La escandalizada agresión, en contra de legisladores del Partido de la Revolución Democrática, parece irrelevante. Lo es. Quienes se espantan, no tiene la menor idea de lo que significa la lucha de clases, de lo que es el pueblo, lo que son las masas, el México de David Silva o Pepe el Toro. La izquierda, la bola, las mayorías, la gente, es muy desmadrosa. Son grupos difíciles de controlar y son personas desposeídas de todo excepto la vida, que es su don y ofrenda para el sacrificio.
Frente a los contingentes de mexicanos dispuestos a luchar por sus ideales, ha existido siempre una clase enquistada, apergollada, como sanguijuelas que aprovechándose, trepan a los movimientos sociales para lucrar y mantenerse en las élites.
Siempre he pensado que los enemigos de los movimientos sociales, vienen de aquellos que han adoptado la lucha revolucionaria, como hobby, modo, estilo o distinción. El tal Villoro, Federiquito Reyes Heroles, Krause o Carlos Fuentes, parodiando a Camus o Sartre, se arropan de las ideas sociales, las propias de la juventud y cual si fueran elixir las emplean para verse retratados en la vanguardia de las transformaciones, a pesar de que su ideología es retrógrada, obtusa y reaccionaria.
El mismo Octavio Paz, a quien le lloran por no ser inscrito en letras de oro, en el Congreso de San Lázaro, se sabe y bien, que no solo se opuso a las ideas de la Revolución Mexicana, sino que militó en grupos de corte fascista, en tiempos en que la Guerra Mundial reclutaba juventudes, deseosas de venerar a Hitler o Mussolini.
Pero lo que no tiene perdón es la forma, como la denominada Nueva Izquierda, la llamada de los Chuchos, pretende golpear en el PRD a López Obrador. Hacer el trabajo sucio al gobierno panista y principalmente, tratar de callar las voces críticas que todavía existen, en la sociedad mexicana. Censurar a la Jornada o a El Chamuco, por sus opiniones y caricaturas políticas, es igual a la persecución desatada por Porfirio Díaz, en contra de los Flores Magón, el Hijo del Ahuizote, o censurar los grabados de Guadalupe Posada.
No obstante en esta época cibernética, no tiene madre –y uso exactamente el lenguaje que tanto espanta a las buenas conciencias hipócritas- es querer silenciar un blog denominado senderodelpeje.blogspot.com. Todo un caso, fuente de inspiración, reconozco y acepto del mío propio.
Resulta que dos diputaditos del PRD, si oyó bien, del PRD, uno un panista, ex líder juvenil, miembro del comité directivo de Cuautitlan-PAN, Director de Educación, Gobierno… toda la carrera, de zángano y vividor que pelean y arañan, como todos los burócratas. Transmutado en el 2005, en perredista, se avienta a presentar una denuncia penal, por difamación, calumnias y amenazas contra este blog. El Otro tarado es además de diputado, hermano de Chucho Ortega, justo el rival de Andrés Manuel, dentro del PRD.
Son los vivillos que se indignan por decirle a la Ruth PANntaleta –que por cierto con eso de la voz y voto a los curas, diría yo, que en vez de solo agarrarle la piernita, esta, ya se bajo los chones- Son los enemigos de siempre, que se emocionan con la música del Alex Lora y el TRI, mueren de risa con Chespirito y gritan oleé al Pana, y eso únicamente por la filiación panista declarada, de estos figurones de la cultura nacional.
Son los cínicos que se desternillan al ver los capítulos del Privilegio de Mandar, se transportan al quinto cielo al escuchar los rebuznidos de Pedrito Ferriz de Con, y llegan a calenturas orgiásticas con las mendicidades de Mario Ramón Beteta o de Ciro Gómez Leyva. No obstante que diariamente estos terroristas, mustios y provocadores usan de los medios de comunicación, para injuriar, burlarse, descalificar, con desprecio. Con lenguaje higiénico pero denigrante.
Son los casos de Jorge Kahawage, quien preside el Partido de la Gordillo, mientras un ex secretario de esta ladrona, regentea la Lotería Nacional y entre ellos se adjudican contratos directos a sus propios negocios familiares, para luego irse de borrachos con el Mouriño, quien lleva rato haciendo lo mismo, tal y como lo demuestran los documentos mostrados por Andrés Manuel y que significará la brevedad inmediata, de la torpe carrera política de este ciudadano, de quien sabe dónde.
Es difícil mantenerse sereno. Cuando parece que es tiempo de hacer del lenguaje un arma de guerra que mueva conciencias dormidas, embriagadas, muertas en vida.
Frente a los contingentes de mexicanos dispuestos a luchar por sus ideales, ha existido siempre una clase enquistada, apergollada, como sanguijuelas que aprovechándose, trepan a los movimientos sociales para lucrar y mantenerse en las élites.
Siempre he pensado que los enemigos de los movimientos sociales, vienen de aquellos que han adoptado la lucha revolucionaria, como hobby, modo, estilo o distinción. El tal Villoro, Federiquito Reyes Heroles, Krause o Carlos Fuentes, parodiando a Camus o Sartre, se arropan de las ideas sociales, las propias de la juventud y cual si fueran elixir las emplean para verse retratados en la vanguardia de las transformaciones, a pesar de que su ideología es retrógrada, obtusa y reaccionaria.
El mismo Octavio Paz, a quien le lloran por no ser inscrito en letras de oro, en el Congreso de San Lázaro, se sabe y bien, que no solo se opuso a las ideas de la Revolución Mexicana, sino que militó en grupos de corte fascista, en tiempos en que la Guerra Mundial reclutaba juventudes, deseosas de venerar a Hitler o Mussolini.
Pero lo que no tiene perdón es la forma, como la denominada Nueva Izquierda, la llamada de los Chuchos, pretende golpear en el PRD a López Obrador. Hacer el trabajo sucio al gobierno panista y principalmente, tratar de callar las voces críticas que todavía existen, en la sociedad mexicana. Censurar a la Jornada o a El Chamuco, por sus opiniones y caricaturas políticas, es igual a la persecución desatada por Porfirio Díaz, en contra de los Flores Magón, el Hijo del Ahuizote, o censurar los grabados de Guadalupe Posada.
No obstante en esta época cibernética, no tiene madre –y uso exactamente el lenguaje que tanto espanta a las buenas conciencias hipócritas- es querer silenciar un blog denominado senderodelpeje.blogspot.com. Todo un caso, fuente de inspiración, reconozco y acepto del mío propio.
Resulta que dos diputaditos del PRD, si oyó bien, del PRD, uno un panista, ex líder juvenil, miembro del comité directivo de Cuautitlan-PAN, Director de Educación, Gobierno… toda la carrera, de zángano y vividor que pelean y arañan, como todos los burócratas. Transmutado en el 2005, en perredista, se avienta a presentar una denuncia penal, por difamación, calumnias y amenazas contra este blog. El Otro tarado es además de diputado, hermano de Chucho Ortega, justo el rival de Andrés Manuel, dentro del PRD.
Son los vivillos que se indignan por decirle a la Ruth PANntaleta –que por cierto con eso de la voz y voto a los curas, diría yo, que en vez de solo agarrarle la piernita, esta, ya se bajo los chones- Son los enemigos de siempre, que se emocionan con la música del Alex Lora y el TRI, mueren de risa con Chespirito y gritan oleé al Pana, y eso únicamente por la filiación panista declarada, de estos figurones de la cultura nacional.
Son los cínicos que se desternillan al ver los capítulos del Privilegio de Mandar, se transportan al quinto cielo al escuchar los rebuznidos de Pedrito Ferriz de Con, y llegan a calenturas orgiásticas con las mendicidades de Mario Ramón Beteta o de Ciro Gómez Leyva. No obstante que diariamente estos terroristas, mustios y provocadores usan de los medios de comunicación, para injuriar, burlarse, descalificar, con desprecio. Con lenguaje higiénico pero denigrante.
Son los casos de Jorge Kahawage, quien preside el Partido de la Gordillo, mientras un ex secretario de esta ladrona, regentea la Lotería Nacional y entre ellos se adjudican contratos directos a sus propios negocios familiares, para luego irse de borrachos con el Mouriño, quien lleva rato haciendo lo mismo, tal y como lo demuestran los documentos mostrados por Andrés Manuel y que significará la brevedad inmediata, de la torpe carrera política de este ciudadano, de quien sabe dónde.
Es difícil mantenerse sereno. Cuando parece que es tiempo de hacer del lenguaje un arma de guerra que mueva conciencias dormidas, embriagadas, muertas en vida.
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