Inscrito en la estrategia de los
gobiernos neoliberales, el problema del alcoholismo –lo mismo que la depresión,
obesidad, neurosis, suicidio, drogadicción, distorsiones alimenticias,
violencia familiar y un largo etcétera- se considera como un daño colateral que
enfrenta la sociedad, en el liberal mercado globalifilico, que se reconoce y se
pretende solucionar, atendiendo siempre a las consecuencias y a sus síntomas, y
nunca a las causas que lo originan. El caso muy sonado de la deportista rumana
Florica Leonida es paradigmático, por lo que representa el tránsito del podio olímpico
y la gimnasia artística, a la vida de suripanta, atrapada por necesidad y
flaqueza en el mundo de la prostitucion. Es el sofisma neoliberal que ni es
nuevo -es la vieja receta mercantil de
los colonizadores de todo en venta- ni tampoco tiene que ver con la libertad
del consumidor, porque liberalidad es una virtud relativa al dar y al tomar, opuesta
a la esclavitud al mercado y el comercio.
El amplio espectro de malestares
sociales, enfermedades del alma de una comunidad, se reconocen cuando los
efectos son del dominio público y entonces se abandonan a las victimas a la solución
mediante al auxilio de un poder superior. La revista PROCESO* publico un
extenso artículo denunciando los abusos y graves fallas del programa de
Alcohólicos Anónimos (AA) y de la irresponsabilidad e impotencia del gobierno
de México para encarar estos graves problemas sociales, dice “El Estado deja en manos de Dios el
tratamiento del alcoholismo y algo similar ocurre con la adicción al juego,
drogas, abusos con la comida, exceso de deudas con los bancos, problemas con el
tabaco, relaciones conflictivas, promiscuidad, depresión, control de la ira. En
las cárceles se les recomienda a los internos resolver su adicción a las
bebidas etílicas mediante el programa AA. Algunos gobiernos estatales
comenzaron a aplicar la medida de obligar a los conductores ebrios a asistir a
las reuniones. Alcohólicos Anónimos AC es parte del Comité Consultivo de
Normalización de Prevención y Control de Enfermedades. La Secretaría de Salud
también utiliza los libros de esta asociación como parte de su bibliografía, e
incluso las autoridades sanitarias difunden los folletos de AA. A simple vista,
podría no haber problema alguno. En México sólo circula información favorable
sobre AA. Las páginas de los gobiernos y organizaciones civiles recomiendan a
esta asociación como la óptima para vencer el alcoholismo…Sin embargo, la
historia es diferente” En Estados Unidos hay numerosos libros, investigaciones
académicas y hasta organizaciones civiles detractoras de Alcohólicos Anónimos.
La acusan de ser una secta, de tener un nivel de efectividad ínfimo y su
fundador, conocido popularmente como Bill W., tiene una historia muy similar a
la de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
Entre sus principales críticas,
advierten que personas comunes y corrientes sin ningún tipo de preparación
técnica, fungen como psicólogos o “padrinos”, en muchas ocasiones cometiendo
abusos verbales y sexuales. “Los padrinos no son terapeutas profesionales”, es
una de sus principales denuncias. Este grave defecto es muy visible en todas
las agrupaciones de este tipo que existen en el Sur del estado de México y, que
en franca competencia de mercado, literalmente se “pelean” a los adictos,
resumidos en la desesperanza, ante la falta de otras opciones de vida, de
entretenimientos, de convivencia, deporte y salud.
Para cualquier observador
analítico, es fácil advertir que estos grupos son sectarios, pues amenazan a
sus miembros con regresar al alcoholismo y morirse en caso de abandonar las
sesiones. Usan figuras amenazantes tan absurdas como la mala suerte, la ira
divina, pero de lo que en realidad se valen estos negociantes del dolor, en
Tejupilco o Temascaltepec –que es donde conozco casos- es del empleo frívolo del
chisme pueblerino, la calumnia y difamación, de los secretos que al calor de la
tortura y los golpes físicos –es así de delirante- arrancan a los pobres
incautos, que aceptan o son obligados a entrar, a estos auténticos lupanares
–en el sentido de madriguera de lobos- que llegan a ser, centros traficantes de
personas.
“El libro “AA cult or cure”
(Alcohólicos Anónimos, ¿secta o cura?) de Charles Bufe, compara el
funcionamiento de la organización con una secta. Concluye que la asociación
tiene los mismos patrones que los grupos de culto religiosos, entre otras
razones, por restarles fuerza y confianza a los individuos, ya que la mayor
parte de los 12 pasos del programa consisten en que el alcohólico crea que su
voluntad no sirve de nada y sólo Dios puede curarlo” En su versión “fast track”
o vía rápida, los denominados “Cuarto y Quinto Pasos” en el SurMex, solo se
concentran en aquella parte del tratamiento contra el alcoholismo de AA, que
parte del reconocimiento de un estado de adicción, en la impotencia para
superarlo de manera individual y en la existencia forzosa de un poder superior, el único capaz
de curar las debilidades de carácter, que han derrotado al paciente enfermo.
Hay que señalar que AA es una secta por utilizar creencias irracionales,
presentar dogmas de fe, demanda excesiva de tiempo a sus asistentes, fomentar
el separatismo y presentarse como la verdad absoluta en materia de combate de
adicciones.
“Sin embargo, Alcohólicos
Anónimos y grupos similares muchas veces son la única salida para las personas
con problemas con la bebida o drogas. Las clínicas de rehabilitación privadas
son sumamente caras y por eso inalcanzables para el grueso de la población, así
como la ayuda psicológica de un profesional. Al mismo tiempo, también hay miles
de historias de personas que se recuperaron por la influencia del programa. México
padece un severo problema de alcoholismo. La organización 24 horas de AA estima
que en el país existen seis millones de personas con problemas para beber. La
secretaría de Salud advierte que el 18 por ciento de los homicidios están
relacionados con la bebida y el 60 por ciento de los casos de violencia intrafamiliar.
Resulta indispensable que las autoridades y la ciudadanía se preocupen por
aumentar la oferta de programas de rehabilitación ajenos a AA. Opciones que no
sean religiosas. La practica del deporte, el fomento de la amistad y las
reuniones vecinales o de barrios, sin la presencia de bebidas embriagantes es
una muy buena opción, pero eso representa organización social, que es la peor
amenaza para las clases burocráticas que detentan el poder político. Existe una
anécdota muy conocida en Chihuahua, en que un político afirma que para obtener
los votos de cierta comunidad le bastan 10 cartones de cerveza y por eso el
alcoholismo se convierte en aliado de la dictadura-PRI
Además, gobierno y sociedad deben
vigilar muy de cerca a estos grupos, pues abundan casos de abusos sexuales, fraudes,
esclavitud y suicidios. Es probable que AA ha destruido las bases económicas de
más familias que la adicción en sí. “Es urgente ampliar las
investigaciones sobre la efectividad, presencia, funcionamiento y características
de estos grupos. El alcoholismo, la drogadicción y cualquier problema ligado a
desórdenes emocionales son peligros para la salud de la población y, como sea,
el Estado no debe dejar su tratamiento únicamente a la buena voluntad de Dios”
*Juan Pablo Proal es el autor
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