Nobleza obliga
Al publicarse esta CARTA, faltara
un día para que concluyan los tiempos de las campañas proselitistas 2012. Como
nunca, la jornada electoral adquirió rasgos verdaderos de un proceso político,
inédito, en la historia de México. Cualquier travesía por cualquier ciudad de la República mexicana deja
en claro que se viven tiempos emocionantes en el país. No es posible, en estos
días, tomar un taxi o ir al cine, salir por el pan o al mercado, sin verse
inmiscuido en conversaciones espontáneas y, con frecuencia, no bien informadas
sobre las futuras elecciones presidenciales. El voto se discute en público,
entre amigos y aun en familia, donde llegan a presentarse diferencias notables.
Los acuerdos, pero sobre todo los desacuerdos, abundan, aunque muchos aún,
callan.
Resulta tremendamente
significativo que con base en un análisis escrito por el viejito Rodríguez
Prats, un autentico exponente del PRIAN, se llegue a saber que en la historia
de nuestra patria, solo tres elecciones presidenciales han sido competitivas y
reconocidas: la fundacional entre Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo, ganada
por el primero; la que disputaron el Beno Juárez (el Dictador de Bronce) en
contra de Porfirio Díaz –severamente cuestionada por intelectuales de la talla
de a Riva Palacio o Manuel Altamirano , pero reconocida, legal y legítima- y la
disputada entre Panchito Labastida y Fox.
La debacle nacional salta y
ofende: de Victoria y Bravo, Díaz y Juárez hasta acabar en Labastida y Fox. Ha
habido épocas en que las elecciones costaron las vidas de los tres candidatos
reconocidos, son los casos de Serrano, Marte R. Gómez y el “manco” Obregón y
otra muy peleada entre Vasconcelos y Pascual Ortiz Rubio, el primer candidato
del PRI original. Elección primigenia, manchada por el fraude que como el
cometido en contra de López Obrador, no pudieron ser probadas y las derrotas
quedaron impunes.
La diferencia es que Vasconcelos
eligió el retiro a la vida intelectual lleno de amargura, lo cual lo llevo a
caer en desvaríos religiosos-fascistoides, en cambio López Obrador opto por la
vida política activa, una vez repuesto de la derrota y su jornada ha generado
las condiciones para que este 2012, nuevamente la elección por la Presidencia de México
se torne sumamente emocionante, disputada y totalmente incierta en el momento
en que escribo estas líneas.
El paso del tiempo y la creciente
politización de la ciudadanía, ha ocasionado que el recuerdo de las formas en
que se tomaban las decisiones, cuando era un niño, cambien radicalmente.
Entonces, mi Padre solía ejercitarnos en la incipiente democracia preguntando
¿Qué programa de TV quieren ver: futbol o caricaturas? Mis tres hermanos y yo levantábamos
la mano, junto con la de mi madre para demostrar que éramos mayoría de 5 votos
contra uno, pero mi Padre nos enseñaba y corregía que su voto valía por 6. Hoy,
por fortuna, ya no sucede así…
Es por estas razones que quiero
decir que para el caso específico de este hermoso municipio en que habito, la
candidatura de Manuel Santín por el PRI, para la Presidencia Municipal
de Tejupilco, me llena de orgullo y de satisfacción. Porque lo he conocido de
varias formas y lo he reconocido en diversas circunstancias. A la bonhomía y
amabilidad que le caracteriza, primero lo traté como un cliente en el
restaurante La Misión,
que se distinguía de los demás comensales, por los buenos amigos que le
acompañaban, por la calidad y buen gusto en la selección de la variedad
gastronómica, lúdica y cultural que componía la oferta de este lugar, que con
tanto gusto ensayamos por un tiempo, mi familia y yo.
Se hizo costumbre que al menos
una vez por semana, el recinto se complacía con la visita de Manuel y allí pude
ver el estilo que lo distingue. Es la organización, prudencia, discreción,
sencillez, atención y gobierno justo de sus acompañantes. Me convertí en un
observador de su carácter, porque entendí desde hace seis años que Manuel iba a
ser necesariamente candidato a gobernar Tejupilco. No me equivoque, era
sencillo atinar, sobre todo cuando se sabía de su paso por la administración
publica y la vida académica estatal, y de la buena relación de confianza que
tenía desde entonces con Enrique Peña Nieto.
Pero no era la currícula de
Manuel la razón del futuro esperado, en el ejercicio de la política de
Tejupilco y del Sur del estado de México. Es la filosofía de Manuel, el amor
por su terruño, el reconocimiento que le confesaban los habitantes de este
lugar y me encanto Manuel, desde el día que invite a un Doctor en Filosofía y
cuando se entero me dijo “por favor invítame cuando haya este tipo de eventos”
Un político culto y con estilo propio no es lo común en estos tiempos
nacionales.
Un amigo sureño con carácter
noble, generosidad, mucho control de las pasiones –jamás lo vi enojado, menos
exaltarse- Nunca bebió de más, tampoco comió de menos y además del billar y del
ping-pong –Manuel es un consumado deportista- bueno para el arte del canto con
karaoke de por medio. Interesado en el ajedrez, en el domino, no tanto en los
juegos de cartas, pude conocer a un Manuel que me confió su sentir, sobre su
familia, sus hijas y sus anhelos.
En estos momentos en que bien
afirman los expertos: “Los municipios son las zonas más vulnerables… toda vez
que no sólo se elige al presidente de la República, sino a diputados locales y presidentes
municipales, personajes que son piezas clave en la operación ilícita de las
organizaciones criminales”. Me da gusto que no sea el caso de Manuel, que
cuenta con el apoyo de amigos de toda la vida, a los que trate y disfrute
también como propios, me refiero a Coco y Pepe y jóvenes que el mismo Manuel ha
ido formando políticamente como los hermanos Espinoza y mi buen amigo Eder.
México vive una primavera
política que nos ha tocado en suerte disfrutar. Hagamos lo posible por que se
recuerde siempre esta jornada como un hecho singular en la historia y hagamos
de la elección el próximo 1 de julio, un derecho cívico ejemplar, porque hay
muy buena oferta política para escoger a nuestro próximo gobierno. Por lo que a
mí respecta, en Tejupilco mi apoyo es para Manuel Santín.
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