De todas las aberraciones, la castidad es la más extraña
Anatole France
Anatole France
México vive un festín parricida. Una orgía decadente de sangre sudor y lagrimas. La realidad nacional transita por el derrumbe de la autoridad paterna, la real autoridad sobre la que se construyó el estado mexicano y en la molicie, en la debacle se apiñan en feroz mojiganga, los nuevos amos del poder: la ganancia y Dios
Muerto el rey, viva ¿quien? En el vacio que, por elemental regla física, siempre es ocupado por otro, sin recato alguno, sinvergüenza diría, se arrebatan los despojos que quedan, de lo que alguna vez fue, pilar y el baluarte de la nación: el padre
Y no basta ya, buscar en la fórmula clásica de jefe, amo, rey y padre, el pináculo de la sociedad. Mucho peor, los espejismos sociales y la inmediatez de la manipulación mediática, convierte a la opulencia, la usura y la riqueza en la cúspide por alcanzar, bendecido todo por el manto creyente, que imagina la vida en otra parte, menos en quien la realmente la engendra.
Porque la pregunta central es ¿quien da la vida?. La respuesta es inmediata: El Padre y ¿cuáles son las regalías esperadas por el gran donador? Nada, decía Aristóteles, solo las gracias. Y entonces, el negocio, la manipulación y bendiciones ¿como las cobramos? chillan los mercaderes del mal.
Porque creer en la presencia divina, al momento de la concepción, es tan absurdo como venerar al poderoso por su riqueza. El colmo, es que el enredo es tan complejo, los golpes asestados en contra de la autoridad soberana, encarnada en el Presidente de la República, mortales, que los mismos argumentos, se vuelven en contra de todo.
Bien apuestan los gringos, el Estado más terrorista y asesino de toda la historia de la humanidad, toda, al In God we trust, en Dios confiamos. Por no saber que The Trust is our God, la transliteración significa, el negocio es nuestro Dios. Pero los cónsules del gran Eunuco Blanco, proclaman la potestad de la vida. De risa, pues la humanidad no se alcanza, hasta que llega el acceso mágico de la palabra, ni antes ni después. Sentimientos y afectos de lado, el bebe es un animalito, mientras no comienza con el Dada Gugu.
Igual y hay vida en el sudor, o las execrencias mas humanas. Envalentonados gritan todos, y el México descabezado es un barullo sin opciones. Dice la Reyna Magisterial, “comienza el ciclo escolar con 5 mil millones de niños", y la pobre no sabe ni aritmética… así esta todo el gremio de maestros, pero aquí en Tejupilco, rebuznan los líderes del magisterio “del estado”, como si creyeran cierto que lo menor, está por encima de lo mayor; que los 32 virreyes estatales pasan primero que el Rey.
Se pierde la visión en del bosque de los asesinatos y la delincuencia, todo para lucir a las hordas desesperadas de blanquitos, obligados a marchar por un México que nadie quiere, pero que todos sufrimos, para que a diario se incremente la cuenta de muertos y nadie diga esta boca es mía. A pesar, que las mantas que cuelgan los piratas del Caribe nacional, señalan y apuntan claramente, los nombres y cargos de los protectores de los vicios que envenenan nuestro sentir, pensar y decir.
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