La marcha que culminó este domingo en el Zócalo de la Ciudad de México, NO es una más de las manifestaciones de hartazgo y desesperación nacionales. Expresión muy diferente a las movilizaciones multitudinarias contra del desafuero de Andrés Manuel López Obrador, o las marchas sindicales –tan agresivas como tan agredidas- en cambio, la caminata que partió de Cuernavaca, convocada por el poeta Javier Sicilia, se propuso ser la Némesis de las protestas de los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Marcha del Silencio, dolorosa, para unos “conjunción de la caridad cristiana con la justicia social, “brega de amor y dignidad, una indignación impregnada de misericordia y perdón.”
El perfil de la marcha llamada también por la Paz, otros le pusieron el nombre del Ya Basta Calderón, tampoco tiene nada de semejante con las protestas de los “blanquitos”, esa clase media que salió a manifestarse -con olor a loción fina, ropa de marca, tenis importados- exigiendo la seguridad y protección para sus bienes y sus personas. A diferencia de las manifestaciones que realizo la clase media urbana, en directo para la televisión mexicana, la de ayer es una expresión de protesta que de manera camaleónica experimento diferentes colores, pieles, ojos y lenguas.
Me parece que el perfil de esta toma de las calles de la Ciudad de México y muchas otras mas en la República Mexicana, se asemeja a la inolvidable “marcha del silencio” de los estudiantes que en 1968 fueron encabezados por el entonces Rector de la UNAM, Don Javier Barros Sierra (me gustaría ver que el remedo de rector de la UAEM protestara aunque fuera por un gol anulado al Toluca). Al igual que entonces, la manifestación de ayer ha ido subiendo en los reclamos y ha llegado a dos exigencias que son importantes señalar: el llamado a la Resistencia Civil y la renuncia de Genaro Garcia Luna.
No hay que olvidar que esta marcha tiene como origen el asesinato de seis jóvenes en Cuernavaca, a quienes se les quiso hacer aparecer como consumidores y traficantes de droga. No contaron en Morelos con que uno de los sacrificados era hijo de un hombre sui generis, un periodista que colabora en los dos únicos medios confiables y reconocidos de México –PROCESO y La Jornada- un poeta y además un hombre de fe y profundamente religioso, lo que da un barniz particular a estos actos. Probablemente la marcha de ayer se podría parecer también a las celebres manifestaciones que llevaron a cabo, a mediados de los 90’s, el Dr. Nava, cansado de los atropellos y despojos que el PRI hacia en su natal San Luis Potosí, o las que encabezo el afamado “Maquio” Clouthier, contra el PRI, antes de morir “accidentado”.
A diferencia de todas las protestas enumeradas: “blanquitos”, de los trabajadores, las del 68, las de Nava o el Maquio, las de maestros oaxaqueños o aquellas numerosas a favor de AMLO, la marcha encabezada por el poeta Javier Sicilia se esta conformando con multitudes que han sufrido en carne propia la muerte de sus seres queridos: los Lebaron menonitas, los padres y madres de bebitos en Hermosillo Sonora, las familias de Salvarcar y tantas otras de Ciudad Juárez, guerrilleros zapatistas, muchísimos centroamericanos que reclaman por sus desaparecidos, por tantas familias que han sufrido los llamados “daños colaterales”, la expresión mas cruel y desalmada de la muerte que llega sin anuncio y sin espera.
Pero hay otros personajes importantes marchando en esta reunión, como son los “macheteros” encabezados por su líder Nacho Del Valle, victima de la represión del Peña Nieto inaugural, de la misma manera que hace unas semanas se dieron otras manifestaciones del mismo estilo de reprimir, aquí mismo en Tenería Tejupilco, sin mas ley ni razón, que la fuerza.
La marcha que ayer llego al Zócalo Capital constituye un llamado a la resistencia civil, a un cambio radical, a un boicot electoral, a denunciar a todos estos que se han autoimpuesto el nombre de “clase política”: que no tiene ni clase, ni sabe un carajo lo que es política. Marcha que tuvo momentos sublimes, y muchos otros ridículos, como los cirios evangélicos, los estandartes guadalupanos, la reunión con el “desencajado” usurpador de los Pinos, la respuesta a Manlio Fabio Beltrones o a Marcelo Ebrard.
Creo que el llamado a declarar a México en estado de emergencia nacional, a pesar de lo variopinta de la reunión, es un buen punto de partida, es un principio que no hay que perder para que la ciudadanía recupere a México.
Comenzar este 3 de julio en el Estado de México. Nos ha tocado en suerte conciudadanos mexiquenses dar el primer paso real y largar con nuestro voto, con nuestras movilizaciones, sin miedo, a pesar de las advertencias, las amenazas, aun y con el riesgo de perder –por ahora- los apoyos, las becas, las promesas, a todos los pillos en el poder, empezando por supuesto, por los que pertenecen al PRI.
El perfil de la marcha llamada también por la Paz, otros le pusieron el nombre del Ya Basta Calderón, tampoco tiene nada de semejante con las protestas de los “blanquitos”, esa clase media que salió a manifestarse -con olor a loción fina, ropa de marca, tenis importados- exigiendo la seguridad y protección para sus bienes y sus personas. A diferencia de las manifestaciones que realizo la clase media urbana, en directo para la televisión mexicana, la de ayer es una expresión de protesta que de manera camaleónica experimento diferentes colores, pieles, ojos y lenguas.
Me parece que el perfil de esta toma de las calles de la Ciudad de México y muchas otras mas en la República Mexicana, se asemeja a la inolvidable “marcha del silencio” de los estudiantes que en 1968 fueron encabezados por el entonces Rector de la UNAM, Don Javier Barros Sierra (me gustaría ver que el remedo de rector de la UAEM protestara aunque fuera por un gol anulado al Toluca). Al igual que entonces, la manifestación de ayer ha ido subiendo en los reclamos y ha llegado a dos exigencias que son importantes señalar: el llamado a la Resistencia Civil y la renuncia de Genaro Garcia Luna.
No hay que olvidar que esta marcha tiene como origen el asesinato de seis jóvenes en Cuernavaca, a quienes se les quiso hacer aparecer como consumidores y traficantes de droga. No contaron en Morelos con que uno de los sacrificados era hijo de un hombre sui generis, un periodista que colabora en los dos únicos medios confiables y reconocidos de México –PROCESO y La Jornada- un poeta y además un hombre de fe y profundamente religioso, lo que da un barniz particular a estos actos. Probablemente la marcha de ayer se podría parecer también a las celebres manifestaciones que llevaron a cabo, a mediados de los 90’s, el Dr. Nava, cansado de los atropellos y despojos que el PRI hacia en su natal San Luis Potosí, o las que encabezo el afamado “Maquio” Clouthier, contra el PRI, antes de morir “accidentado”.
A diferencia de todas las protestas enumeradas: “blanquitos”, de los trabajadores, las del 68, las de Nava o el Maquio, las de maestros oaxaqueños o aquellas numerosas a favor de AMLO, la marcha encabezada por el poeta Javier Sicilia se esta conformando con multitudes que han sufrido en carne propia la muerte de sus seres queridos: los Lebaron menonitas, los padres y madres de bebitos en Hermosillo Sonora, las familias de Salvarcar y tantas otras de Ciudad Juárez, guerrilleros zapatistas, muchísimos centroamericanos que reclaman por sus desaparecidos, por tantas familias que han sufrido los llamados “daños colaterales”, la expresión mas cruel y desalmada de la muerte que llega sin anuncio y sin espera.
Pero hay otros personajes importantes marchando en esta reunión, como son los “macheteros” encabezados por su líder Nacho Del Valle, victima de la represión del Peña Nieto inaugural, de la misma manera que hace unas semanas se dieron otras manifestaciones del mismo estilo de reprimir, aquí mismo en Tenería Tejupilco, sin mas ley ni razón, que la fuerza.
La marcha que ayer llego al Zócalo Capital constituye un llamado a la resistencia civil, a un cambio radical, a un boicot electoral, a denunciar a todos estos que se han autoimpuesto el nombre de “clase política”: que no tiene ni clase, ni sabe un carajo lo que es política. Marcha que tuvo momentos sublimes, y muchos otros ridículos, como los cirios evangélicos, los estandartes guadalupanos, la reunión con el “desencajado” usurpador de los Pinos, la respuesta a Manlio Fabio Beltrones o a Marcelo Ebrard.
Creo que el llamado a declarar a México en estado de emergencia nacional, a pesar de lo variopinta de la reunión, es un buen punto de partida, es un principio que no hay que perder para que la ciudadanía recupere a México.
Comenzar este 3 de julio en el Estado de México. Nos ha tocado en suerte conciudadanos mexiquenses dar el primer paso real y largar con nuestro voto, con nuestras movilizaciones, sin miedo, a pesar de las advertencias, las amenazas, aun y con el riesgo de perder –por ahora- los apoyos, las becas, las promesas, a todos los pillos en el poder, empezando por supuesto, por los que pertenecen al PRI.
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