El estilo de vida norteamericano
que alcanzó fama mundial, se institucionaliza en México, tras la promulgación
de las modificaciones a la Constitución Política. En esta Carta me propongo predecir cómo será el estilo de vida mexicano -el mexican
güey of life- a partir de estos momentos aciagos, en que se revoluciona la
Constitución Real, la Escrita y Social del estado Mexicano.
Veo a México enganchado a la
preeminencia absoluta de la ganancia monetaria, sobre todos los
demás fines de la vida, toda. Anticipo el asentamiento de comercios y de
corporaciones vinculadas a los sectores energético, turístico e inmobiliario,
que ofrecerán miles de empleo con salarios mínimos, para atender los
requerimientos de servicio y producción, de las multinacionales que se
aposentaran sobre nuestro suelo patrio.
Paralelamente, veo una economía
secundaria, complementaria para la mayoría, pero altamente generadora de
riquezas para los promotores, basada en el capital especulativo, el que
promete, ofrece, invita, seduce, encanta, ilusiona. Como el rey Midas, proliferaran
en todas partes los “negocios” que te invitan a hacerte rico, sin hacer nada
que no sea confiar, dejarte engañar. Y por supuesto que espero una economía
mexicana permisiva y tolerante con cualquier forma de lucro, debida o indebida.
Se legalizara el narcotráfico, el secuestro y la extorsión Se aplaudirá a la
mujer que venda su cuerpo, sus ojos, su pelo o su vientre. Será merecedor de
encomio todo lo que genere dinero, en cambio, se botaran al basurero el acto de
pensar, la ciencia o la música si es que no sirve para obtener ganancias
monetarias, y entre mas expeditas, mejor.
Veo con horror la naturalización
de la muerte, el asesinato, el adulterio y el incesto, el robo y el despojo,
siempre que conlleve riquezas. Bling bling para todos, cadenas de oro o de
“coro” (ya saben del que hace el toro), albercas llenas de champagne, tecnología,
luces, música y hip hop. Fastuosidad y oropel para disfrute de unos y ambición
de todos los que han sido más bestias que humanos y que ahora lo ven de cerca,
como oportunidad anhelada. El “fast and furious” dejara de ser solo una peli,
para pasar a ser la Biblia de las nuevas máximas virtudes. Preveo una sociedad
cada vez más desigual, controlada mediante el empleo de dos grandes
herramientas. La Fe y la religión, o bien la Policía y las armas.
Ha cumplido su parte a la
perfección el Teletón, las rogatorias, la Rosa de Guadalupe, la Televisión: ya es un hecho ¿irreversible? qué
todo tiene el perdón de Dios, que no hay límites para el ser Supremo: ¿qué
importa si alguien roba, mata, viola, engaña…? solo arrepiéntete y asunto
arreglado. Se institucionaliza el ciclo perverso que los Legionarios de Cristo iniciaron,
en estas tierras sureñas hace más de 15 años. Aquellos de Nuevo León que
viajaban a Temascaltepec, un par de semanas en la cuaresma y regresaban
excusados, para seguir apostando, atracar, traficar con todo, envenenar
cuerpos, alma y corazón.
Y para aquellos que no admitan el
nuevo orden nacional. Quienes se nieguen a reconocer que la Nueva Constitución
es el TLC firmado el 12 de agosto de 1992 y ya no el vetusto documento que se
recordaba el día 5 de febrero de cada año,
para Nosotros, toda la parafernalia represiva del sistema
imperial: policías antimotines, balas de goma y de las otras también, aparatos
detectores de armas, espionaje, acoso
virtual, chorros de agua, toques eléctricos, “drones” y cámaras de vigilancia.
Bien recuerdo que en aquel lejano y tan cercano miércoles 1
de septiembre de 1982, nunca imagine llegar a este escenario nacional que ahora
enfrento y sufro, como mexicano. Estaba profundamente enamorado y mi amada
Leticia era tan fanática del basquetbol como lo era yo por ella. Pasamos el día
en las canchas de los Viveros de Coyoacán. Y aunque sabia –era Asesor de
Francisco Labastida en la extinta SPP- las enormes dificultades que afrontaba
la economía nacional, en ese momento, a mis 26 años solo pensaba en los
efluvios mas lúbricos posibles, en las palpitaciones del corazón y en el
encanto de las miradas, la respiración y los humores revueltos entre las
sabanas. Recuerdo que llegue a mi departamento y mi vecina Xochitl subió a invitarme
a festejar el decreto anunciado al mediodía. ¿Cuál decreto pregunte? Y ella, asombrada, estupefacta me grito ¿que no sabes
que se Nacionalizó la Banca? Un mes antes el titular de la SHCP, Jesús Silva Herzog, había viajado a Washington a informar al
departamento del Tesoro de los EUA, la imposibilidad de nuestro país para
cumplir con los compromisos de la deuda externa de México.
Diez años después, en 1992, se
formalizaba el TLC al estrechar sus manos Jaime Serra Puche por México, Carla
Hills por los EUA y el Ministro canadiense. Solo tardaron 14 meses, para que en “fast track” se llegara a un
acuerdo comercial que impidió a los mexicanos tener acceso a los mercados vinculados
con el sector de las armas, restricciones al transporte y negativa absoluta a
incluir la libre migración entre países. México anuncio los cinco “no”: inversiones en áreas básicas, contratos
de riesgo, clausulas de seguridad, importación de gas y gasolineras
estadounidenses. Con las Reformas aprobadas, se derrumbaron completamente los
“no” mexicanos, pero prevalecen los “no” yanquis
Jamás imaginé que aquel día de
1982 daba inicio el proceso de extinción de México. Ni de chiste anticipe conscientemente
–la verdad si lo sabía y por eso decidí un sexenio más tarde, mudar mi
residencia al sur del estado de México, y no colaborar en la infamia traidora- no pude pensar en nada en aquella fecha, que
ahora es de referencia obligatoria. Entonces mi oficina estaba en la esquina de
las calles de Madero y de Isabel La Católica, en lo que ahora es el Museo del
Estanquillo y bastó unos pasos para ser testigo presencial de aquella gélida
celebración, de “cuellos blancos”, de burócratas asombrados que fueron
acarreados al Zócalo, para aplaudir la “patriótica”
decisión del Presidente.
Veinte años después, se cierra la
anexión y se impone la voluntad norteamericana, sobre las leyes nacionales.
Senadores y Diputados aprobaron por mayoría arrolladora las reformas que en voz
de los Bush, Gavin, Negroponte, en las planas del NY Times, del Wall Street Jornal,
en el “espíritu de Houston” desde entonces, en el verano del 92, festejaban
sonoramente, anticipadamente, que la firma del TLC “institucionalizaba” las
reformas necesarias para el “progreso de México” Es el eufemismo para describir
la contrarreforma a las leyes de la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas,
la perdida de la Soberanía de México, la transformación del estado mexicano, de
manera radical y absoluta en beneficio de los más ricos.
Terminare platicando el caso de
Bernie Madoff, un actor estelar de este nuevo orden mexicano. Invitado de lujo
tras apropiarse oficialmente de 50 mil millones de dólares y extraoficialmente
de mucho más de 100 mil millones de dólares que no fueron denunciados ante las
autoridades gringas. Estafo a su Madre, a su esposa y a sus dos hijos. Uno de
sus hijos se quito la vida, ahorcándose con su cinturón al enterarse que el
“negocio” que les había propuesto su Padre, era una estafa. El dinero no ha
sido encontrado, Bernie purga una condena, que seguramente, igual y como ha
ocurrido en México con Raúl Salinas de Gortari, concluirá mediante arreglos,
para que sea devuelta su fortuna mal habida.
Este tipo de “negocios” de oro y
modernos, “seguros” y sin “pierde” son uno de tantos escalones que ahora podrán
aprovechar los audaces, los hambreados, la gente sin escrúpulos, avara y
ambiciosa
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