Monday, December 09, 2013

LA CONTRA REFORMA EN MÉXICO

Seguramente hace 150 años, la mayoría de la gente que vivía en este país –creo que aquello, aun no era México, víctima de un mal parto independiente- no sabía y además no entendía lo que significaban las Reformas emprendidas por los gobiernos liberales, encabezados por Don Benito Juárez.
Pero si podríamos suponer la existencia de algunas semejanzas, quizás morales entre aquel país derrotado, acosado, humillado, cercenado, mutilado de entonces y el México de hoy. Porque las catorce veces que Antonio López de Santa Anna fue Presidente, entre 1833 y 1855, marco, de manera definitiva, hasta la fecha, el ritmo, sabor, clases sociales, espíritu, carácter, modos, usos y costumbres de un pueblo que se ha acostumbrado a vivir bajo el imperio norteamericano. A sufrir pérdidas territoriales y asumirlas como naturales, a tronar cohetes, rezar a todo el santoral, suspirar por Jenny Rivera, hacer peregrinaciones, ver la televisión, gritar ¡gool! y sumisamente, religiosamente, agachar el testuz como esclavo obediente.
No obstante, el papel previsor  y decidido de Benito Juárez, aliado con Juan Álvarez, I. Comonfort, I. Manuel Altamirano, Ponciano Arriaga y muchos otros, la mayoría olvidados, los llevo a empeñarse en una Revolución cruenta, para hacer de México un país con un sistema político y una economía basada en la acumulación de capitales, en el uso de todos los medios de producción –tierra, trabajo, edificaciones, transportes- para generar una idea de progreso, en beneficio de aquellos que se comenzaban a perfilar como mexicanos.
El ensayo tuvo un gran éxito. La Reforma Juarista quedo plasmada en las Leyes conocidas como de Reforma, que fueron varias y que algunas de ellas mismas, mantienen el nombre de su promotor: Lerdo de Tejeda, La fragua, Comonfort y sobre todo las referentes a la Iglesia, las  que amortizaron los bienes eclesiásticos, retiraron la propiedad de solares, templos, conventos, escuelas y todos los bienes materiales acumulados por la iglesia católica, para ponerlo en venta y generar así un mercado emergente de capitales.
Hoy estamos en una situación parecida, pero completamente diferente. Porque la revolución emprendida por el PRI, junto con el PAN y vergonzosamente en alianza con el PRD, tiene como objetivo central  la entrega de México –ahora si ya todo un país con historia, nombre y patria- al Imperio que hace un poco más de ciento cincuenta años, nos arrebatara, al alma de una nación en formación y más de la mitad de nuestro territorio (Texas, Arizona, Nuevo México, la alta California): La Contra Reforma Peñista es una Revolución encaminada a integrar a México, subordinado a los EUA.
Quiero referir una anécdota que me sucedió la semana pasada y que me remitió a la visión con la que inicie esta Carta, resulta que  entro una señora bonita, a mi librería El Arete de Tejupilco y de golpe me preguntó ¿que son las Reformas? Buscaba revistas o libros para informarse. Francamente no entendí y además, por la edad y su indumentaria pensé que era una Maestra joven –sector que nunca pregunta, porque asume que todo lo sabe y lo que no lo inventa- pero pronto me di cuenta que no era así: dijo ser de Palmar Chico y laborar en el Sector Salud. Me di cuenta de mi error, de mi falta de tino y de prudencia. Como ella, la enorme, la inmensa mayoría de mexicanos no tiene la menor idea de las modificaciones que se están aprobando por un puñado de traidores, de caporales y mayordomos, reunidos en el Congreso de la Unión, para modificar sustancial y esencialmente, letra y espíritu de nuestra Carta Magna.
Es importante repetir y dejar en claro un punto nodal: estamos en un proceso Revolucionario, de manera más correcta Contra-Revolucionario, por regresar a estadios sociales, políticos y económicos anteriores. Estamos frente a un retroceso a formas de conquista y conservación del poder y del gobierno en México, que se habían superado por instituciones superiores, mejores y buenas para las mayorías. En 150 años hemos transitado de una Oligarquía terrateniente y confesional en esencia, con una Dictadura Tiránica en la forma, la encabezada por López de Santa Anna primero y Porfirio Díaz después; hacia una Monarquía Republicana, la de un Presidente con todos los poderes legales, metalegales y supralegales para Gobernar de forma Republicana: atendiendo democráticamente a las mayorías, aristocráticamente a los mejores y oligárquicamente a los ricos. Esta fue la manera como se organizo el poder en México entre 1917 y 1994, hasta que el interregno del PAN, dejo en claro que las clases provincianas, católicas y adineradas no sirven para completar transiciones políticas. Por eso, el regreso del PRI, tiene prisa en consolidar un Estado de naturaleza esencialmente Oligárquica, pero muy estrecha -un gobierno de ricos para ricos- con formas democráticas acotadas, legal o ilegalmente: participación electoral de las mayorías pobres, condicionadas a cuidar forma y fondo de las expresiones públicas, lo que significa que nada de protestar con exageración,  y buscar la censura abierta o disimulada en medios de comunicación y redes sociales. La pregunta más importante para entender dichas Reformas y el proceso revolucionario en acto,  consiste en saber si estas modificaciones, como hace 150 años, serán en beneficio de los mexicanos, incluso extender la duda a los ricos mexicanos y la respuesta es contundente: NO
Se trata de hacer del sistema político un régimen semejante al de los EUA. Un sistema basado en  partidos con distinto nombre, pero con igualdad de principios y objetivos políticos. Se reforma el régimen fiscal que le concedió ventajas impositivas a los empresarios mexicanos, a los ricotes nacionales y que los ha llevado a posicionarse en la mítica lista de los más ricos del mundo. Cambios que conviertan a la sociedad mexicana en una clase de trabajadores o empleados, orientados a la costumbre del consumo formal,  el que se contabiliza y paga con tarjetas bancarias, no el abastecimiento en mercados públicos ambulantes, sino el que se hace con facturas y paga impuestos. Consumo de mercancías nuevas, que deshecha lo usado o rebasado tecnológicamente y destruye todo lo demás.
Y lo más grave, la Revolución - una guerra fraticida no reconocida, que lleva decenas de miles de muertos- tiene como objetivo central la cesión de todo acto soberano del Sistema Político Nacional a través de la rendición de la explotación del territorio nacional a compañías extranjeras: reservas petroleras, playas y litorales, yacimientos y extracción de energéticos, generación de electricidad, venta de litorales, subasta del territorio. Por eso y con buen ánimo dice la Diputada Layda Sansores que “privaticen sueños, privaticen ánimos,… mejor vayan y privaticen a su pu… madre”
Se trata de vender y de hacer de la compra-venta el orden primordial. Se renueva el control político autoritario y centralizado, solo que ahora compartido, por un partido político, representado en el Congreso, un Presidente-Gerente y un Quinto Poder, la Televisión, que construye y destruye imágenes, en instantes.
Hay que señalar, a reserva de tratar con mayor detalle que las Contra Reformas se agrupan en los siguientes rubros: Educativa, la que busca tomar el control laboral antes que el de la atención estudiantil o los contenidos educativos; Laboral, la que somete al factor trabajo a salarios de miseria, sin prestaciones ni garantías, sin seguridad social y de acuerdo a las necesidades de empleo de las empresas globalizadas; La Fiscal, es la Reforma que asume un proceso de empatía con el sistema tributario norteamericano. Y dejo las dos Reformas más importantes para el final: la Política,  que hace a un lado el lema Maderista del Sufragio Efectivo No Reelección (se llega a la paradoja de un sistema basado en el “Sufragio En Efectivo Si Reelección”)  y que asegura el equilibrio de poder entre el Ejecutivo  y el Legislativo, como sucede en los EUA. Finalmente la Reforma Energética que se pretende aprobar en esta semana de diciembre de 2013, es la que entrega y capitula al estado mexicano frente al comercio multinacional,  los países globalizados, ante los EUA y las mismas “siete hermanas” petroleras, que fueran arrojadas de nuestro territorio patrio, en 1938,  por el decreto de Expropiación del General Lázaro Cárdenas.

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