Se insiste en derrumbar el optimismo social, la alegria de la gente. No se ha detenido el retroceso apresurado de México, a las peores épocas de nuestra incipiente historia. Vale la pena recordar que esta nación, apenas cumple 200 años de existencia, una nada comparada a las centurias de vida que cuentan los Estados europeos, menos aún ante los milenios de China, India o Egipto.
Pero el asalto a la torre principal no se contiene. El Distrito Federal y hay que demarcarlo así, no la Ciudad de México, menos "el Valle", como le llaman los toluqueños apocados, engreídos y ambiciosos, se ha convertido en el bastión liberal, en la plaza de la conciencia, sede de toda cultura y expresión de libertad, organizada y gobernada por el partido único de oposición.
Desde las elecciones fraudulentas de hace dos años, que convirtieron a Felipe Calderón en dueño de la Presidencia de la República Mexicana, no ha habido día en que se incrimine, ataque, acose de mil maneras, al movimiento, la esencia y espíritu de la izquierda nacional. Este mes de abril, de año de elecciones políticas, se ha desbordado la iniciativa furiosa en contra, más que de los chilangos o de los capitalinos, del estilo, forma y pensamiento que representan: libertad, tolerancia y respeto.
Ha sido el fantasma del agua primero y ahora la influenza porcina. Son experimentos ensayados con anterioridad en otras latitudes y con el mismo propósito: reprimir, someter y dominar.
A diferencia de otros tiempos, de cuyo registro no hay antecedentes cercanos, mas bien remotos –y no me refiero al consumo de la cannabis- que datan de 1833, cuando las epidemias de cólera y peste, diezmaban a una población ignorante y temerosa.
Hoy en cambio se han confabulado la Dictadura constitucional, con los sectores más reaccionarios y conservadores, al amparo de medios de comunicación desbocados, para aterrorizar a la población atribulada y desprotegida.
Porque las opciones que repiten sin cesar no dejan espacios para disentir o para pensar de manera diferente. Es particularmente significativo que ante el anuncio de los brotes de la enfermedad, se haya señalado al DF y al Estado de México como caldo de cultivo, junto con la repetición hasta el hartazgo de las seguridades, de los beneficios de los medicamentos, tanto como la celebración de los rituales religiosos católicos. Ver misales dominicales en la televisión abierta es solo oportunismo, es reforzamientos de ignorancia y miedo, justo los componentes esenciales de toda creencia religiosa, hoy y siempre.
Es la misma receta que se repite en los anuncios que supuestamente celebran nuestra vocación democrática. Hay voyeristas, inspectores, credenciales y cuanta mecánica garantiza el éxito y transparencia de un proceso electoral, donde los actores son los mismos que se han aliado al poder, quienes no están dispuestos a cederlo ni compartir el gobierno, si no es que se les arrebate, por otros medios.
Y no hay que señalar exclusivamente a esos prevaricadores profesionales, que hacen de la vida política un programa de televisión; los Beltrones, Gamboa, los “Chuchos”, Germancito etc. etc. Hay que observar las formas que adopta la lucha por los poderes locales. En este sur de México abundan los ejemplos de Diputados que se convierten en Alcaldes, legisladores locales que brincan a la legislatura federal, jefes delegacionales, funcionarios públicos, regidores desatados. Es la compra y venta indiscriminada, de candidaturas y son depredadores de puestos públicos que pasan del PRI al PAN y de ahí al PRD, como en Temascaltepec, en Tejupilco, en Amatepec, Luvianos, con tal de conseguir su objetivo: conservar el poder por el poder.
No hay nobleza, nacionalismo, sinceridad, voluntad de servicio. Son la ambición, los compromisos y el delirio. En este momento toda la dictadura política en el Estado de México, la conformada por quienes perviven de los dineros públicos, de nuestros impuestos, del trabajo de todos, se imaginan que el “carro completo” priista, es la llave que asegura la candidatura de Peña Nieto a la presidencia de México y sin duda están dispuestos a defender de cualquier otro, el botín político, así sea a costa de crear escenarios de pánico, de cortar el suministro del agua o de cancelar las clases escolares, total, entre menos conciencia tenga la población, mas fácil se manipula y domina.
Pero el asalto a la torre principal no se contiene. El Distrito Federal y hay que demarcarlo así, no la Ciudad de México, menos "el Valle", como le llaman los toluqueños apocados, engreídos y ambiciosos, se ha convertido en el bastión liberal, en la plaza de la conciencia, sede de toda cultura y expresión de libertad, organizada y gobernada por el partido único de oposición.
Desde las elecciones fraudulentas de hace dos años, que convirtieron a Felipe Calderón en dueño de la Presidencia de la República Mexicana, no ha habido día en que se incrimine, ataque, acose de mil maneras, al movimiento, la esencia y espíritu de la izquierda nacional. Este mes de abril, de año de elecciones políticas, se ha desbordado la iniciativa furiosa en contra, más que de los chilangos o de los capitalinos, del estilo, forma y pensamiento que representan: libertad, tolerancia y respeto.
Ha sido el fantasma del agua primero y ahora la influenza porcina. Son experimentos ensayados con anterioridad en otras latitudes y con el mismo propósito: reprimir, someter y dominar.
A diferencia de otros tiempos, de cuyo registro no hay antecedentes cercanos, mas bien remotos –y no me refiero al consumo de la cannabis- que datan de 1833, cuando las epidemias de cólera y peste, diezmaban a una población ignorante y temerosa.
Hoy en cambio se han confabulado la Dictadura constitucional, con los sectores más reaccionarios y conservadores, al amparo de medios de comunicación desbocados, para aterrorizar a la población atribulada y desprotegida.
Porque las opciones que repiten sin cesar no dejan espacios para disentir o para pensar de manera diferente. Es particularmente significativo que ante el anuncio de los brotes de la enfermedad, se haya señalado al DF y al Estado de México como caldo de cultivo, junto con la repetición hasta el hartazgo de las seguridades, de los beneficios de los medicamentos, tanto como la celebración de los rituales religiosos católicos. Ver misales dominicales en la televisión abierta es solo oportunismo, es reforzamientos de ignorancia y miedo, justo los componentes esenciales de toda creencia religiosa, hoy y siempre.
Es la misma receta que se repite en los anuncios que supuestamente celebran nuestra vocación democrática. Hay voyeristas, inspectores, credenciales y cuanta mecánica garantiza el éxito y transparencia de un proceso electoral, donde los actores son los mismos que se han aliado al poder, quienes no están dispuestos a cederlo ni compartir el gobierno, si no es que se les arrebate, por otros medios.
Y no hay que señalar exclusivamente a esos prevaricadores profesionales, que hacen de la vida política un programa de televisión; los Beltrones, Gamboa, los “Chuchos”, Germancito etc. etc. Hay que observar las formas que adopta la lucha por los poderes locales. En este sur de México abundan los ejemplos de Diputados que se convierten en Alcaldes, legisladores locales que brincan a la legislatura federal, jefes delegacionales, funcionarios públicos, regidores desatados. Es la compra y venta indiscriminada, de candidaturas y son depredadores de puestos públicos que pasan del PRI al PAN y de ahí al PRD, como en Temascaltepec, en Tejupilco, en Amatepec, Luvianos, con tal de conseguir su objetivo: conservar el poder por el poder.
No hay nobleza, nacionalismo, sinceridad, voluntad de servicio. Son la ambición, los compromisos y el delirio. En este momento toda la dictadura política en el Estado de México, la conformada por quienes perviven de los dineros públicos, de nuestros impuestos, del trabajo de todos, se imaginan que el “carro completo” priista, es la llave que asegura la candidatura de Peña Nieto a la presidencia de México y sin duda están dispuestos a defender de cualquier otro, el botín político, así sea a costa de crear escenarios de pánico, de cortar el suministro del agua o de cancelar las clases escolares, total, entre menos conciencia tenga la población, mas fácil se manipula y domina.
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