Monday, September 24, 2012

SOLO DIOS CURA DEL ALCOHOLISMO


Inscrito en la estrategia de los gobiernos neoliberales, el problema del alcoholismo –lo mismo que la depresión, obesidad, neurosis, suicidio, drogadicción, distorsiones alimenticias, violencia familiar y un largo etcétera- se considera como un daño colateral que enfrenta la sociedad, en el liberal mercado globalifilico, que se reconoce y se pretende solucionar, atendiendo siempre a las consecuencias y a sus síntomas, y nunca a las causas que lo originan. El caso muy sonado de la deportista rumana Florica Leonida es paradigmático, por lo que representa el tránsito del podio olímpico y la gimnasia artística, a la vida de suripanta, atrapada por necesidad y flaqueza en el mundo de la prostitucion. Es el sofisma neoliberal que ni es nuevo -es la vieja receta mercantil  de los colonizadores de todo en venta- ni tampoco tiene que ver con la libertad del consumidor, porque liberalidad es una virtud relativa al dar y al tomar, opuesta a la esclavitud al mercado y el comercio.  
El amplio espectro de malestares sociales, enfermedades del alma de una comunidad, se reconocen cuando los efectos son del dominio público y entonces se abandonan a las victimas a la solución mediante al auxilio de un poder superior. La revista PROCESO* publico un extenso artículo denunciando los abusos y graves fallas del programa de Alcohólicos Anónimos (AA) y de la irresponsabilidad e impotencia del gobierno de México para encarar estos graves problemas sociales, dice  “El Estado deja en manos de Dios el tratamiento del alcoholismo y algo similar ocurre con la adicción al juego, drogas, abusos con la comida, exceso de deudas con los bancos, problemas con el tabaco, relaciones conflictivas, promiscuidad, depresión, control de la ira. En las cárceles se les recomienda a los internos resolver su adicción a las bebidas etílicas mediante el programa AA. Algunos gobiernos estatales comenzaron a aplicar la medida de obligar a los conductores ebrios a asistir a las reuniones. Alcohólicos Anónimos AC es parte del Comité Consultivo de Normalización de Prevención y Control de Enfermedades. La Secretaría de Salud también utiliza los libros de esta asociación como parte de su bibliografía, e incluso las autoridades sanitarias difunden los folletos de AA. A simple vista, podría no haber problema alguno. En México sólo circula información favorable sobre AA. Las páginas de los gobiernos y organizaciones civiles recomiendan a esta asociación como la óptima para vencer el alcoholismo…Sin embargo, la historia es diferente” En Estados Unidos hay numerosos libros, investigaciones académicas y hasta organizaciones civiles detractoras de Alcohólicos Anónimos. La acusan de ser una secta, de tener un nivel de efectividad ínfimo y su fundador, conocido popularmente como Bill W., tiene una historia muy similar a la de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
Entre sus principales críticas, advierten que personas comunes y corrientes sin ningún tipo de preparación técnica, fungen como psicólogos o “padrinos”, en muchas ocasiones cometiendo abusos verbales y sexuales. “Los padrinos no son terapeutas profesionales”, es una de sus principales denuncias. Este grave defecto es muy visible en todas las agrupaciones de este tipo que existen en el Sur del estado de México y, que en franca competencia de mercado, literalmente se “pelean” a los adictos, resumidos en la desesperanza, ante la falta de otras opciones de vida, de entretenimientos, de convivencia, deporte y salud.
Para cualquier observador analítico, es fácil advertir que estos grupos son sectarios, pues amenazan a sus miembros con regresar al alcoholismo y morirse en caso de abandonar las sesiones. Usan figuras amenazantes tan absurdas como la mala suerte, la ira divina, pero de lo que en realidad se valen estos negociantes del dolor, en Tejupilco o Temascaltepec –que es donde conozco casos- es del empleo frívolo del chisme pueblerino, la calumnia y difamación, de los secretos que al calor de la tortura y los golpes físicos –es así de delirante- arrancan a los pobres incautos, que aceptan o son obligados a entrar, a estos auténticos lupanares –en el sentido de madriguera de lobos- que llegan a ser, centros traficantes de personas.
“El libro “AA cult or cure” (Alcohólicos Anónimos, ¿secta o cura?) de Charles Bufe, compara el funcionamiento de la organización con una secta. Concluye que la asociación tiene los mismos patrones que los grupos de culto religiosos, entre otras razones, por restarles fuerza y confianza a los individuos, ya que la mayor parte de los 12 pasos del programa consisten en que el alcohólico crea que su voluntad no sirve de nada y sólo Dios puede curarlo” En su versión “fast track” o vía rápida, los denominados “Cuarto y Quinto Pasos” en el SurMex, solo se concentran en aquella parte del tratamiento contra el alcoholismo de AA, que parte del reconocimiento de un estado de adicción, en la impotencia para superarlo de manera individual y en la existencia  forzosa de un poder superior, el único capaz de curar las debilidades de carácter, que han derrotado al paciente enfermo. Hay que señalar que AA es una secta por utilizar creencias irracionales, presentar dogmas de fe, demanda excesiva de tiempo a sus asistentes, fomentar el separatismo y presentarse como la verdad absoluta en materia de combate de adicciones.
“Sin embargo, Alcohólicos Anónimos y grupos similares muchas veces son la única salida para las personas con problemas con la bebida o drogas. Las clínicas de rehabilitación privadas son sumamente caras y por eso inalcanzables para el grueso de la población, así como la ayuda psicológica de un profesional. Al mismo tiempo, también hay miles de historias de personas que se recuperaron por la influencia del programa. México padece un severo problema de alcoholismo. La organización 24 horas de AA estima que en el país existen seis millones de personas con problemas para beber. La secretaría de Salud advierte que el 18 por ciento de los homicidios están relacionados con la bebida y el 60 por ciento de los casos de violencia intrafamiliar. Resulta indispensable que las autoridades y la ciudadanía se preocupen por aumentar la oferta de programas de rehabilitación ajenos a AA. Opciones que no sean religiosas. La practica del deporte, el fomento de la amistad y las reuniones vecinales o de barrios, sin la presencia de bebidas embriagantes es una muy buena opción, pero eso representa organización social, que es la peor amenaza para las clases burocráticas que detentan el poder político. Existe una anécdota muy conocida en Chihuahua, en que un político afirma que para obtener los votos de cierta comunidad le bastan 10 cartones de cerveza y por eso el alcoholismo se convierte en aliado de la dictadura-PRI
Además, gobierno y sociedad deben vigilar muy de cerca a estos grupos, pues abundan casos de abusos sexuales, fraudes, esclavitud y suicidios. Es probable que AA ha destruido las bases económicas de más familias que la adicción en sí.  “Es urgente ampliar las investigaciones sobre la efectividad, presencia, funcionamiento y características de estos grupos. El alcoholismo, la drogadicción y cualquier problema ligado a desórdenes emocionales son peligros para la salud de la población y, como sea, el Estado no debe dejar su tratamiento únicamente a la buena voluntad de Dios”
*Juan Pablo Proal es el autor

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