Carlos Slim, uno de los tres hombres más ricos del mundo, declaró el domingo pasado a un periódico español, que “sería un error que Pemex y el país hicieran partícipes de la riqueza petrolera a otras empresas. Es una riqueza que esta ahí, que hay que explotar, y para México debe ser una palanca de desarrollo…. No es problema de compartir una riqueza, sino de inversión activa, en exploración y producción”
Mientras los transportistas de España, Portugal y Francia, salen a protestar en contra del alza en los precios de las gasolinas, bloqueando carreteras, de manera pacífica, pero masivamente, aquí en México crece el escándalo de la extrema derecha en el poder, ante el llamado a la población a participar y opinar. Para muestra, las torpes declaraciones de Jesús Reyes González (quitarle el doble apellido Heroles, apenas y es un leve homenaje a la memoria del padre, Don Jesús) quien afirma que la “gente” despectivamente, no puede opinar sobre la Reforma Energética.
Y Gobernación amenaza de intromisión a Marcelo Ebrard, quien propone una consulta a la población sobre este tema: el petróleo. Y ya la iglesia católica, quien no ha parado de desgarrarse las vestiduras, al ser desplazadas en la obstinada necedad de que la vida solo les pertenece a ellos, los representantes, dadores y creadores de la idiosincrasia, culpígena del ser y la nada. La Arquidiócesis censura la consulta, igual que Gobernadores como los del Estado de México o el hazmerreir del Senado de la República, Santi Creel, botado ya de la presidencia de ese órgano fundamental del Estado Mexicano.
Mientras la crisis alimentaria, que ha disparado los precios del arroz, trigo y frijol; el de las oleaginosas como el cártamo, girasol, canola y soya, con lo que los aceites comestibles y granos básicos han triplicado y cuadruplicado sus precios. Pero ya se ufanan en el mundo de los biocombustibles, derivados de los alimentos, como remedio a la escasez que se avecina, en las existencias del petróleo, por el que presionan y amenazan, chantajean y muerden.
Los Estados Unidos por fin acaban de definir, que el candidato perdedor a la presidencia se llamara Obama y no Clinton; y el juicio es que es polite vencer, humillar, patear a un negro y no a una mujer, por ambiciosa que esta sea. Como sucede en México entre las clases sociales fanáticas de los amos gringos, que descargan sus frustraciones en los representantes populares, e idolatran lo que huela a rancio abolengo y diferencias sociales.
Y en el mundo del gusto y estilo, se da a conocer que, en la clasificación de los mejores puros del mundo, los Montecristo, Partagaz y por supuesto Cohiba, obviamente que todos cubanos, prohibidos en el mercado yanqui, el de la doble moral, tan favorita de la derecha hipócrita y convenenciera. Y por supuesto que todos sabemos, que los gringos, los fuman.
Por eso es que el mercado de la droga en México alcanza un valor de 40 mil millones de dólares. Por que se la fuman, huelen o inyectan los gringos. De ese tamaño es el pastel que los cárteles desalmados y bestiales, se pelean a morir. Mientras que las ventas de Pemex en este año, no llegan a 39 mil millones, el consumo de estupefacientes en el mercado norteamericano es de más valor. Es muy claro que a los primeros a los que no les interesa resolver el trasiego de enervantes son a los propios yanquis, que han hecho, como siempre, de los mercados de drogas y de armas, vida, alma y corazón.
Mejor les invito a reír y hacerle caso a los moneros del Chamuco, quienes proponen algunos remedios para acabar con el narcotráfico nacional: 1) crear una subsecretaria de Fomento a la Plantación de Plantíos Ilegales en la SAGARPA 2) organizar un sindicato de labriegos “burros”, desertores y sicarios 3) abrir el mercado nacional, para la introducción de drogas transgénicas provenientes de la China. Medidas que sin duda, convertirían, en unos años, a los feroces narcos en parias, formadas en las colas de programas como Oportunidades, Procampo y linduras parecidas de la burocracia nacional, o en el Montepío, esperanzados en el empeño de los AK 47 y babosadas de ese tipo.
Mientras los transportistas de España, Portugal y Francia, salen a protestar en contra del alza en los precios de las gasolinas, bloqueando carreteras, de manera pacífica, pero masivamente, aquí en México crece el escándalo de la extrema derecha en el poder, ante el llamado a la población a participar y opinar. Para muestra, las torpes declaraciones de Jesús Reyes González (quitarle el doble apellido Heroles, apenas y es un leve homenaje a la memoria del padre, Don Jesús) quien afirma que la “gente” despectivamente, no puede opinar sobre la Reforma Energética.
Y Gobernación amenaza de intromisión a Marcelo Ebrard, quien propone una consulta a la población sobre este tema: el petróleo. Y ya la iglesia católica, quien no ha parado de desgarrarse las vestiduras, al ser desplazadas en la obstinada necedad de que la vida solo les pertenece a ellos, los representantes, dadores y creadores de la idiosincrasia, culpígena del ser y la nada. La Arquidiócesis censura la consulta, igual que Gobernadores como los del Estado de México o el hazmerreir del Senado de la República, Santi Creel, botado ya de la presidencia de ese órgano fundamental del Estado Mexicano.
Mientras la crisis alimentaria, que ha disparado los precios del arroz, trigo y frijol; el de las oleaginosas como el cártamo, girasol, canola y soya, con lo que los aceites comestibles y granos básicos han triplicado y cuadruplicado sus precios. Pero ya se ufanan en el mundo de los biocombustibles, derivados de los alimentos, como remedio a la escasez que se avecina, en las existencias del petróleo, por el que presionan y amenazan, chantajean y muerden.
Los Estados Unidos por fin acaban de definir, que el candidato perdedor a la presidencia se llamara Obama y no Clinton; y el juicio es que es polite vencer, humillar, patear a un negro y no a una mujer, por ambiciosa que esta sea. Como sucede en México entre las clases sociales fanáticas de los amos gringos, que descargan sus frustraciones en los representantes populares, e idolatran lo que huela a rancio abolengo y diferencias sociales.
Y en el mundo del gusto y estilo, se da a conocer que, en la clasificación de los mejores puros del mundo, los Montecristo, Partagaz y por supuesto Cohiba, obviamente que todos cubanos, prohibidos en el mercado yanqui, el de la doble moral, tan favorita de la derecha hipócrita y convenenciera. Y por supuesto que todos sabemos, que los gringos, los fuman.
Por eso es que el mercado de la droga en México alcanza un valor de 40 mil millones de dólares. Por que se la fuman, huelen o inyectan los gringos. De ese tamaño es el pastel que los cárteles desalmados y bestiales, se pelean a morir. Mientras que las ventas de Pemex en este año, no llegan a 39 mil millones, el consumo de estupefacientes en el mercado norteamericano es de más valor. Es muy claro que a los primeros a los que no les interesa resolver el trasiego de enervantes son a los propios yanquis, que han hecho, como siempre, de los mercados de drogas y de armas, vida, alma y corazón.
Mejor les invito a reír y hacerle caso a los moneros del Chamuco, quienes proponen algunos remedios para acabar con el narcotráfico nacional: 1) crear una subsecretaria de Fomento a la Plantación de Plantíos Ilegales en la SAGARPA 2) organizar un sindicato de labriegos “burros”, desertores y sicarios 3) abrir el mercado nacional, para la introducción de drogas transgénicas provenientes de la China. Medidas que sin duda, convertirían, en unos años, a los feroces narcos en parias, formadas en las colas de programas como Oportunidades, Procampo y linduras parecidas de la burocracia nacional, o en el Montepío, esperanzados en el empeño de los AK 47 y babosadas de ese tipo.
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