En este mes de octubre del 2005, se han vuelto a transmitir la serie de tres películas de "El Padrino" en un canal de televisión. Coopola igual que De Niro y Al Pacino muestran con su arte, la justicia de la revuelta en Cuba y la injusticia de la guerra gringa en contra de la isla. Y a la fecha pocos se atreven a expresarse en contra del imperio.
Apenas en Salamanca España la voz unánime de las naciones latinoamericanas reunidas en una Cumbre más, se diluyó en una absurda vocación semántica, que si es bloqueo, que embargo...
La tercera de las cintas, la menos mejor, plantea una historia que combina hechos reales con ficciones, deducidas e inferidas de lo que aconteció años después. México fue la primera victima del inicio del fin de la guerra fría. El polaco Juan Pablo II, en el Padrino III, ascendido después de un homicidio, inicio su peregrinar en búsqueda de reconquistar el poder temporal perdido, justamente en nuestro país. Y nadie dijo nada.
Pero ahora en México, ¿no habrá quien le tape la boca a los curas que infringen leyes, conciencias, instituciones y todo sin pudor alguno, sin rubor, sin prudencia y temerariamente?
Cabe recordar que todavía (¡gracias a Dios!!!), nada hay mas mal visto que los mochos, los persignados, los beatos, a pesar de este vergonzante gobierno.
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