras PEMEX.
Son íconos en la historia, las revoluciones que marcaron a la humanidad. La Revoluciona Francesa de 1789. La inglesa, anterior en el tiempo y en la forma, a principios del siglo XVII. La Revolución Rusa, más tarde en octubre de 1917 y la Revolución Cubana de 1959.
Mientras que la inglesa recibió el flemático nombre de Revolución de Terciopelo, por la prontitud en los acuerdos y la celeridad en la transición; la francesa es una revolución ejemplar, por la extensión y profundidad de los cambios, el deseo de venganza, la irrupción de las clases sociales sometidas y por sentar las bases del mundo contemporáneo
La Revolución Rusa, en cambio, es un movimiento inesperado, radical, detonador y precursor de formas novedosas de organización y cooperación económica; de sometimiento, control y despotismo. Marca la aparición de las democracias políticas, con economía social y planificada.
La Revolución cubana representa a su vez, la primera revuelta de una población completa, en contra de una clase social sometida y dependiente a un Estado extranjero.
La quinta gran revolución mundial, cuarta en el tiempo entre las mencionadas, es la de México. Revolución popular, sangrienta y decidida, la mexicana es el cambio de un estado oligárquico primitivo y dependiente, por una república.
Revolución singular, triunfante, que terminó con formas arcaicas de poder como el latifundio, la tienda de raya y el diezmo religioso. Verdadera independencia que restituyo bienes, usos y costumbres. Liberó encantos y fuerzas y el espíritu mismo de una nación que no termina de fundarse. Propicio un sentido de unión, orgullo, belleza por ser y vivir en México
Revolución amenazada que ve en nuestros días, en tanta injusticia, miseria, engaño y cinismo, el retorno, de los grandes derrotados de antaño: los terratenientes, acólitos, especuladores y embajadores imperiales. Los mismos que fueron desplazados por la fuerza, porque no existe en el campo de la explotación irracional del hombre por el hombre, voluntad de convivencia armónica, equitativa y honesta. Porque nuevamente se ciernen en el horizonte advertencias, presagios y acechanzas.
Si la revolución de 1910 costo un millón de vidas, la contrarrevolución del PRIAN, ha ocasionado que más de 5 millones de mexicanos, hayan tenido que marcharse del país, destruyendo familias, abandonar sus tierras. México ha dejado de ser autosuficiente en alimentos. Ha dejado de educar a sus hijos y ha rendido la rectoría económica, laboral y capital, como los bancos, por ejemplo, fertilizantes o ferrocarriles, se dice inminente la venta de la cervecería Modelo y se insiste, provocadoramente, en subastar de una y mil maneras PEMEX.
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