Thursday, November 01, 2007

CANASTA DE CUENTOS MEXICANOS

Si los malos gobiernos presididos por Luis Echeverría, López Portillo y De la Madrid, en ese orden, destrozaron las bases políticas y económicas del Estado Mexicano y corrompieron los principios, reglas, balances y contrabalances que sostenían la forma de gobierno constituida tras la Revolución Mexicana, luego entonces la llegada de Carlos Salinas de Gortari no es sino resultado de esta corrupción política. No se entiende, no podría ser sin este 18 Brumario, parafraseando a Caros Marx, pues tres sexenio seguidos han nublado el horizonte nacional, a pesar que el Brumario se refiera al mes del calendario francés triunfante.
Solo que mientras los predecesores de Salinas, en la Presidencia de la República, corrompieron al Estado por excesos o defectos de sus biografías personales, Carlos tomo decisiones en política de manera plenamente deliberada, consciente, premeditado, con alevosía y ventaja. El si entendía que la forma de gobierno mexicana era una mixtura de principios monárquicos y republicanos y que el Presidente podría, a su vez ser Rey o Tirano y opto por lo segundo.
De manera que la corrupción económica que se generó y expandió en su sexenio, el narcotráfico, los rescates bancarios, no es nada con las acciones tomadas para desaparecer la forma de propiedad social, el ejido y hacer posible su venta; con la manera como concertó y cedió el ejerció del poder, pero principalmente su determinación por anexionar la economía y la vida nacional a la economía norteamericana mediante el Tratado de Libre Comercio.
De un solo golpe fue borrada aquella imagen bucólica de la Canasta de Cuentos Mexicanos de Bruno Traven, donde un campesino mide su tiempo vital de manera diferente, opuesta, a las mediciones que implican los mercados extranjeros. A partir de 1988 el país entero inició una experiencia totalmente ajena, extraña y diferente para las mayorías sociales, la de hacer de la vida un acto de comercio y de la compra-venta el sentido de la vida.
Ahí nace la migración de la mano de obra “mojada”, la quiebra del campo mexicano, y las profundas diferencias sociales en la increíblemente injusta distribución de la riqueza. Salinas de Gortari privilegio el sesgo tiránico, para legislar a su gusto, imponer sus órdenes, pasiones, al sistema nacional total, en servicio de la parte oligárquica del país, aquella que mide las diferencias de la población en función de la riqueza acumulada.
Todo lo que ha seguido a ese periodo de gobierno es consecuencia directa de entonces. Salinas gobernó aliado al PAN, persiguió, no vio ni oyó a la izquierda mexicana, metió a la cárcel a sus enemigos políticos, desmantelo al PRI, amenazo, mintió y finalmente alentó a la reacción más oscura y retrógrada para encumbrarse en el gobierno, así haya sido a costa de la vida de Luis Donaldo Colosio, pieza prescindible en el ajedrez político que el mismo propicio.
Así, la designación de Ernesto Zedillo es resultado de las fuerzas en pugna, incontenibles en la disputa por la nación. Entre 1988 y el año 2000 surgen los actores principales de la tragicomedia que vemos todos los días de hoy. Carlos Slim y Salinas Pliego de TV Azteca, deben sus negocios a Carlos y están en deuda con él. Elba Esther Gordillo y Romero Deschamps nunca hubieran llegado a liderar el magisterio o el sindicato petrolero sin el apoyo de Salinas. Zedillo no se corto, al contrario, utilizo la medida más propia de los tiempos que se vinieron encima, el parricidio como principio. Ni respeto ni agradecimiento. Zedillo no fue nombrado ni por el presidente saliente, Salinas, ni por el PRI, solo un medio. Este nacimiento sobrenatural, diría de cesárea o de probeta parió un doctor Zedillo sin paternidad alguna, solo enfocado con la venta de México, el negocio con los puros ricos nacionales e internacionales, por ello la creación del IPAB, cuya protección solo existió en los bolsillos de los especuladores y agiotistas.
Fiel al modelo en que fue educado, el bolerito de Baja California, entrego tanto la economía como el poder a la nueva clase hegemónica n México. A Fox y la ultraderecha y a las transnacionales norteamericanas, con las que termino trabajando, a su servicio. El más claro síntoma de perversión política, conflicto de intereses y corrupción total.

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