Aunque el título de esta Carta
debería de ser Mama Rosa: ¡Que me he negado a hacerlo, tíos! Por el desprecio
que me causan estas mujeronas persignadas e hipócritas. Porque no es la única y
no será la última Mamita querida en el escenario nacional. Porque el martirio a
que estuvieron sometidos las centenas de personas que están, estuvieron en el
Castillo de la Pureza, de Rosa del Carmen Verduzco, es la solución contemplada
por las oligarquías totonacas, es el ideal perfecto y vigente de la atención
que deben recibir los “pobres”, los abandonados, por Ustedes los Ricos.
Mamá Rosa encarna el estereotipo tantas
veces representado por Sara Garcia a lo largo de toda su carrera artística. Es
la Abuela de Pedro Infante, la esposa de Joaquín Pardavé, la tía del Piporro, Sara
Garcia ha sido Justa y Benigna, Luisa, Atilana, Cholita y Doña Rosa en “Dicen
que soy mujeriego”. El ejemplo se ha reproducido y la “abuelita del Cine
nacional” sobrevive y crece en la Maestra Gordillo, la Sra. Wallace, Martha
Sahagún.
Al empezar a saber de este caso,
hubo dos preguntas que me asaltaron de inmediato: la relación entre la
información que fluía con las cintas ya mencionadas “El Castillo de la Pureza”
de Arturo Ripstein (1972) inspirada en el libro de Luis Spota “La carcajada del
gato”. Historia basada en un hecho real que se descubrió en 1950, la de un
hombre y su familia que es mantenida en cautiverio, al interior de su casa
porque Gabriel Lima (Claudio Brook) considera que el mundo exterior es dañino.
El caso del albergue La Gran Familia es una paradoja que teje ahora su propia
fantasía, la que según unos, comienza en 1954, cuando una jovencita adolescente
de tan solo 13 años comienza a recoger niños que son mal tratados, abandonados
y funda una Casa Hogar, que en 1973 se transforma en Sociedad Civil.
Además de la trilogía de Ismael Rodríguez: Nosotros los
pobres-Ustedes los ricos-Pepe el Toro (ya veo a Mama Rosa como Mimí Derba –la
abuelita de Chachita” regresando al albergue y rogando “que la dejen entrar con
sus millones”) Antes pensé en otras dos cintas espléndidas que configuran la
idea central de este drama, propio de los países en donde las oligarquías han
impuesto su escala de valores, más bien el único valor, el Dinero, la Riqueza.
Una de ellas es la extraordinaria película “La Princesita” dirigida por el
mexicano, Alfonso Cuarón (si, el que si pregunta y exige debatir las Reformas).
En esta película se puede observar perfectamente, el comportamiento de un
albergue frente a niñas que tienen dinero y las que son pobres. La peli -que
merecería el análisis en una Carta completa- se centra en un hecho casual: la
muerte inesperada del Padre de la niña que se asume como Princesita y todo
cambia en su vida. La Mama Rosa, Directora del Albergue donde la niña ha
quedado recluida, mientras su Padre marchaba al frente de Batalla en tiempos de
la Primera Guerra Mundial, la confina a una buhardilla, le despoja de todas sus
pertenencias y la priva de alimentos, igual como se narra en múltiples testimonios,
pasaba en “el Pinocho” de la Gran Familia. La otra peli, muy buena, que
recomiendo para entender a La Gran Familia de Mama Rosa, fue “Mi Villano
Favorito” y la historia de tres niñitas hermosas Agnes, Margot y Edith, que
aguardan una familia para que les adopte, mientras salen todos los días a
vender galletitas.
Mejor y es momento de entrar en
detalles y aclarar que lo que se “descubrió” en Zamora Michoacán, no tiene nada
que ver con estas ensoñaciones, no se parece ni pálidamente a la peor de las pesadillas
imaginadas, aunque estructuralmente correspondan, la realidad con la ficción: “La
Gran Familia se mantenía gracias a una red de corrupción e intereses y describe
a Verduzco como una mujer cruel y dura que maltrató a generaciones enteras, con
torturas que hielan la sangre: abusos sexuales, golpes, alimentos podridos, suciedad
extrema, manipulación, castigos terribles… Al
cruzar la puerta de La Gran Familia se dejan las calles de una ciudad de
provincias mexicana para encontrarse una terrible “chabola”
(asentamiento marginal en España). El fuerte olor a excrementos (los baños
rebosan heces y orines) y comida podrida es la bienvenida, pero al mirar el interior
pierde toda importancia” (periódico El País)
Cabe señalar que al momento de
escribir estas líneas, la información que se pública en los medios de
comunicación, ha dado un vuelco de campana. Si hace una semana, esta señora
llego a ser tildada de tratante de blancas, traficante de infantes, madrota,
pervertida, abusadora: hoy empieza a ser considerada una mártir, una santa en
vías a la canonización mayor, una señorona súper simpática que desde su lecho
en el hospital de un hermano de Martha Sahagún, declara al periódico El
Universal, que le encargó a su nieta “abejita” que vive en Italia, un rosario
de barro de tierra santa, bendecido por
el Papa, y a su hija, que le llama por otro teléfono, que ella le traiga un
pedo de San Judas, “el pedo ponlo en un pomito y no lo abras, porque si no se
sale…” mientras estalla a carcajadas y aconseja a uno de sus “hijos” “tienes
que salir adelante y portarte bien…no quiero que vayas a andar de vago,
borracho, tienes que trabajar, casarte y tener hijos con una sola mujer…”
mientras el muchacho exclama “a pesar de todo la quiero mucho. Es la única y
verdadera madre que he tenido” (y en el fondo de mis oídos se escuchan los
Violines de Villafontana interpretando “no mameyes que son melones” en Si bemol)
y parece que el fantasma de Luis Antonio Garcia se aparece, abrazando a Mama
Rosa.
Es tan abominable esta noticia,
que la mejor pregunta que debemos hacernos, los ciudadanos pasmados entre lo
escatológico, trágico, el dramón telenovelesco, onda La Rosa de Guadalupe, es
¿Por qué se llevó a cabo esta acción policiaca? ¿Por qué intervino la PGR y el ejército
para atender denuncias que se habían levantado –algunas- desde hace 20 años?
¿Por qué el despliegue de fuerza y el operativo bien coordinado con los medios
de comunicación, en Zamora y en Michoacán? Y no veo otra respuesta directa,
plana, que la que tiene que ver con el periodo final de aprobación de las
Reformas Energéticas que prácticamente desmantela a PEMEX y la CFE, y que ya no
hay futbol para mantener en la anestesia a la población mexicana.
Entonces un caso así de
espectacular, con toda una gama de notas terribles, es una manera de concentrar
la atención, por ejemplo, en los niños que se pusieron a tocar sus instrumentos musicales –una de las
cosas que mejor hacían- porque eso significaba que por un día recibían ropa
limpia y mejor atención; o las más de 20 muchachas embarazadas y sus relatos
sexuales, bajo un sarape en pleno corredor, afuera de sus habitaciones; el
tradicional “kilometro de la plata” que en Zamora es perfectamente conocido,
porque esta mujer lo realizaba anualmente, exigiendo ayudas para mantener la casa-cárcel.
Se conocen varios intentos, en medios
extranjeros, por hacer cuentas entre los donativos recibidos, los apoyos y
cobros a los más de 600 niños y adultos que eran mantenidos contra su voluntad
y se llegan a especulaciones de todo tipo: financiar campañas políticas, crimen
organizado, lavar dinero. Sin duda que Mama Rosa supo congraciarse con los
representantes de los poderes reales, los ricachones pueblerinos, la iglesia
católica, el PAN, los políticos, diputados, del PRD y del PRI, también.
Las historias de violaciones,
abusos sexuales, ultrajes, golpes y castigos se entretejen con las declaraciones
de apoyo y defensa de los Fox, de intelectuales como Elenita Poniatowska o
Lidia Cacho, al lado de nativos con fuertes raíces en el extranjero como los Krauze,
Padre e Hijo, Jean Meyer e incluso Jean-Marie
Gustave Le Clézio
Premio Nobel de Literatura 2008, que defienden el trabajo de una mujer de más
de 80 años y que parecen ignorar las múltiples testimonios de los cientos de
afectados, cuyos dramas son patéticos. Todo un escándalo que crecerá en la
medida de la conveniencia del poder federal, en la recta final legaloide, para
aprobar el despojo a la nación, para legalizar el nuevo estado de indefensión y
pobreza nacional.
Porque casos como el de la Gran
Familia abundan en México. Se olvida el drama de las niñas recluidas en la
Villa de las Niñas, Hijas de María, en poder de monjas de una orden católica
coreana, quienes se supo que propinan tan mal trato a las infantas encerradas
en esas mazmorras, que las adolescentes sufrieron un estado de catatonia o de
histeria colectiva y de repente, dejaron de caminar. No podían hacerlo. Este
drama, silenciado a la fecha, se destapó a finales del sexenio de Vicente Fox,
y al igual que Mama Rosa, se dio a conocer al público, en momentos electorales,
para distraer la atención de la ciudadanía. Al igual que con Rosa Verduzco, el
convento de las “madres” coreanas, mantienen cautivas a unas 600 chicas y eran
apoyadas por Martha Sahagún: “Liliana –una de las chicas que pudo salir- está segura de que el padecimiento de todas
las niñas no es sicológico, sino consecuencia de los alimentos que consumían
caducados”
Son tragedias que suceden en
nuestros días y que pasarán más a menudo, día con día, porque para los déspotas
que administran el Gobierno de México, está claro que la atención social no es
un negocio-asunto que le interese al estado. Lo dejan a las soluciones “de
mercado” le llaman y una de estas “soluciones” es el “servicio” que proporcionó
hasta hace una semana Mama Rosa. Quienes la conocen afirman que “Ella quería
causar lástima para obtener más beneficios, su gran ganancia fue el dinero y el
poder” Pero también es cierto que “ahí vivían centenares de niños que, al
parecer, no quería nadie. Y eso, que “no los quisiera nadie”, es lo que hacía
heroica a Mamá Rosa, insisten sus defensores. Especialistas en el tema saben
que, a excepción del DF, no existe una supervisión planeada de estos orfanatos
en el país que asegure las condiciones de una vida digna para los niños.
En lugares como el sur del estado
de México, crece cada día más, la presencia de instituciones religiosas y de
centros educativos o de rehabilitación de dudosa reputación y honorabilidad.
Son los casos de los grupos de Autoayuda, los de AA, los que se llaman de “4° y
5° pasos”, los catequistas, los templos evangélicos, las “granjas” para alcohólicos y toda una superestructura
de consolación, explotación y engaño, al amparo de la impunidad y la
complicidad de las autoridades.
Es sabido que en Zamora, cuando los niños se
portan mal los amenazan con llevarlos “a dónde Mamá Rosa y “Zamora no se
entiende sin la labor de Mamá Rosa ni la labor de Mamá Rosa sin Zamora” Estamos
llegando a ese nivel en el sur del estado de México. Parece que, hoy en día,
esta región no se entiende, sin la presencia “Mama Dora” del gobierno, de los
partidos políticos, del PRI, de las fuerzas armadas, aunque la
esencia de estas instituciones signifique represión, despotismo y dictadura. Muy
pronto, los Padres podrán decir: “Si te portas mal te llevo con los Marines”