A pesar del negro panorama que crece ante los ojos de todos los mexicanos, del súbito desempleo que agobia y empobrece familias enteras, del miedo que se posesiona de nuestros espíritus, del terror de ver la muerte diariamente y hacer costumbre de ello.
A pesar del asombro que causa volver a enfrentar al PRI ganador en las urnas, esas mismas que en el 2000 apelando al voto útil, llevo a la presidencia a un inútil y ahora nuevamente se manifiesta a favor de un pasado que nunca se ha ido. Porque sin negar algunas adecuaciones a la nueva realidad del país, persisten en el PRI algunos viejos vicios como la alianza con sectores de la sociedad concentradores de riqueza, o medios de influencia sobre la opinión pública, compromiso de favores mutuos con personas de conducta repudiable, protección de líderes corruptos, complicidad con políticos acusados de delitos comunes, complacencia hacia procedimientos punibles de obtención de prebendas, otorgamiento a instituciones religiosas de permisos (tácitos, expresos o tolerados) violatorios de las leyes mexicanas sobre el laicismo, elemento fundamental de nuestra estructura política y social.
A pesar de una guerra no declarada, de muerte, sangre y de horror. De una guerra por el trasiego de venenos que encantan a la población norteamericana, pero que se libra en suelo mexicano. A pesar de todo, de la educación pública convertida en simulacro y en contención; del derroche de recursos públicos en el sostenimiento de burócratas, a pesar de esto y más, vale la pena reseñar los esfuerzos por hacer que las cosas cambien.
Un grupo de niños concluyo este fin de semana el Primer Campamento de Verano en el Rancho el Arete de Temascaltepec, donde la práctica del deporte que nunca habían experimentado, el ajedrez desconocido, la corrección en los modales al hablar, al comer, al sentarse o al caminar, los introducen a un terreno imposible de aprender en el ejemplo de mentores ignorantes, tanto del saber como del hacer.
Todo el sur del estado es México y es bello y merece y vale la pena vivir, conocer, disfrutar. Dejar de lado la soledad de los teléfonos celulares o del chat para levantar casas de campaña, asar salchichas a la leña, alrededor de una fogata prendida bajo un cielo estrellado, en una noche fresca, límpida y serena.
Y construir lazos de amistad y de unión, de confianza y seguridades en un presente mejor y un futuro diferente. Nada comparado al clima de intolerancia y represión, de medianías que condenan y juicios que destruyen esperanzas. Lejos de las groseras maneras de portarse y de ser. Muy distantes de esa malisisima costumbre de privilegiar al varón y mal educar a las mujeres que veo en este sur, xenófobo, intolerante y mediocre. Las excepciones confirman una regla que se empeñan en desvirtuar quienes desgobiernan, mienten y controlan.
Felicidades al empeño de quienes profesan un amor a la sabiduría, la filosofía que debe ser de todos, a la práctica del deporte que hace de la gente personas que se esfuerzan, compiten, comprenden. A la sana alimentación, lejos muy lejos de las grasientas dosis de proteínas de mala calidad, de carbohidratos elementales y del consumo de bebidas embriagantes, con los que se pierde no solo la razón, sino el cuerpo todo.
Me complace saber que existen quienes se ocupan de dar cuerppo, en esta aplicación del 21% que se reconoce y apenas se utiliza el conocimiento en México, frente a casi el 70% en los países desarrollados, profesionales y socialmente responsables. Quienes no esperan el empleo de maestro en una localidad, tan lejos de las bondades del corrupto supervisor que otorga plazas, a esperar heredar o vender un puesto, una chamba o lo peor, a emigrar al norte en búsqueda de lo que su propio esfuerzo y convicciones es capaz de emprender, si se decide.
A pesar del asombro que causa volver a enfrentar al PRI ganador en las urnas, esas mismas que en el 2000 apelando al voto útil, llevo a la presidencia a un inútil y ahora nuevamente se manifiesta a favor de un pasado que nunca se ha ido. Porque sin negar algunas adecuaciones a la nueva realidad del país, persisten en el PRI algunos viejos vicios como la alianza con sectores de la sociedad concentradores de riqueza, o medios de influencia sobre la opinión pública, compromiso de favores mutuos con personas de conducta repudiable, protección de líderes corruptos, complicidad con políticos acusados de delitos comunes, complacencia hacia procedimientos punibles de obtención de prebendas, otorgamiento a instituciones religiosas de permisos (tácitos, expresos o tolerados) violatorios de las leyes mexicanas sobre el laicismo, elemento fundamental de nuestra estructura política y social.
A pesar de una guerra no declarada, de muerte, sangre y de horror. De una guerra por el trasiego de venenos que encantan a la población norteamericana, pero que se libra en suelo mexicano. A pesar de todo, de la educación pública convertida en simulacro y en contención; del derroche de recursos públicos en el sostenimiento de burócratas, a pesar de esto y más, vale la pena reseñar los esfuerzos por hacer que las cosas cambien.
Un grupo de niños concluyo este fin de semana el Primer Campamento de Verano en el Rancho el Arete de Temascaltepec, donde la práctica del deporte que nunca habían experimentado, el ajedrez desconocido, la corrección en los modales al hablar, al comer, al sentarse o al caminar, los introducen a un terreno imposible de aprender en el ejemplo de mentores ignorantes, tanto del saber como del hacer.
Todo el sur del estado es México y es bello y merece y vale la pena vivir, conocer, disfrutar. Dejar de lado la soledad de los teléfonos celulares o del chat para levantar casas de campaña, asar salchichas a la leña, alrededor de una fogata prendida bajo un cielo estrellado, en una noche fresca, límpida y serena.
Y construir lazos de amistad y de unión, de confianza y seguridades en un presente mejor y un futuro diferente. Nada comparado al clima de intolerancia y represión, de medianías que condenan y juicios que destruyen esperanzas. Lejos de las groseras maneras de portarse y de ser. Muy distantes de esa malisisima costumbre de privilegiar al varón y mal educar a las mujeres que veo en este sur, xenófobo, intolerante y mediocre. Las excepciones confirman una regla que se empeñan en desvirtuar quienes desgobiernan, mienten y controlan.
Felicidades al empeño de quienes profesan un amor a la sabiduría, la filosofía que debe ser de todos, a la práctica del deporte que hace de la gente personas que se esfuerzan, compiten, comprenden. A la sana alimentación, lejos muy lejos de las grasientas dosis de proteínas de mala calidad, de carbohidratos elementales y del consumo de bebidas embriagantes, con los que se pierde no solo la razón, sino el cuerpo todo.
Me complace saber que existen quienes se ocupan de dar cuerppo, en esta aplicación del 21% que se reconoce y apenas se utiliza el conocimiento en México, frente a casi el 70% en los países desarrollados, profesionales y socialmente responsables. Quienes no esperan el empleo de maestro en una localidad, tan lejos de las bondades del corrupto supervisor que otorga plazas, a esperar heredar o vender un puesto, una chamba o lo peor, a emigrar al norte en búsqueda de lo que su propio esfuerzo y convicciones es capaz de emprender, si se decide.
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