“Algún día habrá que escribir algo sobre la incapacidad mexicana para
escribir cartas… para mantener una relación de amistad”. Es parte de una entrevista que le hacen a
Carlos Fuentes. Nuevamente acudo a mis amigos intangibles, queridos y admirados,
impelidos para la correspondencia virtuosa, en razón de su no presencia o por
ausencia.
Pero es que la atinada declaración de Alejandro González Iñárritu sobre
el cine de Superhéroes me ha removido las estructuras profundas de mi
inconsciente, tanto como lo hizo con las finanzas y los intereses de lo que le
llama “derecha” de Hollywood. Y necesito
escribir.
Pero antes platicaré sobre un hallazgo que encontré –así sucede en la
vida, uno se encuentra con lo que no espera- con un libro que forma parte de
una colección que compré hace cosa de 30 años, editada por el FCE en 1985.
Entonces además de soltero, estaba a cargo de una Gerencia General en una Empresa
Paraestatal grandota, donde cobraba un sueldazo y vivía solo para complacer mis
gustos. Amigo del Director General, mi tiempo laboral se consumía en leer con
avidez y comer y beber con refinamiento.
La biblia a que me refiero, se trata de una colección de 150 obras de
los mejores representantes de la literatura nacional. He leído la mayor parte
pero no todos, y había uno intocable por su volumen y porque no me había
asaltado con anterioridad la necesidad de encontrarme con amigos, con quienes
poder dialogar y aprender, frente al desierto intelectual que me rodea. Me
parece que con sabiduría, esta vez elegí conversar a través de sus letras con
las personas indicadas, en vez de viajar a la capital de la República a buscar
con quienes hacer lo mismo, muchas veces con poca fortuna. Porque los
verdaderos amigos, los que dan y reciben bienes y virtudes, de manera justa,
agradable y buena, no se cuentan por montones.
La obra a la que me refiero se titula “Protagonistas de la literatura
mexicana” y es una compilación de entrevistas de Emmanuel Carballo, con veinte
exponentes de la literatura mexicana, divididos en cinco capítulos: Ateneo de
la Juventud. El Colonialismo. Contemporáneos. Narradores de la Revolución y Posrevolucionarios;
y, Jóvenes Maestros (disponible en la Librería de Tejupilco La WeB ó N@D@). Son
tres mujeres (Nellie Campobello, Elena Garro y Rosario Castellanos) y el resto
son literatos, de los cuales me he prendado de José Vasconcelos, de Rafael F.
Muñoz, de Juan José Arreola, de Alfonso Reyes, de Torres Bodet, de Salvador
Novo y ahora ando en Carlos Fuentes, un buen amigo a quien ya conocía de manera
más personal, a través de sus obras magníficas.
Le pregunta Carballo a Alfonso Reyes ¿Qué fin persigue usted al
escribir?
Responde uno de los promotores del Ateneo de la Juventud: “Escribir es
como la respiración del alma, la válvula de mi moral. Siempre he confiado a mi pluma
la tarea de consolarme o devolverme el equilibrio, que el envite de las
impresiones exteriores amenaza todos los días. Escribo porque vivo”
Elegancia y elocuencia en el lenguaje. Envite es el desafío, la apuesta
del “resto” para ganar o perder, el “último jalón”. Es la majestad de los
poetas que con la palabra hacen que la lectura lleve a recrear la imaginación,
a que las ensoñaciones se disparen y que las mejores meditaciones las haga el
público entre sueños, en la paz serena de la noche. El poeta evoca y convoca.
Es la Llama Doble de Octavio Paz, son el Eros y el Tánatos que nos habitan, los
extremos que se mueven entre erotismo y sexo, placer y procreación, poesía y
periodismo.
En México existen héroes, pero no los reconocemos. Acabo de citar solo
algunos. La mayoría pasan desapercibidos. En cambio, abundan con desfachatez
los Superhéroes (solo vean la imagen que acompaña esta carta y comprenderán a
que me refiero) y toda una parafernalia para disuadirnos de la heroicidad real,
para convencernos (recuerden siempre esta palabrita que significa -con-venzua-
ser derrotado por un argumento pendejo) de la minusvalía de nosotros.
Entonces, cuando mi gran amigo Alejandro González Iñárritu restrega a la industria joligudense “A veces me
gusta (estas películas) porque son básicas y simples y van
bien con las palomitas de maíz. El problema es que a veces pretenden
ser profundas, basado en cosas como una especie de mitológica griega. Y
son, honestamente de derecha. Siempre los veo como si mataran a
la gente, porque no creen en lo que tú crees, o que no
estás siendo quién ellos quieren que seas. No me gusta eso,
y no respondo a esos personajes. Han sido veneno, esto es genocidio
cultural, porque el público esta sobreexpuesto a la trama y
explosiones y mierda que no significa ni quiere decir nada sobre la
experiencia de ser humano… Eso es lo que estoy diciendo. Superhéroes… sólo
la palabra héroe me molesta. ¿Qué chingados significa eso?
Es una falsa y engañosa concepción, el superhéroe. Entonces, la
forma en que aplican la violencia para ello, es ciertamente de
derecha. Si usted observa la mentalidad de la mayoría de esas
películas, en realidad se trata de personas que son ricos, que
tienen el poder, que van a hacer el bien, que van a matar a
los malos. Filosóficamente, es que no me gustan”
¡Vaya!
Revive leer estas declaraciones contundentes, precisas y directas contra toda
esa superestructura ideológica que cínicamente ha impuesto un manto de control
sobre la sociedad occidental, sobre México, para creer en mentiras y en ideas
justicieras extremistas, fascistas, absurdas.
No
se trata únicamente de las películas que imaginan las vidas de Superman y Batman
o las que retrotraen estampas de mediados del siglo pasado, basado en
personajes que ilustraban una invasión ideológica imperial, desde los EUA hacia
el resto del mundo: Flash Gordon, Iron Man, Hulk, Capitán América, Aquaman o
los Avengers. Son también las series de moda como CSI, Law & Order, The
Walkin Dead, Supernatural, donde el mensaje siempre es el mismo: nosotros
velamos por la paz y la seguridad del mundo, en contra de todos aquellos que
son diferentes a nosotros.
A
diferencia de estas producciones ideológicas, constitutivas de un acto de “genocidio
cultural” Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance) tramita un dilema contrario: el
virtuosismo de despojarse de un disfraz, el del Superhéroe Birdman y expresarse
como un actor reconocido por sus artes escénicas. La película ganadora de los premios
Oscar más importantes, abunda en situaciones complejas y con contenidos para
reflexionar en ellos –como por ejemplo el paso semidesnudo de Michel Keaton por
Time Squeare NY- los conflictos con la sexualidad, el alcohol y la marihuana,
con los diálogos dormidos que ve y escucha el protagonista ilusoriamente.
Actualmente
en México –y en el mundo-, dejar de creer en los Superhéroes, es tan difícil como
dejar de creer en Dios, o en la necesidad de combatir al crimen, militarizando
el país. Y por ello, el auxilio reclamado por Iñárritu tuvo una rápida
respuesta, plena del racismo con el que nos miran los dueños de las vidas y
destinos norteamericanas.
En la voz de Robert
Downey Jr., el actor mejor pagado de Hollywood con sus interpretaciones de moda
en el papel de Iron Man, respondió a la pregunta ¿qué opinaba sobre que “González
Iñárritu dice que las películas de superhéroes son un genocidio cultural”? El
actor, “enarcó las cejas y disparó su respuesta: Mire, yo le respeto. Creo que
para un hombre cuya lengua nativa es el español, ser capaz de armar una frase
como ‘genocidio cultural’ habla de lo brillante que es”.
Es un
testimonio del lugar en que han colocado las grandes corporaciones
multinacionales a los habitantes que vivimos debajo del Trópico de Cáncer. A
pesar de que el Iron Man de hojalata tiene un record marcado por los excesos,
el escándalo y el mundo delincuencial. A pesar de trabajar en más de 60 películas
–o quizás por eso- Downey Jr. “ha sido durante años la encarnación del enfant
terrible del cine estadounidense. Detenciones en callejones traseros, juergas
narcóticas, despidos en pleno rodaje y declaraciones intempestivas. El último
escándalo de su vida lo ha desatado, la respuesta dada al periódico The
Guardian, con un dardo xenófobo que denigra a México y a todos los
hispanoparlantes
Para Hollywood,
para Wall Street, para los complejos fabricantes de armamento y tecnología
bélica, los mexicanos somos únicamente bien vistos como consumidores y mano de
obra barata. Y el gobierno que encabeza Peña Nieto, sus empleados para aumentar
riquezas y su poder.
González Iñárritu,
con su triunfo cinematográfico golpea el mito que sostiene la petulante
creencia de la superioridad e inefabilidad del “american güey of live”. Y da
pie para pensar en héroes de carne y hueso, en Dioses cercanos a nosotros y en
la naturaleza de la mitología universal.
Habría que
recordar que en el análisis aristotélico de la duda o del pensamiento, se
distinguen tres clases de hombres. Me cito “El objeto del presente análisis es
la duda en el hombre, y debería añadirse el término malo, aunque tal vez
resulte excesivo. Porque los hombres buenos, los que hacen de la virtud su modo
de ser y con sus actos la felicidad de la psyché prácticamente no dudan. Estos
últimos, los mejores, son cada día más escasos y se les reconoce con tanta
dificultad que metafóricamente podría considerarse que no forman parte del
hombre común y corriente, los que si dudan… Tampoco se analizan los actos de
aquellos otros que por sus disposiciones naturales y sus acciones son
calificados como bestiales. Los brutos, por sus hábitos animales, que si no
dudan es debido a que no tienen uso de razón. Finalmente, no cabe en este
estudio la presencia de los sabios, quienes por vivir exclusivamente para y por
la parte más divina del hombre son llamados Dioses y ya no hombres. Los seres
superiores, los que no se cuentan sino con los dedos de la mano en una
comunidad, tampoco dudan, porque la duda es una elección entre el bien y el
mal, y en ellos no existe este dilema”.
Hombres,
Dioses y Sabios. Debo reconocer que este ensayo lo escribí hace 30 años y,
entonces, “la neta” (a tono con la mierda de propaganda partidista), ni me
acordé de las mujeres como heroínas y menos como deidades divinas. Pero si me
detuve con fuerza en el mecanismo de la duda, en el acto de pensar, en el
silogismo Principios-Deseo-Deliberación-Elección.
Son héroes
todos aquellos que emplean este sencillo y simple argumento, siempre y cuando
existan principios y de desee, delibere y elija en ese orden. De lo contrario,
habrá que esperar siempre que vengan los Superhéroes a salvarnos de los nacos,
de la prole, de los indios, de los pobres…
EPÍLOGO Para
esta Carta preparé más de 40 páginas de notas y apuntes, recortes y pegostes
sobre Héroes, Dioses y Mitos. Me zambullí en la mitología griega y luego en la
romana que reprodujo a la de sus maestros helenos. Pero también aproveché el
tema para revisar y tratar de entender la mitología nórdica, tan de moda con
las películas que tratan de elfos y princesas, de magos, dragones y guerreros...
Por supuesto que repasé una y otra vez el panteón prehispánico y por supuesto la
compleja y antiquísima teogonía egipcia.
Me extendí en
asuntos que fueron surgiendo “solitos”, la amistad, la literatura, la xenofobia
yanqui y quedará pendiente para otro día el análisis de estos personajes,
profundos y constantes, en comparación con el Superhéroe de la Cristiandad…
COLOFÓN Grabé
un comentario que me parece importante que lo revisen todos aquellos que les
interesa ser Héroes anónimos, felices de disfrutar de la vida simple, de la
familia, de la naturaleza y de la amistad: trata del trabajo y del estudio y lo
pueden encontrar en este enlace https://youtu.be/EPXMqMMMGno (escríbelo
o cópialo así, en la barra de tu
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