Thursday, February 10, 2011

EL ALCOHOLISMO DE CALDERÓN

Ya en otras CARTAS anteriores he comentado un encuentro casual del que me toco ser testigo, escribí que: “Hoy recordé una imagen que vino a mi memoria, de hace unos diez años, mientras me ejercitaba en una moderna bicicleta fija, con programas de computadora integrados, inclinaciones pre programadas y ventilador automático, en las instalaciones del Sport City Eureka, el club deportivo de moda en México. De repente, note como si fuera algo molesto, a mi lado, una figura rechoncha y fofa, sudorosa y mal oliente, con la mirada perdida, lentes de fondo de botella, trompudo y labio grueso… enrojecido. Ceño fruncido y pedalear sin ritmo. Un desastre de deportista. Era Felipe Calderón quien no me miró ni volteo a verme, a pesar que se sabía visto, porque yo lo reconocí, únicamente por ese día”


Esta anécdota, que forma parte de mi libro “CARTAS SUREÑAS” que próximamente estará disponible al público lector, fue escrita en el año 2007 en razón del robo y usurpación de la Presidencia Nacional, que hizo este pobre hombre, Felipe Calderón, apoyado por las fuerzas más reaccionarias y conservadoras de México: el PRI, la Iglesia Católica, los Estados Unidos de Norteamérica, las Corporaciones Transnacionales, la Banca desnacionalizada, el Ejercito y los medios de comunicación, en particular TELEVISA.


La recuerdo ahora y pongo en la mesa, ante las preguntas y cuestionamientos que se hacen sobre el alcoholismo de Felipe Calderón, que causo la censura y despido de Carmen Aristegui. Hay dos aspectos que ahora que se discute el estado moral y anímico del “pelele”, me hacen reflexionar que en 1997, quien suscribe esta columna no conocía aún el efecto devastador del vicio del alcohol, pero en cambio ya mantenía una distancia marcada, una diferencia nítida con lo que genéricamente se llama “derecha”, pero particularmente con los peones de brega de los consorcios multinacionales, de la usura y agiotismo, con los especuladores, hambreadores y saqueadores que despojan sin conmiseración y desprecian a México y sus ciudadanos.


Ya desde 1997 me causaban repulsión esta clase de trepadores frustrados. Gente victima de complejos inferiores que los convierten en sirvientes de los “amos” y en jueces y verdugos de las mayorías trabajadoras, engañadas, manipuladas y sometidas. Felipe Calderón en el PAN, representaba en la Legislatura respectiva, los intereses de las oligarquías, de la misma manera que actualmente lo hacen todos y cada uno de los miembros que componen la estructura del PRI, los auxiliares, ujieres, oficinistas, coordinadores, vigilantes, “orejas”, regidores, “carga portafolios” jefes y directores, lambiscones, comisionados, representantes, lideres, secretarias, Presidentes y síndicos, delegados. Todos los eternos “aspiracionistas” (palabrita de moda) desalmados, que engañan con la mentira, mientras mienten con la verdad.


Pero hay otro hallazgo encontrado por este autor, que me paso desapercibido entonces, ante mi inexperiencia frente a las incontinencias de los efluvios del Dios Baco: Calderón ese día no era un mal deportista, estaba “crudísimo” si no es que aún “pedote”. Yo lo vi, es más experimente esa repulsiva sensación de estar al lado de una persona borracha, que transpira, hiede, enfundado en unos “pants” tan blancos como aguados, con la mirada perdida, torpe.


Pobre cuate, diría hoy, yo que he resentido los excesos en el beber y que he podido aceptar que al alcoholismo hay que perderle el miedo, pero no el respeto. Decía un analista del periódico La Crónica que quien afirme que Calderón es un alcohólico, no sabe lo que es el alcoholismo. Estoy completamente de acuerdo, excepto en una cosa fundamental. Felipe Calderón es un sujeto desalmado y perverso y eso es otra cosa. Un incontinente puede siempre experimentar el arrepentimiento, en cambio un intemperante es el pervertido que a la conciencia del no ser, corresponde con la resistencia de ¿y qué? Y eso le causa goce.


Un Incontinente puede acudir a un Grupo AA, puede echar mano de la fuerza de voluntad, puede encontrar en el amor, la sorpresa, la magia de la imaginación, el cariño y la creatividad, la salida del laberinto en que ha caído, por las debilidades de su alma personal.


En cambio, un intemperante, un sujeto fuera del sentido de la conciencia, atrapado por la imaginación y las fantasías que lo deformaron (el caso de Felipe Calderón es clínicamente un caso estereotipo de la obsesividad colérica, del delirio invertido del padre muerto-divino-asesinado-suicidado), el “Pelele” frente al acto deliberativo de la duda entre el bien y el mal elige lo que previamente lo ha elegido, el mal y responde ¿si y qué?


Desatar una Guerra en territorio mexicano, comprar armas a los gringos, matar miles y miles de compatriotas, buenos y malos: si ¿y qué?; negar la concesión MVS Dish, castigar a los Vargas por darle voz a Carmen Aristegui y negar intromisión en el despido de la periodista: si ¿y qué?


Frente al 3 de julio que aparece en el horizonte como el Día de nuestra Independencia, en el Estado de México habrá que estar alertas ante eventos parecidos a los vicios del Calderón, frente a la pérfida alianza que se avecina: PRI-Iglesia Católica-Radio-TV-Periódicos Toluqueños-Fuerza Pública-DIF-Magisterio-PANAL-PVEM: Santa Maligna Alianza Mexiquense, que como cucarachas, no se van a dejar exterminar fácilmente.


Mirar el ejemplo del mundo Musulmán, de Egipto, Túnez, Yemen, Jordania y hacer una vindicación total el 3 de julio. México hoy más que nunca está obligado a moverse como pueblo, en grupo, unidos. Dejar la división sembrada desde el poder; la xenofobia, racismo, discriminación impartida en las aulas y en la TV que es el aula de clases mayor a la que hemos estado expuestos y hacer de una República Amorosa, principio y finalidad de la contienda política.




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