Amigo Patricio
De aquel a quien conociste, hace 20 o más años, bueno, hay muchos cambios. Esa persona, yo, en realidad, no sabía hacer nada útil en la realidad. Hoy al cabo de este tiempo lo mismo sé manejar diestramente una pala que labrar la tierra. En los últimos 15 años he sido patrón de decenas de jóvenes a los que he empleado, alimentado, educado. He diseñado y construido un buen par de casas y muchas otras pequeñas construcciones. Vivo en medio de la naturaleza y he aprendido a sobrevivir y a superar los contratiempos y vicisitudes del clima.
Una de mis aficiones preferidas es el cultivo de árboles frutales. La poda, abono, y tareas requeridas para obtener los frutos consume mi atención. Uno de mis orgullos, haber sembrado más de 6000 árboles forestales en mi monte. Diariamente como huevo de rancho, frutos recién cortados, ahorro buena parte de la canasta semanal de hortalizas y legumbres que siempre hay sembradas. Nada se compara con un plato aderezado con cilantro fresco y perfumado recién cortado. Rábanos, flor de calabaza, quelites; trucha y conejo al momento. Este año he sembrado más de 200 plantas de chile manzano y unas cincuenta de chile de árbol y habanero y de estos últimos ya coseché.
Mis jardines son pequeños campos de golf y te confieso que el diseño en que me inspiré para diseñar yo mi casa fué ese sótano de tu Bosques de Tetlameya, donde la oportunidad de vivir más de tres años fue una experiencia valiosa, agradable y buena.
Más hablemos de estructura. Si, seguro, es más quizás te imaginaste de más en el correo anterior a este, pero tu respuesta desató mi habitual dubitación y cansado de borrar y escribir, mejor le dejé. Ahora va directo como sale lo que ya pensé. Esa estructura neurótica se me desató y parte de los hechos van de la mano de la decisión -iluminación- de dejar este negocio en Temascaltepec, del cual vivo, pero que se ha venido abajo. Digamos que siempre he considerado la posibilidad de que regresar a México iría de la mano de recuperar amistades que nunca se han ido. Lo que pasa es que me precipité y yo hubiera preferido establecer contacto con todos ya sin las ataduras de esta tienda.
Tienda que se volvió estandarte del pueblo, primer y único lugar donde se pudieron adquirir todas las publicaciones que semanalmente se venden en todos lados, menos aquí. Delicatessen donde lo mismo encontrar aceite de oliva que vinos franceses que productos para panificación, semillas etc. El asunto es que montado en la estructura neuras, me he bronqueado con medio pueblo.
Acabo de releer el Rojo y Negro y entiendo lo del igualito, excepto que mis "actings" los práctico de las 6 a las 8:30 con la jardinería, como le llamo a las labores del rancho y 15 minutos dando vueltas en la pequeña alberca de 15 metros, donde brota el agua, templada por las mañanas frías. Escribo en un par de periodiquitos locales, comento noticias en un pequeño canal regional de TV por cable.
Hace seis o siete años construí la entrada del rancho, cuyas dimensiones son de más de 12 metros de altura por 15 o más de ancho. Ese era el tamaño de mi vanidad. Hoy me siento mucho más humilde, en ese sentido de cercanía con la tierra.
Una de mis aficiones preferidas es el cultivo de árboles frutales. La poda, abono, y tareas requeridas para obtener los frutos consume mi atención. Uno de mis orgullos, haber sembrado más de 6000 árboles forestales en mi monte. Diariamente como huevo de rancho, frutos recién cortados, ahorro buena parte de la canasta semanal de hortalizas y legumbres que siempre hay sembradas. Nada se compara con un plato aderezado con cilantro fresco y perfumado recién cortado. Rábanos, flor de calabaza, quelites; trucha y conejo al momento. Este año he sembrado más de 200 plantas de chile manzano y unas cincuenta de chile de árbol y habanero y de estos últimos ya coseché.
Mis jardines son pequeños campos de golf y te confieso que el diseño en que me inspiré para diseñar yo mi casa fué ese sótano de tu Bosques de Tetlameya, donde la oportunidad de vivir más de tres años fue una experiencia valiosa, agradable y buena.
Más hablemos de estructura. Si, seguro, es más quizás te imaginaste de más en el correo anterior a este, pero tu respuesta desató mi habitual dubitación y cansado de borrar y escribir, mejor le dejé. Ahora va directo como sale lo que ya pensé. Esa estructura neurótica se me desató y parte de los hechos van de la mano de la decisión -iluminación- de dejar este negocio en Temascaltepec, del cual vivo, pero que se ha venido abajo. Digamos que siempre he considerado la posibilidad de que regresar a México iría de la mano de recuperar amistades que nunca se han ido. Lo que pasa es que me precipité y yo hubiera preferido establecer contacto con todos ya sin las ataduras de esta tienda.
Tienda que se volvió estandarte del pueblo, primer y único lugar donde se pudieron adquirir todas las publicaciones que semanalmente se venden en todos lados, menos aquí. Delicatessen donde lo mismo encontrar aceite de oliva que vinos franceses que productos para panificación, semillas etc. El asunto es que montado en la estructura neuras, me he bronqueado con medio pueblo.
Acabo de releer el Rojo y Negro y entiendo lo del igualito, excepto que mis "actings" los práctico de las 6 a las 8:30 con la jardinería, como le llamo a las labores del rancho y 15 minutos dando vueltas en la pequeña alberca de 15 metros, donde brota el agua, templada por las mañanas frías. Escribo en un par de periodiquitos locales, comento noticias en un pequeño canal regional de TV por cable.
Hace seis o siete años construí la entrada del rancho, cuyas dimensiones son de más de 12 metros de altura por 15 o más de ancho. Ese era el tamaño de mi vanidad. Hoy me siento mucho más humilde, en ese sentido de cercanía con la tierra.
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