Thursday, September 22, 2011

EL PRINCIPE ERUVIEL

“Montiel fue siempre como un árbol fuerte y frondoso”
Eruviel Ávila agosto 2005

Nicolás Maquiavelo escribió la obra clásica El Príncipe, en los albores del siglo XVI (1513). Dedicada a Lorenzo II de Médici, El Príncipe es un profundo y refinado análisis de dos aspectos fundamentales de la Teoría Política: por un lado, trata de la conquista y la conservación del poder; por otro, compara dos modelos políticos: El del Gran Turco (Democracia) y El del Rey de Francia (Oligarquía). A pesar del espanto que provocan las sentencias contenidas en el texto, y de los juicios de valor que han convertido al patronímico “maquiavélico” en adjetivo denostativo, El Príncipe es la referencia política más importante, para proseguir y entender los análisis esenciales, que lego a la humanidad Aristóteles, en su filosofía, mil años antes. Eruviel Ávila haría bien en atender las recomendaciones del estagirita a través del florentino.
Porque todo el proceso electoral que se ha escenificado en el estado de México, es demostración contundente de la contrarrevolución política, sufrida por toda la nación mexicana: de mal a peor. El derrumbe del modelo de poder basado en el Gran Turco, aquel que significaba un expediente de conquista harto sumo difícil, pero de gran facilidad para su conservación; y que en México fue piedra angular para entender y explicar las biografías de los Presidentes de la República, desde Lázaro Cárdenas hasta Carlos Salinas, lo fue también para lo mismo, en todos los Gobernadores, de todos los estados de la república. En cambio, la irrupción forzada, contranatural a la historia nacional, del modelo del Rey de Francia, ha convertido a los titulares de los poderes ejecutivos de la Federación, en personajes que hacen fácil la conquista, pero para quienes, les es sumamente difícil la preservación del cargo. Felipe Calderón y Eruviel Ávila ejemplifican a la perfección lo que digo. Con la salvedad de que el primero, Felipe Calderón ha soslayado la ilegitimidad de origen y la dependencia suicida con el PRI que lo encubrió, al mantener el empleo de la fuerza descarnada, a través de una guerra desatada, de espiral envolvente y creciente; por su parte, Eruviel Ávila se atiene a la simulación de toda su elección, así como al yugo impuesto por sus pares, los que lo designaron realmente, para luego dar pista a la teatralización electoral.
En el Semanario Nuestro Tiempo, publica Félix Santana Ángeles, un contundente análisis del proceso electoral que le dio el triunfo político a Eruviel Ávila y que vale la pena, recordar ahora: “Los resultados finales (de la elección)… son el producto de una minúscula participación ciudadana que no alcanzó a superar el 46%; es decir, de cada 10 mexiquenses con credencial para votar con fotografía, sólo a 4 les interesó participar en la jornada electoral. El Instituto Electoral del Estado de México (IEEM)… fue incapaz de cumplir con los requisitos de equidad, imparcialidad y certeza… permitió la violación a las reglas básicas de competencia al no frenar la difusión de la propaganda gubernamental de los ayuntamientos y del mismo gobierno del Estado de México, en beneficio de su propio candidato, además de la intervención directa en el manejo de recursos públicos y programas sociales con los que coaccionaron, compraron y prostituyeron el voto de los mexiquenses.
Usar a la policía del estado y municipales transportando despensas o acarreados a los mítines del PRI, no es nada comparado con los presidentes municipales que reducen su papel de gobernantes, al de vulgares repartidores de despensas. Llegaron al denigrante nivel de utilizar a estudiantes de secundaria para manufacturar banderines para los actos proselitistas de Eruviel Ávila…Se mostró servil (el IIEM) al no detener el enorme dispendio económico de esta elección, la más cara en la historia del país, la más cara en la historia de los procesos electorales en América Latina. Por su parte, el partido que compró la gubernatura (PRI) iniciará el corte de caja, pues es un secreto a voces que colocar una manta de Eruviel redituaba 500 pesos, conseguir cinco votantes podía valer entre mil y mil 500 pesos y vigilar las casillas estuvo entre 2 mil y 3 mil pesos y aun así hubo operadores priistas que consiguieron personas que hicieron ese trabajo gratis. Esa forma de ganar -comprando elecciones- fue la misma de Arturo Montiel en 1999 y Enrique Peña en el 2005. La democracia mexiquense murió cuando la compraron a un bajo precio.
El eventual nuevo gobierno no tiene mucho que celebrar. La violencia que prevalece por la disputa entre bandas del crimen organizado y no combatidas por el gobierno continuará; los asesinatos de mujeres calificados como feminicidios, la corrupción solapada y promovida por las altas esferas del gobierno, las extorsiones a los pequeños empresarios y comerciantes mexiquenses, las inundaciones en las zonas aledañas al bordo de Xochiaca, Canal de La Compañía y el río Lerma, la mala calidad y alto costo del transporte público, la elevada deserción estudiantil y la exclusión de los jóvenes aspirantes a universitarios, serán la huella indeleble, del Estado de México por los próximos seis años. Seguirán las mismas prácticas, se renovarán los contratos para algunos empresarios y dueños de clientelas electorales, se repartirán plazas para maestros que apoyaron y se darán los “bonos” de productividad electoral, pero en realidad, nada habrá cambiado. Lo anterior rompe con el mito de la incapacidad gubernamental para alcanzar eficientemente sus objetivos. Lamentablemente, esa maquinaria burocrática sólo sirve para comprar votos y no para gobernar”
Pavimentado el camino para llegar a la gubernatura, el verdadero problema de Eruviel Ávila, ahora es gobernar, sometido al poder de quienes lo enquistaron allí. Rodeado de alter egos que operan, amenazan, presionan. Son una dinastía mafiosa los alfiles impuestos al Príncipe Eruviel, quienes lo habrán de obligar a ser prudente, mientras se aguarda la promesa de la bruja de Atlacomulco. En realidad para Eruviel Ávila no existe ningún problema: así es. Eruviel solo teme no consumirse en una hoguera de vanidades: “Arturo Montiel brilla con luz propia y con gran intensidad. Pero en su sencillez, en lugar de elevarse e iluminarnos desde lejos como una estrella, prefirió convertirse en antorcha y quedarse entre nosotros para irradiar su luz y su calor a todos los que nos aproximamos a él en busca de más progreso y desarrollo” (lectura del segundo informe de Gobierno de Eruviel Ávila en Ecatepec, el 6 de agosto del 2005, donde el tío del actual pre-candidato fue invitado especial)

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