Ayer que preparaba un terreno en mi rancho, reparé en un hallazgo que bien podría calificarse descubrimiento del hilo negro; para otros será una tautología, una verdad de cuitas o como dirían también, una sentencia propia del filosofo, ese de marras, el de Güemes. Algo qué, de tan elemental, resulta obvio y evidente. Y si “agua que no corre es charco” asi, lo que no se arranca de raíz, se fortalece.
Tras más de dos años sin poder atender personalmente, me di cuenta que los jardines en mi propiedad se han cubierto de un sinnúmero de plántulas, bosque, ramas y plagas vegetales. Que la poda ocasional y aún frecuente de las ramas que sobresalen, molestan y distorsionan el equilibrio natural y la belleza propia de este lugar, lejos de acabar con su presencia, la fortalecen. Que los peones que han mantenido la finca solo se limitaron a cortar, a podar superficialmente aquello que sobresalía y no a remediar los males, en virtud del carácter temporal de su trabajo, la falta de compromiso, por su natural pereza y falta de educación, en valores como el gusto, lealtad, honestidad y la responsabilidad.
Estuve reflexionando -ese trabajo de verse reflejado-. No hay solución posible a los males que aquejan y golpean a la sociedad mexicana si no se arrancan de raíz. Y al igual que el “chayotillo” o las diversas variedades de ortigas que lastiman y acaban con el pasto de los jardines, la poda superficial, renueva la plaga, endurece las raíces y propaga la simiente mas allá de donde se origino.
Por ejemplo, el narcotráfico en México es un caso ilustrativo. Casi nadie recuerda los nombres de Caro Quintero, Don Neto o el Güero Palma, quienes hacían del cultivo de la marihuana, un gran negocio nacional de exportación. Como olvidar el decomiso de los centenares de hectáreas, sembradas de mariguana en el Rancho “El Búfalo” en Chihuahua. Las declaraciones de estos campesinos emprendedores, pidiendo la libertad necesaria, para proseguir, porque, decían “pagamos la deuda externa”. Eran los años en que el asunto del endeudamiento reconocido, constituía el problema mayor de México.
Y en vez de solucionar el asunto de raíz, renegociar el endeudamiento, quitar, disminuir los montos y tasas de los créditos, se opto por atender los reclamos e imposiciones de nuestros acreedores, los organismos internacionales financieros, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y resignarse como nación, a pagar lo imposible. Y en el colmo, diría Javier Solís, “Entrega Total”, a integrarse, depender del comercio comercial y financiero: esto y solo esto es el Tratado de Libre Comercio, una capitulación disfrazada, derrota anticipada de todo México.
Tras más de dos años sin poder atender personalmente, me di cuenta que los jardines en mi propiedad se han cubierto de un sinnúmero de plántulas, bosque, ramas y plagas vegetales. Que la poda ocasional y aún frecuente de las ramas que sobresalen, molestan y distorsionan el equilibrio natural y la belleza propia de este lugar, lejos de acabar con su presencia, la fortalecen. Que los peones que han mantenido la finca solo se limitaron a cortar, a podar superficialmente aquello que sobresalía y no a remediar los males, en virtud del carácter temporal de su trabajo, la falta de compromiso, por su natural pereza y falta de educación, en valores como el gusto, lealtad, honestidad y la responsabilidad.
Estuve reflexionando -ese trabajo de verse reflejado-. No hay solución posible a los males que aquejan y golpean a la sociedad mexicana si no se arrancan de raíz. Y al igual que el “chayotillo” o las diversas variedades de ortigas que lastiman y acaban con el pasto de los jardines, la poda superficial, renueva la plaga, endurece las raíces y propaga la simiente mas allá de donde se origino.
Por ejemplo, el narcotráfico en México es un caso ilustrativo. Casi nadie recuerda los nombres de Caro Quintero, Don Neto o el Güero Palma, quienes hacían del cultivo de la marihuana, un gran negocio nacional de exportación. Como olvidar el decomiso de los centenares de hectáreas, sembradas de mariguana en el Rancho “El Búfalo” en Chihuahua. Las declaraciones de estos campesinos emprendedores, pidiendo la libertad necesaria, para proseguir, porque, decían “pagamos la deuda externa”. Eran los años en que el asunto del endeudamiento reconocido, constituía el problema mayor de México.
Y en vez de solucionar el asunto de raíz, renegociar el endeudamiento, quitar, disminuir los montos y tasas de los créditos, se opto por atender los reclamos e imposiciones de nuestros acreedores, los organismos internacionales financieros, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y resignarse como nación, a pagar lo imposible. Y en el colmo, diría Javier Solís, “Entrega Total”, a integrarse, depender del comercio comercial y financiero: esto y solo esto es el Tratado de Libre Comercio, una capitulación disfrazada, derrota anticipada de todo México.
Por eso se puede afirmar, aunque no sea una opinión muy bien vista, que el problema actual del narcotráfico tiene su raíz, en la dependencia y sumisión de los destinos nacionales, a los intereses de los Estados Unidos, los grandes consumidores, devoradores de mota y cualquier clase de estupefacientes. El Tratado de Libre Comercio con América del Norte, ha arrojado a millones de compatriotas a la necesidad de emigrar, en búsqueda de un sustento y también a integrarse a la delincuencia y al narcotráfico, esa que desorganizadamente se extiende, frente a la complacencia de los jardineros temporales, políticos desleales e inexpertos, que se han apoderado de la administración pública, el (des)gobierno del país y simulan el ejercicio de la política, en provecho estrictamente personal y de camarillas, a cualquier costo, sin sensibilidad ninguna.
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