Con motivo de la Carta Sureña relativa al “Costo de la Democracia”, se llevo a cabo un debate interesante en la Librería La WeB ó N@D@ de Tejupilco. El tema se centro en saber si se puede hablar de “carrera política” en el estado de México, o no.
Los participantes en esta fecunda y acalorada reunión, entre amigos, me pidieron no revelar sus nombres, cosa a la que accedí, no sin antes forzar un pacto de caballeros para que continúen estos encuentros que podría calificar, utilizando prestado el término del pancracio, entre “rudos y técnicos”. Al término del debate prevaleció, sin embargo, de manera unánime la opinión de que el nivel cultural y político en la región es desastroso.
Son más de 70 años en que el Gobierno del Estado ha transitado de lo malo a lo peor. Nacido del crimen, parto del monte severo, el asesinato de Alfredo Zárate Albarrán, al igual que todos los crímenes políticos en la historia nacional, jamás aclarado, permitió la irrupción de un grupo político forjado alrededor de Don Isidro Fabela, quien a sus glorias y méritos diplomáticos, se tacha la ambición y preferencias, extrañas además, que hicieron posible el encumbramiento de un profesor normalista, hijo de una maestra que llego a impartir clases a Atlacomulco y que con el paso del tiempo se convertiría en ideal, ícono, guía y ejemplo de todo aquel que decidiera participar en el mundo de la política, de este microcosmos llamado T(u pueblo)oluca: Carlos Hank González.
La perseverancia en la esencia, la forma, el estilo de la práctica de eso que aquí llaman política, propicio y se ha convertido en costumbre, casi en otra piel, cosida al espíritu, a la inteligencia de los sirvientes del poder. Es la ambición desmedida, es el rito de que “todo político pobre es un pobre político”, son los abrazos y palmadas, las genuflexiones, es la risa forzada, es la tarea de convencimiento: un buen ejemplo de un maestro en el mejor sentido de esta palabra, lo fue sin duda, el recordado Teniente Coronel Félix Hernández de Temascaltepec: un magnífico exponente de la mejor manera de hacer amigos y deshacer enemigos, sin perder nunca la sonrisa. Pero en tiempos de Félix, aún no se llegaba al limbo presente, de miradas furtivas, ojos pequeños y torvos, risas nerviosas, voz grave, casi siempre inaudible –para parecer inteligentes- y frases como “de eso no se habla”, de comidillas y alianzas, de convites forzados, acarreados, de narcotráfico y crimen abierto, impunidad, sinvergüenza.
Es el empleo de garlitos, de celadas practicadas y aprendidas con el tiempo. Son los mismos patrones y gestos. Ver a Alfredo del Mazo III o Eruviel Ávila es presenciar la misma forma, los modos, la respuesta inmediata, la barbilla levantada, la palabra decidida, la mentira cínica: uno asegura pertenecer a una familia de “servidores” públicos (en realidad una bola de pillos que ven en el cargo público un botín que robar) el otro categórico sostiene que no se va del PRI si no es seleccionado candidato y ser eternamente fiel al Gobernador, a quien no le debe ningún cargo, reconoce, pero que es guía y transparencia y mas mentiras (este chango espera la determinación de Peña Nieto para buscar acomodo en el PAN, e incluso torpedear a Encinas en la alianza de Izquierda) y es que si en algo se manifiesta la corrupción de la política, es en el lenguaje y su uso tramposo, siempre expuesto a la acción de la sociedad y a la expresión de las pasiones y acciones de los ciudadanos. Para salvar este meollo, el gran obstáculo entre la libertad y la esclavitud, es requisito obligado el saber político contenido en la filosofía natural, no en la artificiosamente construida para convencer, en las posturas ideológicas o en las creencias de la modernidad y de la rimbombante moda temporal. Me refiero a la teoría política clásica, la olvidada y sin embargo el único amarre con al realidad y el ser humano.
Hablaba también en la introducción, que bien se podría llamar un debate entre rudos y técnicos, donde los “rudos” fueron aquellos hombres que han hecho de su experiencia su argumento y de la costumbre y origen, su expresión ideológica. Estos, sin embargo enfrentaron con convicción decidida a los –siempre en la lógica de la WWW- “técnicos”, aquellos que escarban en la teoría, el análisis y explicación de las cosas. El resultado fue un debate que por desgracia no se videograbó, porque hubiera servido de mucho para aquellos que se han entregado a la lucha por el poder, a los aprendices de caporales, a la estructura del PRI, al servicio de los miembros “divinos” de un mismo grupo, familiares cercanos o lejanos entre si: el ex Gobernador Arturo Montiel es tío del Gobernador Enrique Peña Nieto, quien sueña, parece, con heredar el “trono” a su primo-hermano Alfredo del Mazo III (ufff...).
El asunto de la carrera política, sentencian los “rudos” “ASI ES”: y generalizan de manera universal que la política, es una sucesión de puestos administrativos-burocráticos, es vitalicia, como enfermedad, se contagia y resulta incurable. Al ocupar un puesto público hay que seguir “trepando”, “saltando a regidor, síndico, delegado del partido, consejero, presidente municipal, diputado, estatal, federal, jefe, coordinador, hasta el infinito. Además, en la medida en que vayan “escalando” puestos, hay que incorporar a los hijos, esposa, amantes, concubinas, padrinos, compadres, primos, hermanos… “ASI ES”. Intransigentes, los “rudos”, al comentar la declaración del Gobernador saliente del Estado de California EUA, Arnold Schwarzenegger que ante la precariedad de la hacienda pública, decidió no cobrar un dólar de sueldo como Gobernador y por no hacer películas, le significo dejar de ganar como 80 millones de dólares: la ruda respuesta fue, “el no es político”.
Tautologías de por medio, lo verdaderamente cierto es que el saber político del mexiquense común y corriente es falso, además de perverso y es corrupto. Es igual a afirmar que si todos roban o matan, entonces robar o matar es bueno. Son sofismas que sin embargo su infracción es castigada con la distancia, con la prisa al pasar, el saludo forzado, el mutis o el desdén.
Pero, ¿que es una carrera política según los “técnicos”?, ¿existe algo que se pueda llamar así? ¿La Política es una carrera?… dejémosle para el siguiente round.
FE DE ERRATAS: quiero ofrecer una disculpa y aclarar que en la Columna titulada “El Costo de la Democracia” por error de fuente y pachorra por investigar, escribí que el Dr. Zeferino Cabrera fue, antes de ser edil de Luvianos, alcalde de Zacazonapan y pior por el PRI. Reconozco mi error y aclaro que en realidad el Dr. Cabrera se desempeño como Presidente Municipal en Otzoloapan antes de gobernar el Municipio donde nació y en ambos casos como miembro del PRD. En todo caso, el error no se contrapuntea con la lógica que explicaba que son las mismas personas las que se apoderan de los cargos públicos y políticos, pocas veces para bien, por desgracia y casi siempre para hacer un mal. (Gracias maestro Abel)
Otro más, este un error de dedo, fue la cifra que escribí sobre el costo de los 608 compromisos “firmados ante Notario” (uno de ellos es “coordinar la acción de las fuerzas públicas en la seguridad de Villa de Guerrero” ¿?) y que aparece como $1,500 millones cuando el total es de un poco más de 9 mil millones. Igualmente el énfasis radica en el poco costo de las promesas que presume Peña Nieto, respecto a los Presupuestos asignados a su gobierno. La moraleja es “mejor no me firmes nada compadre y utiliza mayores recursos para la gente en vez de desperdiciarlos en tu promoción personal”. (Gracias Abraham)
No comments:
Post a Comment