Cuando Carlos Salinas de Gortari decide integrar México a la economía de los Estados Unidos, las reglas del tratado giraron en torno a lo que cada socio tenía para intercambiar. Si bien México es productor importante de aguacate, melón, sandia, de camarón, cerveza, tequila y algunas otras mercancías, la realidad es que las fuentes de divisas nacionales provienen principalmente de la exportación del petróleo y del turismo extranjero.
Mientras el sistema económico norteamericano produce una enorme cantidad de bienes y servicios tanto para el consumidor final, como para el consumo intermedio –refacciones y materias primas- México no tiene con que competir, con una potencia económica como la del vecino del norte.
Una solución para saldar ese déficit en materia de divisas, -básicamente dólares americanos- se dio con los cambios ocurridos en el ámbito de la educación. Fue durante el sexenio de Salinas de Gortari que se defenestró al antiguo líder del Magisterio, el Profesor Jongitud Barrios y se elevo al control del Sindicato más numeroso de Latinoamérica a Elba Esther Gordillo. La discusión que siguió entonces, por el control del petróleo y la propiedad de PEMEX, ocultó un hecho clave en el presente y futuro de México, la educación de la juventud y el desarrollo de los estudiantes egresados, del sistema educativo nacional.
A partir de entonces, enero de 1994, además de las divisas generadas por la exportación de productos primarios, por el turismo y por el petróleo, nuestro país comenzó a contar con el flujo de divisas que en remesas, enviaban los emigrantes que iniciaron el éxodo en búsqueda de los empleos que la economía mexicana dejo de crear o preservar. Envió de remesas nada despreciables puesto que en el transcurso de 15 años pasaron de 4 mil millones a más de 20 mil millones de dólares anuales, cifra superior a los ingresos por concepto de la venta de petróleo y que solo se detuvo por el quiebre de la economía norteamericana, a finales de 2009.
Para hacer posible que las remesas que han entrado a la economía nacional se contabilicen y utilicen para el servicio de la Balanza de Pagos se ha dispuesto todo un sistema formal de captación. Por otro lado se ha organizado un sistema educativo que mantiene al estudiante ocupado, que frustra a la juventud y que produce analfabetas funcionales, propios para emigrar. De ahí proviene el poder alcanzado por la líder del gremio magisterial. Elba Esther Gordillo se ha encargado perfectamente de implantar una educación vigilada, supervisada y manipulada por los propios maestros, quienes han aceptado dócilmente el papel en la comedia o tragedia económica y política, a cambio de mejoras salariales y créditos para bienes de consumo.
La otra cara de esta apuesta económica lo constituyen las divisas provenientes por el narcotráfico. Como mercado pirata, el flujo de drogas genera una entrada superior a los 25 mil millones de dólares que desbalancean la ecuación para los socios de México. Valdría recordar que en la época en que Inglaterra se convirtió en el Estado hegemónico internacional, el papel de los corsarios, filibusteros y piratas en general fueron acogidos con entusiasmo por los habitantes de la conocida como “Pérfida Albión”. Cada vez que un Galeón español cargado de tesoros y riquezas era saqueado por los piratas ingleses, había celebraciones en las Cámaras de los Lores y de los Comunes en Londres.
En cambio en México se persigue a los traficantes de drogas que generan los dólares que necesita el país, se declara una guerra en territorio nacional, con armamento adquirido en el mercado norteamericano y se provoca que el mercado interno de estupefacientes crezca de manera exponencial. A la fecha el mercado nacional, se calcula que vale cerca de 13 mil millones de dólares, abarcando todas las formas de enervantes, cuando solamente el mercado de cocaína en Estados Unidos supera los 50 mil millones de dólares, que sin duda es atendido por mercaderes de alguna otra parte del mundo.
Mientras el sistema económico norteamericano produce una enorme cantidad de bienes y servicios tanto para el consumidor final, como para el consumo intermedio –refacciones y materias primas- México no tiene con que competir, con una potencia económica como la del vecino del norte.
Una solución para saldar ese déficit en materia de divisas, -básicamente dólares americanos- se dio con los cambios ocurridos en el ámbito de la educación. Fue durante el sexenio de Salinas de Gortari que se defenestró al antiguo líder del Magisterio, el Profesor Jongitud Barrios y se elevo al control del Sindicato más numeroso de Latinoamérica a Elba Esther Gordillo. La discusión que siguió entonces, por el control del petróleo y la propiedad de PEMEX, ocultó un hecho clave en el presente y futuro de México, la educación de la juventud y el desarrollo de los estudiantes egresados, del sistema educativo nacional.
A partir de entonces, enero de 1994, además de las divisas generadas por la exportación de productos primarios, por el turismo y por el petróleo, nuestro país comenzó a contar con el flujo de divisas que en remesas, enviaban los emigrantes que iniciaron el éxodo en búsqueda de los empleos que la economía mexicana dejo de crear o preservar. Envió de remesas nada despreciables puesto que en el transcurso de 15 años pasaron de 4 mil millones a más de 20 mil millones de dólares anuales, cifra superior a los ingresos por concepto de la venta de petróleo y que solo se detuvo por el quiebre de la economía norteamericana, a finales de 2009.
Para hacer posible que las remesas que han entrado a la economía nacional se contabilicen y utilicen para el servicio de la Balanza de Pagos se ha dispuesto todo un sistema formal de captación. Por otro lado se ha organizado un sistema educativo que mantiene al estudiante ocupado, que frustra a la juventud y que produce analfabetas funcionales, propios para emigrar. De ahí proviene el poder alcanzado por la líder del gremio magisterial. Elba Esther Gordillo se ha encargado perfectamente de implantar una educación vigilada, supervisada y manipulada por los propios maestros, quienes han aceptado dócilmente el papel en la comedia o tragedia económica y política, a cambio de mejoras salariales y créditos para bienes de consumo.
La otra cara de esta apuesta económica lo constituyen las divisas provenientes por el narcotráfico. Como mercado pirata, el flujo de drogas genera una entrada superior a los 25 mil millones de dólares que desbalancean la ecuación para los socios de México. Valdría recordar que en la época en que Inglaterra se convirtió en el Estado hegemónico internacional, el papel de los corsarios, filibusteros y piratas en general fueron acogidos con entusiasmo por los habitantes de la conocida como “Pérfida Albión”. Cada vez que un Galeón español cargado de tesoros y riquezas era saqueado por los piratas ingleses, había celebraciones en las Cámaras de los Lores y de los Comunes en Londres.
En cambio en México se persigue a los traficantes de drogas que generan los dólares que necesita el país, se declara una guerra en territorio nacional, con armamento adquirido en el mercado norteamericano y se provoca que el mercado interno de estupefacientes crezca de manera exponencial. A la fecha el mercado nacional, se calcula que vale cerca de 13 mil millones de dólares, abarcando todas las formas de enervantes, cuando solamente el mercado de cocaína en Estados Unidos supera los 50 mil millones de dólares, que sin duda es atendido por mercaderes de alguna otra parte del mundo.
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