Monday, April 27, 2015

MITOS Y LEYENDAS: VIDAS PARALELAS

¿Qué significa para ti ser un escritor de izquierda?... Le preguntan a Carlos Fuentes quien se refiere a las ilusiones… “son necesarias para el despegue literario, y se refieren al poder que tiene la literatura para transformar el mundo”… y agrega “Se que tal poder no existe. Conozco los límites de la literatura y el papel efectivo que cumple: el de abrir la conciencia, a largo plazo” y concluye este razonamiento señalando que “Hoy en día no aspiro a concederle a mi trabajo gran trascendencia política: la política no se hace a través de la literatura ni la literatura a través de la política”
No podría ser de otra manera, lo sabemos a ciencia cierta todos aquellos que además de un saber y de mayor experiencia dedicados al oficio de escritor, contamos con una buena dosis de prudencia, a la que atinadamente llamaba Aristóteles “el mayordomo de la razón”.

Sea entonces: quien cree redimir al pueblo de México a través de la literatura, no camina bien ni derecho; pero quienes se nieguen a ver el poder que tiene la literatura en la procuración de la conciencia, en el ejercicio de la reflexión y la deliberación, en la materia del dialogo, además de ciego y sordo,  no sabe lo que dice.
“En los países europeos en donde la opinión pública está diversificada, donde existen partidos, sindicatos (sin líderes que se eternizan por años) parlamentos independientes, el escritor puede darse el lujo de ser únicamente un creador; en nuestro país se siente la obligación de ser algo más que un creador, de ser voz para numerosas personas que no la tienen. En un país como el nuestro donde existe un monopolio político (PRI +PANPRD y adláteres), donde funciona un magnavoz continuo de propaganda (Televisa y corifeos que la imitan), donde la opinión pública no se ha desarrollado, donde la irracionalidad asume las funciones de la razón, conviene que los escritores hablen a su pueblo”¹
Desde hace varios años (2006-2015) cumplo fielmente con esta obligación, reforzada y fortalecida con la presencia de los pilares que ha construido mi familia, a partir de su voluntad, vocación y amor por la región donde viven: Danzarte de Claudia, la estancia infantil Pingos Planet de Cristina y la Librería La WeB ó N@D@ de Carmen: Un conjunto de tareas y funciones, de sabiduría y belleza, de cuidados y amor, de deporte y gracia, de consulta e información, descubrimiento y magia.
Es así que conocí a un beocio de nombre Plutarco, por allá de los años 50 al 120 de nuestra era, durante el gobierno del emperador romano Claudio, que además de historiador, estudió filosofíaretórica y matemáticas en la Academia de Atenas, y que un buen día se dedicó a escribir las biografías comparadas de hombres en calidad de dioses, de héroes verdaderos, de Dioses humanos y por ellos mas divinos, que los que la imaginación recrea: Teseo – Rómulo, Licurgo - Numa Pompilio, Solón – Publícola, Temístocles – Camilo, Pericles - Fabio Máximo, Alcibíades – Coriolano, Arístides – Catón, Filopemen – Flaminino, Pirro - Cayo Mario, Lisandro – Sila, Cimón – Lúculo, Nicias – Craso, Alejandro - Julio César, Agesilao – Pompeyo, Foción - Catón el Joven, Tiberio y Cayo Graco, Demóstenes – Cicerón, Demetrio – Antonio y otros más.

Debo reconocer en esta Leyenda que me declaro ferviente admirador de Alejandro, de Pericles, de Julio Cesar, de Solón, Cicerón y de Temístocles. Ver las vidas de los Padres Políticos, los Reyes  que vivieron y gobernaron con Autoridad a Grecia y a Roma, genera vida y alumbra el camino por donde debemos seguir. Es importante destacar que Plutarco se propuso como objetivo extraer, en cada caso, el carácter moral del personaje, antes que la narración de los acontecimientos políticos de la época, por eso el tratamiento exhaustivo sobre la educación y natural disposición de las personas, y el relato de anécdotas, calculado para revelar la naturaleza del hombre. Las circunstancias que forjaron a los hombres.
Debo hacer un paréntesis, para asentar que en este momento, mientras escribo este mito, estoy escuchando el tercer movimiento de la Tercera Sinfonía de Ludwig Von Beethoven, Scherzo (Allegro), la marcha, andante, que lleva como título “La Heroica”, dedicada a Napoleón Bonaparte. Otro par de Dioses, cuyas vidas paralelas, hay que recordar y llevar consigo siempre, en el alma y corazón.
Al escuchar las notas vibrantes de la marcha, se me ocurrió que se pude jugar con esta misma idea, y aprovechar el desprecio que el sistema educativo público guarda hacia las vidas ilustres, de hombres y mujeres que han forjado la historia de México y recrear algo que pudiera intitularse Vidas Para-Lelos y comparar pompa y circunstancia de dos traidorcetes a la patria. Uno en vida, apoderado de la primera magistratura del país, la Presidencia de la República comprada a billetazos: Enrique Peña Nieto; y el otro, en referencia obligada,  por la triste herencia que forjó: Antonio López de Santa Anna.
Creo que la primera consideración que hay que establecer para revisar y comparar las vidas de estos dos antihéroes, es que con mucho, Don Antonio fue mucho más hombre e historia que “el chacal” de Atenco. Santa AnnaVivaracho y alegre, servicial y meloso con los superiores, zalamero, de adulaciones siempre a flor de labio… parece dispuesto a todo, por subir”.
Santa Anna, quien reuniría entre muchos otros pendones y medallas, títulos nobiliarios y ofertas, la de ser considerado “Alteza Serenísima” mientras asciendía en la pirámide social, en tiempos  que se remontan a la Colonia novohispana, “No hace nada más que cortejar a las señoritas o leer libros de la biblioteca del señor Dávila"…  es parte del surgimiento en él del vicio de la megalomanía… "gusta de los clásicos de Grecia y de la vida y obra del pequeño Bonaparte... lee ávidamente”.
Es la biografía de Santa Anna la de un extraordinario militar y General, que ordenaba con prontitud y perfección los ejércitos, los equipaba, vestía, reunía y convocaba: pero que fallaba terriblemente a la hora de las batallas. Se extraviaba, perdía el sentido militar, el pánico lo investía, se desataba en él una locura guerromaniaca equivocada, daba órdenes y contraórdenes y, con excepción de algunas victorias pírricas a lo largo de su vida militar, todas las grandes guerras libradas por este farsante culminaron en derrotas desastrosas, de amargas y terribles consecuencias
La ambición sin límites, vanidad e irresponsabilidad hizo que Antonio López de Santa Anna se convirtiera en el paradigma del fracaso militar. En el gobernante que sufrió las mayores pérdidas territoriales de la historia, solo atrás de Fernando VII Rey de España, que perdió un continente. Don Antonio tuvo que ceder, vender o reconocer la pérdida de un millón trescientos cincuenta mil kilómetros. Y si no fue un traidor, su vida ha sido un cúmulo de hechos marcados por la cobardía, torpeza y envidia, que hicieron posible que “EUA engrandece con el petróleo de Texas y el oro de California… México se convierte en una nación débil a la que no le queda sino la altivez…”
Quizás, uno de los aspectos más importantes que hay que descubrir al comparar a Santa Anna con Peña Nieto, son las circunstancias que les toco vivir y  el pueblo que les toco gobernar. Pero antes de seguir es necesario citar la obra principal que uso como fuente de referencia, se trata de “Santa Anna El dictador resplandeciente” de Rafael F. Muñoz (1936) editada por el FCE –que por cierto ha sido muy bien recibida y comprada en nuestra librería- El problema de leer a Santa Anna (Santa Ana, como la Madre de la Virgen María) es que corres el riesgo de embelesarte y terminar seducido y admirarlo.
Creo que eso es lo que le ha ocurrido a México y al PRI. Baste con reconoce que Enrique Peña Nieto (creo también que a diferencia de Santa Anna, este “balín” no sabe ni leer) y sus Reformas Estructurales significan para México: la entrega de 22 millones trescientos mil km cuadrados, derivado de la suma de los litorales mexicano que alcanza los 11,592.77 km2, más una superficie de 357,795 km2 de plataforma continental y una zona económica exclusiva de 21 millones 946 mil 825 km2. Sin incluir los productos extraídos del subsuelo:  el petróleo, gas, oro, plata que nuevamente se entregan a las mismas corporaciones que mandan en el Imperio norteamericano y que entre 1845 y 1848 invadieron y arrostraron a los soldados mexicanos mal comidos, peor dirigidos, abandonados, sin armamentos, pólvora ni municiones.
Es interesante destacar que Santa Anna pasó a la historia con dos motes infaustos “El Villano del Álamo” porque en uno de esos momentos de desequilibrio emocional que padecía, en la angustia y desesperación que lo acosaba, en campaña contra los independentistas, ordeno el fusilamiento de todos los “hermosos” presos (así se reconocían los texanos güeritos) y después la incineración de sus cadáveres, día y noche hasta que se consumieron en su totalidad y solo quedaron cenizas.
El otro epíteto fue el de “El Villano de Padierna”, el día en que más preocupado por no compartir la gloria de una batalla que pudo poner fin a la invasión norteamericana; cuando estaban encajonados en un barranco en las inmediaciones de Tacubaya la división Worth y la Twiggs, en medio de dos pinzas formadas por los ejércitos del General Gabriel Valencia (un ambicioso por igual, pero que en ese día expió todos sus errores y se batió hasta la muerte) y de su Alteza Serenísima, este prefirió mantenerse inamovible y no atacar sobre los yanquis, abandonar a sus compatriotas y ordenar la retirada.
Pocas veces mostró crueldad Santa Anna, pero en el Álamo sus continuados accesos de locura lo llevaron a ser odiado y defenestrado por los norteamericanos, que a la fecha no le perdonan su crimen. Un episodio muy parecido, diría idéntico, como pasará por siempre en México y Peña Nieto, mientras no aparezcan con vida los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa Guerrero.
Creo que es momento de establecer algunas hipótesis para poder seguir avanzando en estas Vidas Para-Lelos. Santa Anna es inconmensurablemente mayor a Peña Nieto, en una escala que parte del cero hacia lo negativo, pero en esa misma escala y sumado a Peña Nieto la parafernalia de lo que ambiguamente se llaman poderes fácticos: TV, prensa, institutos políticos, poderes legislativo y judicial, crimen organizado, clero. Hoy Peña Nieto es superior con mucho a Don Antonio.
Santa Anna fue un actor hipócrita y sinvergüenza que lo mismo “paseó” su pierna frente al público que le rindió honores y misales, que acaudillo asonadas, decenas de veces contra los gobiernos que el mismo creaba, recreaba y luego derrumbaba. Fue Presidente de México once veces y se le consideraba el único capaz de defender a la patria, de organizar el gobierno. Odiado y despreciado desde tiempo de los Virreyes de Mendoza, O’Donojú, luego por Agustín de Iturbide y por todos los Generales a quienes siempre uso y culpó de sus errores y derrotas, Santa Anna era un merolico, jugador, audaz, embaucador, mentiroso consumado, que se perdía en el juego de gallos hasta el delirio (cuentan entre tantas anécdotas, una que trata de la vez que estaba en una reunión de singular importancia con embajadores de Portugal y España y que de repente se  levantó tras ser informado por un propio… que el “espada de plata” su gallo mas ganador estaba enfermo…):  como militar, gobernante, como hombre, Peña Nieto es un petimetre que no resistiría un minuto frente al Benemérito de la Patria (otro de los títulos recibidos por el de Manga del Clavo)… Pero detrás de las cámaras, con un teleprompter, en sociedad con las mafias inmobiliarias, respaldado por los criminales con las armas que los EUA venden y venden y revenden. Peña Nieto es más poderoso y por eso el daño que ha causado a México hasta la fecha es muchísimo mayor: Peña Nieto ha enajenado y concedido 20 veces, lo que Santa Anna perdió por la fuerza de las armas, sumados vicios y defectos.
Santa Anna se declaro federalista y conservador, fue curro y “polko” moderado e insurgente. Luchó al lado del Virrey y del Ejército Trigarante. Inauguró el empleo del cortejo con una hermana  del Emperador Agustín I, la Princesa Nicolasa (vieja, gorda y fea), con tal de obtener peldaños en la corte imperial (hoy Televisa facilita este trance lo mismo a Peña Nieto con la Gaviota, que al marica de Chiapas con Anahí) Expidió proclamas y era expertísimo para los discursos y proclamas cursis y ridículas: derramaré hasta la última gota de mi sangre, mi vida política ha concluido, estoy para servir siempre a la nación…
Un espíritu parlanchín, diplomático, saludador… Santa Anna siempre le achacó al destino la derrota. Un dictador cruel y duro que uso de la leva forzada para juntar ejércitos; que impuso impuestos y alcabalas lo mismo a las ventanas que se abrieran hacia la calle, a quien tuviera un perro o por cada rueda  que usaran los carretones particulares.
Fue enemigo del clero de grandes riquezas, a quien le exigió cooperaciones y ayudas,  por la buena o por la mala. Llegó a levantar inventarios para conocer las riquezas que guardaban y escondían en sus templos, estos mercaderes de la fe. Fue tanto el odio clerical que cuando pasaban los americanos por Puebla, el arzobispo de la ciudad prefirió recibir a los invasores y celebrar Te Deums y todo el boato fársico clerical que auxiliar a los ejércitos mexicanos.
Santa Anna usó y se apoyó en Nicolás Bravo y en Valentín Gómez Farías, dos paladines inaugurales del liberalismo al cual pertenece Peña Nieto, y los comprometía o despedía a su antojo. Santa Anna siempre hizo lo que quiso. Peña Nieto en cambio obedece y allí esta su ángulo de mayor peligro. No chista y no cambia un ápice las ordenanzas provenientes de los EUA a través de su gestor (lobista dicen) Salinas de Gortari.
Esta historia habrá de continuar, pero por el momento no puedo concluir sin señalar que el gran culpable de la existencia de Peña Nieto y antes de Santa Anna, sin duda alguna es el pueblo, son la gente, aquella indolente y cobarde.
Son los léperos que en Puebla se abrazaron a los soldados gringos y bebieron pulque toda la noche entre cantos y risas y gritos, son los taxistas e el estado de México. Es la gente que vende su voto y se conforta con unos pesos y unas cuantas cosas. Son los mochos que se persignan y se pasean anunciando el Apocalipsis, que ríen al ver “sabadazo” y sufren y lloran con la Rosa de Guadalupe, que se emocionan con el futbol y juran que el partido de la selección nacional el día de las votaciones no va a interferir con la fiesta cívica. Son los “pochos” que idolatran la vida bestial de sus amos yanquis del “otro lado” Ese pueblo, esa mala estirpe de mexicanos es la responsable única.
En cambio TÚ con tu voto puedes cambiar el destino y echar abajo las reformas de su “Alteza Pendejísima” Enrique Peña Nieto: MORENA VA



¹ “Protagonistas de la Literatura Mexicana” Emmanuel Carballo

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