Son las 6 de
la mañana. Aun esta oscura la calle de Allende, donde se encuentra la casona en
que he pasado la noche, frente al edificio sede de la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal y antigua Cámara de Diputados, que hasta 1872 fuera recinto
del célebre Teatro Abreu.
Calzo tenis,
uso shorts y porto una sudadera azul, tan grande como desaliñada, pero que me
permite caminar con las manos metidas en la bolsa del frente, a la altura del
bajo vientre, mientras me dirijo hacia la Alameda Central, no sin antes
detenerme en la esquina con Donceles y voltear a observar con detenimiento el
frente inmenso, bellamente iluminado, majestuoso, del Teatro de la Ciudad de
México, el originalmente bautizado como Teatro Esperanza Iris, inaugurado por allá de 1918, con la
presencia del Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, Don Venustiano Carranza. Escenario
obligado de paso para todo espectáculo que a principios del siglo pasado, se
propusiera alcanzar las marquesinas de Broadway, el éxito y la conquista del
nuevo mundo moderno.
Por este
recinto de 1,344 butacas, repartidas en un anfiteatro en el primer nivel y tres
pisos elevados, además de balcones y gradas hasta la parte superior, muy cerca
del plafón barroco, encima de los terciopelos rojos y las alegorías en dorado, que adornan el interior, han transitado artistas de la talla de Enrico Caruso, María
Conesa, la bailarina Ana Pavlova, y ayer 10 de marzo de 2015, fue el sitial en
donde nos hemos reunido más de mil Maestros en la Enseñanza del Ajedrez, de un
total que suma 3 mil apóstoles (enviados, externos, intermediarios) y que
constituimos la primera generación formada en México, por la Fundación
Kasparov.
6:30 a.m. Me
dirijo hacia la calle de Tacuba, paso enfrente del Palacio de Minería y
contemplo azorado, como siempre, la bóveda brillante, dorada del Palacio de las
Bellas Artes, detenido, por un momento, mientras cambia el semáforo, en la
esquina de la avenida de Niño Perdido –siempre presente-, en el punto donde antes, cambiaba su nombre por el de San Juan de Letrán.
Cruzo y
empiezo a trotar, pensando que en este día 11 de marzo mi Padre cumpliría 83
años y mientras el esfuerzo me hace olvidar el frio de la mañana, húmeda porque
llovió en la noche del mes “loco otro poco”,
corro a buen ritmo, alrededor del perímetro de 1380 metros que mide la
Alameda, y pienso en aquel día en que mi Pa’ me trajo de la mano a conocer la
Librería de Cristal que ya no existe, pero que estaba en el costado oriente de
la Alameda.
La visión de
los ahuehuetes –hay uno de tronco tan retorcido y añejo que no dudo ha visto
pasar el tiempo de los conquistadores españoles y luego los franceses y los
norteamericanos- sauces, álamos, acacias,
son un bálsamo mágico que deja libertades para soñar con un México diferente al
país que hoy en día se derrumba, se hunde, irremisiblemente, con fatalidad,
corrupción y cinismo.
A cada zancada,
en mis oídos repican como agujas, me recargan de adrenalina la sangre y me
impulsan a mantener mi batalla personal contra los malos gobiernos en la microrregión en donde ahora vivo, al sur del estado de México: "Los
gobiernos ya no son parte de la corrupción, el Estado es la corrupción",
dijo González Iñárritu hace unos días, para confirmar que su cuestionamiento al
Gobierno de México no había sido una ocurrencia al calor del Óscar recibido,
sino el resultado de una reflexión calculada: más bien, la entrevista de
Alejandro al diario la Reppublica del pasado domingo, es una respuesta al tuit idiota de Peña Nieto, en la hora de la entrega de los oscares. Días más tarde, Guillermo del
Toro fue aún más lejos: "Me encantaría sentarme con la clase política y
prenderles fuego para que hubiera voluntad histórica, no nomás voluntad de
robar. A muchos de nosotros nos van a olvidar, pero a ellos, las chingaderas
que hacen, las va a recordar la historia". Fernando del Paso, el laureado
escritor de Noticias del Imperio, se lamentó porque "nuestra patria parece
desmoronarse... algo se está quebrando en todas partes" y agregó: "Me
da pena aprender los nombres de los pueblos mexicanos que nunca aprendí en la
escuela, y que hoy me sé sólo cuando en ellos ocurre una tremenda
injusticia"… son Tlatlaya y es Ayotzinapa, es Iguala o Ahuacotzingo, donde
ayer apareció muerta con bestialismo otra mexicana más…
Un día antes.
La cita fue en
el Teatro Esperanza Iris y la reunión convocada por la Fundación Kasparov, tenía
como motivo, la entrega de las acreditaciones respectivas a los integrantes de
la primera generación de profesores en la enseñanza del Ajedrez. Formación
primigenia que arrancó a finales de octubre del año pasado y que constó de dos
sesiones presenciales, primero a cargo del GMI Miguel Illescas y el segundo
día, bajo la dirección del elegante y buen orador, mejor periodista e
incansable promotor del Ajedrez en todo el mundo, Leóntxo Garcia. Un par de
leyendas del mundo del Ajedrez, aunque de distintas maneras, porque si Miguel
Illescas coordinó los trabajos de “Deep Blue” de la IBM, la supercomputadora
que se enfrentó y venció por primera vez al Campeón Gary Kasparov, lo hizo entre
acusaciones de trampa y manipulación de resultados (idéntico, pienso, a lo que
sucede en los procesos electorales en todo México). En cambio, el segundo, el
Maestro Leóntxo, es todo un ejemplo, promotor, enamorado, convencido de que el
Ajedrez es una actividad que reúne dos cualidades únicas: enseña a pensar y es
muy divertido.
La reunión que
contó con la presencia de representantes de la SEP, la UNAM, y del jefe de
Gobierno de la Ciudad de México, el Doctor Miguel Mancera, fue interesante,
aunque un poco abarrotada al final, al momento de entregar los documentos que
certifican el conocimiento necesario, para que cualquier persona, aun sin haber
jugado nunca antes al Ajedrez, esté en condiciones de enseñar, con pedagogía y
mucha didáctica el juego del Ajedrez a niños, pero también a jóvenes, adultos e incluso a
comunidades indígenas.
La razón que
anima y organiza este esfuerzo dirigido por el Maestro Iquíngari Carranza en
México, es que el Ajedrez reúne una amplia, muy amplia gama de beneficios para
toda la gente. No importa edad ni sexo, religión ni condición social. Reza un
refrán hindú que “El Ajedrez es un mar en el cual un mosquito puede beber y un
elefante puede bañarse”
Todo mundo
tiene cabida en este espacio que ofrece garantías democráticas porque está al
alcance de todos, económicas porque es muy barato practicarlo; no discrimina,
como se puede ver en su naturaleza bicolor y porque ejercita al que lo practica
en cuatro pasos indispensables para una buena vida, un buen ciudadano y un
mejor mexicano: Pienso, Analizo, Evalúo y Decido.
Virtudes
normales, formas racionales, condición feliz del ser humano, extraviadas… en el
mundo de las bestias: nuevamente González Iñárritu atina a describir que en
México “Tenemos
miedo porque no los vemos (las bestias). Podemos ir a un lugar a presentar una
denuncia y el lobo puede estar ahí, pero no lo ves. Vivimos en una estepa”…
Sin embargo, es más grave aún que la
corrupción económica que destilan, apestan quienes se apoderaron de la
Presidencia y del Senado y del Congreso de la Unión. Los que compraron los
votos que ahora califican como aceptable el ingreso de Medina Mora a la
Magistratura de la Suprema Corte de Justica, el Máximo Tribunal y sede del
poder Judicial del estado Mexicano, ni siquiera se detienen, a pensar que con sus actos han provocado una
escalada de violencia soterrada que se traduce, aparte del infierno criminal de
horror y muerte, en el despojo indiscriminado, el graznido de urracas y cuervos
que desde sus púlpitos defienden a cambio de la paga, la irracionalidad de sus
amos y dueños.
Es una bolsa en donde lo mismo caben
amigos que se han dejado seducir por la corrupción (“es que tengo que llevar
dinero para la casa”… me dicen) que otros que no paran de despotricar en contra
de Carmen Aristegui, y del Peje, claro, antes que nadie de Andrés Manuel López
Obrador, de los izquierdosos. Entonces, es aquí, en este mundo de vergüenza y
desesperación que se entienden por ejemplo, las palabras que escribe en su
facebook el Diputado Noé Barrueta, precandidato a la Presidencia de
Temascaltepec, por segunda vez en menos de diez años: dice Noé que lo pueden
investigar (algo así, no es textual) porque no se ha hecho rico, tras los cargos
públicos desempeñados. Entonces es momento de levantar las cejas y preguntarse
si la camioneta de un millón y medio de pesos y la casona hermosa y cuidada, el
palacete en San Andrés de los Gama de su propiedad ¿no son riquezas?... Porque
no se parece en nada al patrimonio que orgullosamente comparte públicamente el
ex presidente de Uruguay, el viejón José Mújica, aunque, sinceramente habría
que aceptar –entendiendo a Noé Barrueta- que su patrimonio no es riqueza si se
compara con la Casa Blanca de la “Gaviota”, la Casa de Malinalco de Videgaray o
la casa en Ixtapan de la Sal del señor este “cuyo nombre no quiero ni
mencionar, porque todo lo hace mal”, como diría y dice Raquel Tibol.
Así es como hay que entender al ex
Alcalde de Temascaltepec: él es un pobre diablo. Así hay que ver la segura
candidatura “planchada de Noé, que se suma a la candidatura para Diputada Federal
de Ivette Bernal, solo por ser hija de Guillermina Casique, quien para no
dejarla sola y quizás, para cuidar sus pasos (no vaya a dar un mal paso y no
convide) se anticipa que la Madre ira por una candidatura plurinominal, por el
Partido verde ecologista.
Es necesario
reflexionar en las palabras de Fernando del Paso, hace unos días al recibir el
Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria: “Lo único que no sé es en
qué país estoy viviendo. Pero conozco el olor de la corrupción: dime, José
Emilio: ¿a qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los
huesos? ¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima
del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia?”.
González Iñárritu,
Carlos Cuarón, ambos ganadores en años consecutivos del Oscar al Mejor Director,
se suman a las declaraciones del poeta del Paso y del “chivo” Lubensky, de
Guillermo del Toro. Son un frente abierto, tristemente criticados por epígonos
al servicio del sistema y de las mafias. Amigos conocidos (adversarios
desconocidos) que se devanan los sesos
en tratar de demostrar a sus respectivos
auditorios, que el premio otorgado por la Academia de Hollywood no es meritorio
ni importante, sin atender ni leer el contenido de la sentencia eminentemente
política de estos mexicanos valientes y enfáticos, que se han abierto las
puertas del éxito –si comercial… si ya sé- sin depender nunca de las ayudas de
los gobiernos… (“que apoyan cuando se les pide"… reza un cuate que no alcanza a
“solucionar todavía su vida económica”… y así, pues nunca lo va a lograr.)
Agrega
Guillermo del Toro, en el Marco del Festival de Cine de Guadalajara (¡si!... Rene Franco, -muchachita jota y maricona- ya sé que gritas en la radio que es un
festival menor y en una ciudad que, según tú no lo es), sentencia el Director
de El Laberinto del Fauno “que lo que atestiguamos es el triunfo
absoluto del PRI: logró imponer sus valores al resto de la sociedad, o por lo
menos a aquella parte de la sociedad que influye… la clase política en su
conjunto ha hecho suya la moral del partido tricolor. Peña Nieto y sus
funcionarios pueden cometer cualquier arbitrariedad sin temer mayor contratiempo.
No sólo porque no existen los mecanismos de rendición de cuentas, sino porque
ni siquiera hay una reprobación moral en los círculos sociales en los que ellos
se mueven. Basta con que omita leer la prensa extranjera”
Es el caldo de
cultivo donde especies nacidas de la corrupción, el chayote y del embute se
sacan la lotería y son candidatos a cargos electorales, como vergonzosamente
sucede en Tejupilco. Es inaudito que los varones tejones se empinen frente al dedo
elector y se apresten a resignarse ante un niño nativo que destila pus por
donde se le mire. Porque el PRI
“ha convencido a las élites de las ventajas de chapotear en el lodo y de paso
ha convertido la vida pública en un pantano infesto en el que todos ellos
abrevan” (Jorge Zepeda Patterson)... vaya para todos los que se ostentan como
“todos contra Lino” y por supuesto que para Lino mismo también…vergoña.
Viernes 13
Leontxo y Guillermo Garcia |
Tan simple
como el mensaje que pronunció mi tocayo del Toro: “Así que los jóvenes sólo
tienen que chingarle” Es cosa de esforzarse, de ejercitar el cerebro, de
profundizar en el inconsciente colectivo junguiano, rascar al iceberg de la
humanidad, desafanarse de los valores que imponen los medios de comunicación.
De lo
contrario “¡Cuidado! Cada hombre es una bomba a punto de estallar… Ya nadie
puede ser vejado, ni aprehendido. Todos se niegan a combatir. En los más
apartados rincones de la tierra, resuena el estrépito de los últimos
descontentos… El tuétano de nuestros huesos está debidamente saturado. Cada fémur
y cada falange es una cápsula explosiva que se opera a voluntad. Basta con
apoyar fuertemente la lengua contra la bóveda palatina y hacer una breve
reflexión colérica… 5,4,3,2,1 y el índice de adrenalina aumenta, se modifica el
quimismo de la sangre y ¡cataplúm! Todo desaparece en derredor…
No hay más remedio que amarnos apasionadamente los unos a los otros”
(Juan José Arreola, poeta y extraordinario jugador de Ajedrez)
No hay más remedio que amarnos apasionadamente los unos a los otros”
(Juan José Arreola, poeta y extraordinario jugador de Ajedrez)
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