EMILIO RABASA

247 empleos ha perdido diariamente
el EdoMex en 2009

Emilio Rabasa, al igual que Andrés Molina Enríquez, Luis Cabrera o los Hermanos Flores Magón encontraron en el llamado Positivismo Mexicano, el rigor para que al analizar, el presente y el pasado, fuera posible, dentro de una amplia gama de matices, realizar una crítica del sistema político mexicano. De su obra fundamental, La Constitución y la Dictadura, cito a Don Emilio.

“La historia de México independiente, en lo que tiene de trascendental, cabe en las biografías de tres presidentes: Santa Anna, Juarez y Diaz”

Tras ser Gobernador de su estado natal Chiapas. Emilio Gamboa se traslado a México, en donde se desempeño como ministerio público, Juez, Procurador del DF y Senador, antes de representar al gobierno de Victoriano Huerta en las Conferencias de Niágara Falls en Ontario Canadá, evento que marco su biografía de manera negativa, durante mucho tiempo
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“(Santa Anna) parece deparado para seguir en todos sus vaivenes, merced a su flexibilidad desconcertante, los movimientos contrarios de un periodo sin orientación; época de anarquía de partidos, de infidencia en los principios, de gobiernos que revolucionan, de ejércitos que se rebelan, de vergüenzas que no sonrojan y de humillaciones que no ruborizan.”

Del año 2000 al 2008 la asignación de fondos públicos a 16 partidos políticos, 8 de los cuales no cuentan con representación en el Congreso de la Unión, ascendió a 29,650 millones de pesos, con el agravante de que en el año 2006, el electorado y la sociedad en general recibió 800 mil mensajes de los partidos políticos, a través de los medios de comunicación y en este año, seremos bombardeados por un total de 23 millones de spots.

“Juarez, el dictador de Bronce, reúne escogidas las cualidades del caudillo de la Reforma; tiene la serenidad para el acierto, la tenacidad para la perseverancia, la intolerancia para el triunfo sin concesiones”

Con certeza afirma León García Soler que: “Con la razón a su favor, Andrés Manuel López Obrador tiró pa’l monte y adelantó el sufragio ahorrándose las dudas hamletianas de los promotores del voto anulado: consulta directa a las masas…, de manera que Marcelo Ebrard, el jefe de gobierno del DF, designara sustituta a la señora Brugada, la de foto y nombre en la boleta, y cargo asegurado por la voz del presidente legítimo, que es la voz del pueblo”.
De lo barroco a lo churrigueresco. Suicidio de la izquierda y retorno al mando unipersonal incontestable; ahora, sin el estigma de poderes metaconstitucionales de donador de bienes. Por eso se multiplican los ponentes en el simposio del voto anulado como expresión del desprecio deslegitimador del sistema plural de partidos y de los políticos camaleónicos (como los casos mas que patéticos, patológicos de Rubén Mendoza, el amanerado rival de Peña Nieto, en pos de la Gubernatura del Estado de México, convertido en Coordinador del PRI en el Valle de México o los achichincles que en Temascaltepec saltaron del PRI, donde ya asaltaron las arcas, ahora las filas del PRD)
“Ah, la desilusión amarga de la democracia sin adjetivos que trajo consigo la alternancia para empantanar la reforma del Estado y evitarnos el trance del cambio de régimen. El voto útil entronizó a Vicente Fox y se pudrieron las instituciones desmanteladas por los tecnócratas de la cleptocracia aristocratizante. Ahí sí hubo democratización efectiva, redistribución del botín hacedor de “comaladas sexenales” de millonarios, según la atinada frase de Emilio Portes G”

Queda entonces pelear por el derecho de los ciudadanos a elegir a sus gobernantes sin la intermediación obligada, exclusiva y monopólica de los partidos políticos. O hacer mutis, como el tercer Emilio de esta nota, Emilio Pacheco, premio Reina Sofía de Literatura de este año, quien se calificó a sí mismo como un observador consternado, que opta por la cobardía ante los acontecimientos en su país y en el mundo… poco antes de recibir un homenaje en la Ciudad de México, con motivo de su cumpleaños 70, Pacheco confesó sentirse excedido por la realidad y dijo optar por la cobardía de cerrar la boca para no ser responsable de nada.