El
poema de la pintora y muralista Aurora Reyes, que el Director general de
Televisión Educativa de la SEP, Fausto
Alzati, designado por Emilio Chuayffet, censuró e impidió su lectura, acusando
a Ernesto Godoy, nieto de la también poeta, entre gritos, improperios, obscenidades,
de insultar a “su presidente Peña Nieto”.
Borracho,
el Doctor de Santo Domingo Ciudad de México, calificó de “AMLOistas” resentidos
a quienes exhibían la obra de la pintora, cuadros de gran belleza plástica,
retratos de una historia que no se ha ido aún, que vive entre los mexicanos -los
Supermachos, los que no nos hemos ido de San Garabato- y que escuchaban la lírica del poema literario.
“El
Arte triunfó” declaro Godoy al conocer la destitución de este miserable, que
por segunda ocasión es echado de “patitas”
a la calle. Da risa recordar que la vez primera vez, era Secretario de
Educación Pública, cuando fue despedido
al no poder acreditar la veracidad del título de Doctor, con que se ostentaba
este “inFausto. No es extraño, se parece mucho a la designación de Carmen Salinas,
como embajadora del Sindicato Nacional de Maestros (SNTE)
Más
yo no lo creo. En todo caso despedir a este delirante que intento arengar a la
concurrencia de subordinados que le acompañaban, al inaugurar la exposición en
las instalaciones de la SEP, constituye una victoria pírrica en la lucha por
México. Es el primer exabrupto de un bruto. Es una expresión burocrática de la
ley del silencio, el Omertá siciliano, diseminado a gran velocidad por todo el
territorio nacional.
A
ver cuánto duramos en la brega. Por lo pronto aquí la transcripción en prosa,
del poema completo, dedicado a nuestro general Lázaro Cárdenas en 1948
“Algo
oscuro ha pasado por el cielo de México. Está herida la tierra…Y en los labios
del viento…Silba el agudo filo de antigua profecía.
El
horizonte ahoga un paisaje de alas…Ceñido en ondulantes anillos de serpiente. ¡Águila
deshojada!
Un
sueño de poetas llora un sueño de héroes. Algo ha sabido el agua de litorales
libres; La nave de la espuma… Hace viajes de alarma entre azules y grises.
Inmóviles
metales conspiran en las sombras… Batallones de arboles manifiestan sus brazos
La
noche vigilante se apresta para el alba.
¿En
donde estas creciendo silencioso gigante? ¿Qué paisaje florece distancia en tu
mirada?
¿Qué
sombras te transitan? ¿Qué verdades te hablan?
Nutrido
de hambres públicas, De olvidos de
ceniza, De espinas colectivas, De
muchedumbres-lágrimas. ¡Ya levántate y
surge!
Ya
congrega y trasciende… Esta imposible
angustia panorámica
Múltiple
voz eleva sus hojas verticales… Clamando
por el fruto maduro de tu frente.
¡Desolada
bandera! Otra vez patria suave…
Ya
vienen otra vez los mercaderes. Ya vienen a llevarse tu riqueza, Tus cándidos tesoros, Tu color solferino, Tu
morado rabioso.
Y
únicos en el mundo, los ojos de tus niños
Se
acabaran tus pueblos de gardenia, Tus
provincias de nardo, Tus novias de
amapola, Tu cempasúchil de oro, Y los
intensos campos de tu flor madreselva.
Ya
no tendrás esquinas con vueltas de cilindro, Ni jardines de mantos, Ni ventanas de celo, Ni serenata tierna.
Ni
habrá más lotería de cartoncitos. Apagarán tus júbilos de cohete y chinampina, La
deslumbrada luz de tus “castillos”,
Aquella
verde danza de tu ancestral amiga. Y tu alucinación de maguey liquido.
Se
romperá el hechizo de tus sirenas, Centro de zapateado y conquián, Los irisados
gallos de las peleas, Y los viernes de
cábala y copal.
En
mecánico ritmo tomarán la armonía. Del ardiente prodigio que modela tu mano, La magia de tu lenta caricia, la alegría, De
los florecimientos de tu amor artesano.
Tus
veneros de azul serán cegados, En el color caliente de tu sangre. Envolverán en dólares tus huesos… Y en humo
celofán tu joven aire.
Escucha
cómo crecen las tinieblas del odio, Oye cómo caminan los desiertos del hambre, Cómo
construye firmes paraísos la fiebre, Y murmura cuchillos la prisión de la
sangre.
Ven
a ver cómo lloran las escuelas. ¡Qué cielos de amargura filtran las vecindades!
Las
mujeres con alma de montaña, Amasan en su rostro silencios vegetales.
Ven
a cumplir tu entero destino, sombra clara; Te invocamos anónimo y auténtico,
Hermano
sin ayer y sin mañana… ¡Ven a morirte, Hombre de México!
Te
espera la impaciencia, Lo encuentros te buscan, Arden las multitudes, Se queman las palabras. Surge ya, ¡capitán de
la angustia!
Te
llama la voz verde de las cañas. Por este barro en marcha que somos, Por el
amor del agua, Por la muerte del árbol inocente Y su cosecha trágica.
Por
tu serena dignidad de cacto Erguido en
los desiertos de la sed, Tu corazón de tuna colorada, Y tu canción de miel.
Por
el incomprendido desorden de tus sueños, Allí, de donde parten los caminos de
sal, Por la lluvia vendida, Por el pan traicionado, Por los ojos nocturnos del
jacal.
Por
el sol, Por la nube, Por la flor, Por la palabra “Tierra”, Por la voz
“Libertad”, Por los dioses de elote del cañaveral.
México,
abre los brazos, ¡crécelos! mar que has purificado los ríos de otras aguas
Acoge
nuestra voz. ¡Recíbela! ¡Levántala!
Y
coloca tu cifra de justicia… En el cielo más alto del amor.
Abre
tu antiguo rostro golpeado de infinito, El volcán de tu entraña, Tu potencia de
abismo azul.
Alcanza
los contornos morenos de la raza, Desnuda las tinieblas, Multiplica las flechas
de la luz. Crece los brazos, ¡crécelos más!
Y
en un himno de cumbres liberadas que crispe el huracán.
Irrumpan
el espacio de la Indoamérica… Las palomas de azúcar de la paz.
Ven
a cumplir tu entero destino, sombra clara; Te invocamos anónimo y auténtico,
Hermano
del ayer y del mañana ¡Surge ya!,
¡Hombre
de México!”
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