Desafortunadamente,
el nombre de Steve Jobs no dice nada para la enorme mayoría de vecinos en el
sur de México, y quienes saben de él, casi todos, lo hablan desde la cúspide de
la fatuidad, ostentación, irreverencia, mamoneria, naive y chafa. Ha muerto
Steve Jobs y hoy el mundo entero debe estar de duelo. Murió como nació: con
estilo, elegancia y decencia. Murió el hombre que mas ha transformado al mundo
para el bien, los últimos 30 años. Murió un genio, revolucionario, icono, creador.
Murió en paz, comunica su familia. Murió como lo hacen los hombres de bien,
organizadamente, esperando la inminencia fatal, alejándose de los que ya se despidió,
recluido en un espacio apartado, cuando el cuerpo comienza a oler mal, cuando los
órganos y funciones de la fisiología ya no pueden mas. Murió un gran hombre. El
mundo esta de luto.
Steve Jobs
nació un 24 de febrero de 1955 en San Francisco. Sus padres biológicos,
Abdulfattah Jandali -de origen sirio- y Joanne Schieble no estaban casados. Fue
adoptado por Paul y Clara Jobs. Se crió en el seno de una familia con pocos
recursos. Y abandonó la universidad, porque sabía que las oportunidades
estaban fuera de las aulas.
Jobs ni
inventó el ordenador personal, ni el ratón, ni los reproductores digitales de
música, ni los teléfonos inteligentes, ni las tabletas, ni las tiendas
electrónicas de música o de libros. Jobs tuvo la capacidad de simplificar la
tecnología existente y explotar su potencial, en el momento adecuado. El Mac de
Apple que hoy se conoce, debutó en el mercado en enero de 1984, como el primer
ordenador que presentan todas sus funciones de una manera gráfica. Y lo dotó de
un ratón, para que el usuario pudiera desplazar el cursor por la pantalla y con
un simple click activar las funciones de los distintos programas. Simplificó la
complejidad.
Me llegan
ideas en torbellino a mi cabeza. Hoy que en el colmo de la estupidez la
juventud mexicana se apresura a estar en universidades que no lo son. Hacer
estudios “reconocidos”, llenarse de títulos inservibles: maestrías en
Administración Publica (me entiendes Méndez) universidades del bicentenario
(jeje) colegios de estudios de posgrado (jojo), instituciones sectaristas,
fariseas y confesionales. Claustros del terror, del miedo a enfrentar la vida,
disfrutar las fortalezas, aspirar a la libertad, sentir el impulso de hacer el
bien, en vez de esconderse entre iguales miedosos, frente a espantapájaros de
la docencia simulada.
Me recuerdo en
1978 leyéndome a Ross Ashby y a Norbert Wienner. Hoy los informáticos de la UTESEM y de la UAEM no saben ni quienes son.
Por cierto aclaro aquí una opinión que he recibido de la mediocridad tan
nacional “no solo criticar hay que dar propuestas”, dicen quienes no han leído
mis libros o mis ensayos. Por desgracia, para los conservadores autóctonos,
proponer y cambiar, si se puede TODO, es mi esencia real. También he intentado
regalar archivos y libros al área de Informática de la UAEM, solo para ser ignorado
por quienes “Coordinan” semejante tontería. Mejor sigo en el momento en que
presento mi tesis “La Cibernética Aplicada
a la Economía:
El caso de México” 1981. Tesis premiada por la UNAM. Mención Honorífica en Examen
Profesional, desarrollada completamente en la soledad de mis pensamientos, en
las lúgubres oficinas de un edificio que se derrumbo en el terremoto de 1985 y
que albergaba las oficinas de computo de la Secretaria de
Programación y Presupuesto, justo allí donde se encontraba el área de José
Cordová Montoya, el francés que los viernes de tarde se pintaba los labios de
rojo y se calzaba botas y con tejana en la cabeza, salía a buscar efebos tecnócratas.
Nunca me tope con el (jeje), seria Presidente de México.
Noche a noche
perforaba tarjetas. Así era. Luego las depositaba en la maquina que siempre leía
mal, -de madrugadas y solo así- y había
que repetir una y otra vez, hasta que finalmente se enviaba el programa
completo, contenido en una caja de medio metro de largo. Horas después
regresaban los resultados, impresos en hojas enormes que aun conservo. Hoy que
veo el batallar de los muchachos y muchachas que finalmente termina el suplicio
de soportar estar en las universidades, aun enfrentar que el “protocolo” que la
aprobación, que el director de tesis, antes un asesor. El objetivo político es
contener y los “tonton macutes” de la educación mexiquense, cumplen con fiereza.
Yo hice toda mi tésis y luego busque quien firmara. mi trabajo, para su
presentación. Así es la
UNAM. Encontré a Jaime Zurita, un chileno, quien luego se dio
cuenta de lo que tenía en manos. Luego fue Ariel Kleiman y su esposa Elena
Kovalsky, otros genios argentinos y judíos. Antes Héctor Espinoza Berriel con
quien en 1979 empecé a trabajar en su consultaría IESA, en maquinas CROMEMCO de
64 K bytes de memoria total. En lenguajes Fortran y Basic
Steve Jobs
hizo que todo cambiara. La foto que acompaña este escrito, pertenece a mis
folletos y manuales que en ese año conseguí (están a disposición a partir de
hoy en la Librería La
Web o N@D@ de Tejupilco, para quienes quieran conocerlos) Avistaban no solo el
futuro por venir, sino la belleza y el buen gusto. If you have a desk, you need
a Macintosh rezaba el lema comercial (si tienes un escritorio, necesitas una
Macintosh). Antes la Apple II había
revolucionado a las Radio Shack y se aprestaba a derrumbar al gigante imperial,
a la IBM. Entonces,
esta corporación dictaba la política informática en México, como ahora lo hace
Microsoft. Agrega en el folleto de Apple, lo fundamental de Steve Jobs:
Macintosh fue diseñada para cualquiera que tenga, distribuya, interprete, organice,
archive, comprenda, genere, duplique y otros trabajos parecidos con INFOMACIÓN.
Apple II
(inspirada en Los Beatles y la manzana) y Macintosh entre 1977-1986 fueron
plataforma de la tecnología actual. iPod en 2001 de la música, iMac en 2007,
del Internet y el diseño. iPhone también en 2007, la revolución en la telefonía; iPad en 2010 es el principio de
todo y la “nube” hace unos días, es el futuro, aquí y ahora.
Woody, Buzz y
todos los personajes de Toy Story, también lloran la partida de su progenitor
en Pixar. Si el cáncer es el deseo de morir y si el cáncer es un mecanismo que
acaba con la vida física de manera inconsciente –por eso no hay curas- es la
consunción espiritual, es tristeza. Habría que preguntarse que es lo que vio
Steve Jobs y mejor a ritmo de la melodía de Mecano dedicada a Salvador Dalí,
repetir “Dalí se desdibuja, tirita su burbuja al desconfiar latidos. Dalí se
decolora, porque esta lavadora no distingue tejidos. El se da cuenta y asustado
se lamenta: los genios no deben morir…”
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