Tuesday, August 03, 2010

DEBUT PÚBLICO

El 16 de noviembre de 1985 escribí una reseña en el periódico La Jornada, que comenzaba con lo siguiente: “Cartas Mexicanas” se inscribe dentro de dos grandes tradiciones literarias, la del ensayo político sobre nuestra historia e instituciones constitucionales, y la del ensayo realizado en epístolas extensas, el “gustus”, el del estilo de la prueba inaugurado por Montaigne en el siglo XVI. En Occidente, el género se remonta a las “Cartas provinciales” de Pascal, para adquirir el rango clásico conocido como las “Cartas Persas” de Montesquieu, publicadas por vez primera en 1721. Con Carácter inicialmente anónimo, aprovechando el interés despertado hacia Oriente, por la primera edición de las “Mil y una Noches” de Galand en 1704, las “Cartas Persas” alcanzaron un éxito inusitado. Más tarde Voltaire cultivaría la misma especie con sus “Cartas Inglesas”, mientras que en España esta tradición se seguiría con las “Cartas Marruecas” de Cadalso.
Fue mi primera contribución periodística y aún conservo el ejemplar original, muy recordado por la caricatura del Fisgón, que exhibía en su primera plana la imagen de Carlos Salinas de Gortari, a la sazón Secretario de Programación y Presupuesto, compuesta con puras tijeras, lo que le valió el mote de Salinas Recortari.
Apenas habían transcurrido dos meses del peor terremoto que azoto la Capital de la República en el siglo XX. El gobierno de Miguel de la Madrid no hallaba como comenzar a rehacer la maltrecha sociedad y la economía derrumbada, que llevo la cotización del dólar a incrementarse en casi 150% y cundió el desempleo, entre ellos el de este tecleador (esta es una figura retórica que tomo, sin permiso de Julio Hernández López, admirado columnista de mi casa periodística natal). El “recorte” de la gerencia que ocupaba entonces, abrió la posibilidad de iniciarme en el oficio del periodismo, tanto como en la cátedra universitaria, en la Facultad de Ciencias Políticas, de la UNAM, mi Alma Mater.
Actualmente continuo con mucho orgullo y con honor la vocación periodística con la que crecí, gracias a personajes ilustres de Tejupilco, como don Félix Garcia, Director de esta casa Periodística que es El Monitor, y Pedro Montoya, dueño del Sistema de Televisión por Cable, quien desde hace varios años me ofreció un espacio en el noticiero estelar (jeje), para opinar de Política, de Cultura y de la Sociedad en general.
No sucede así con mi gusto por la enseñanza y la docencia. Prácticamente me encuentro vetado para impartir la cátedra de lo que se, y transmitir lo que “Confieso que he Vivido”, como bien diría Pablo Neruda, ante la cerrazón de quienes están al frente de institutos y universidades de estudios superiores. La manipulación y conveniencia con que contratan a los empleados que les sirven de manera incondicional, no combina absolutamente en nada, con la Libertad de Cátedra y la Independencia Profesional, que no son los valores que miden el reclutamiento de cuadros docentes universitarios. Es muy lamentable que la educación superior en el Sur de México, pública y privada, este en manos de personajes de tan baja estofa, y queda esperar a que las cosas cambien, tarde que temprano.
Olvidaba decir –como en el Brindis del Bohemio- que aquellas Cartas Mexicanas que me toco en suerte reseñar, son de la autoría de uno de los hombres más sabios que he conocido en mi vida: Patricio Marcos representa la confirmación de la regla en la prensa nacional, en la que: los que saben, no escriben y los que escriben, no saben.
Cartas Sureñas, pretende ahora, ser continuación de esta forma de analizar una realidad desconocida. La de la vida en la provincia mexicana, en el Sur del Estado de México, frontera con Michoacán y Guerrero. Es el análisis de esta región, de México y del mundo, tras las antiparras de un chilango, tepiteño, universitario, liberal, rebelde, obsesionado por el saber. Cartas Sureñas inicia formalmente hoy, aunque comenzó en el Monitor desde principios de enero de este año, pero lleva más de una década de acumular visiones, análisis, opiniones, pasajes y personajes, tesis y antítesis. Un recuento de un México que espero y deseo continúe vivo, todos los días, mientras exista la esperanza de que México todavía sea un país, de que México sea México y de que en ese México, no perdamos la posibilidad de que podamos, hablar y opinar y decir.

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