Los contrastes son graves y
duelen. Muchos jóvenes en el estado de México están siendo seducidos por el PRI
y se involucran a tal grado en la defensa de este partido político, que pierden
la cordura y dejan de pensar y ser humanos. Dos casos de jóvenes hijos de
amigos míos, uno de Temascaltepec y otro de Tejupilco, son lamentables por su
arrogancia, por su proclividad hacia la corrupción –uno de ellos le propuso a
una maestra que le “pagaba” las clases de ingles, que el no asistiría pero, que
no le dijera a su Padre- y aunque se
dice dirigente deportivo, este joven solo practica el levantamiento de “tarro”
y la “cuba libre”. Es el resultado de ser parte de instituciones políticas
corruptas. Son síntomas de la degradación moral del PRI. Son los productos de
la mediocre educación mexiquense. Son delincuentes en potencia. Son de los 16
mil acarreados, que en 400 camiones los “llevaron” al estadio Azteca, para
enfrentar a los jóvenes del movimiento #132. Inaudito y criminal.

Pero donde no alcanzan las
palabras, rebasan los esquemas, es para entender la Primavera Mexicana que florece con energía cada mañana. Hay que
vivirlo, hay que sentirlo, ver, escuchar y ser parte de este principio. Lo que
ocurrió en la Ciudad
de México, donde cientos de miles nos reunimos por nuestra propia voluntad,
libre albedrío y costeando nuestros propios gastos, es un hecho inédito en la
historia nacional. Estuvimos juntos, señoras mayores de edad, “emos”, darketos,
bailarinas, muchachas lindas, la mayoria con playeras, no vi una sola mujer que
marchara con las uñas adornadas -con las garras brillantes y coronadas por
piedritas- pero había gays, pintores, enfermeras, hombres, muchachos, niños, indígenas.
Escuchamos mucha música en vivo, guapachosa, alegre, bullanguera. Se combinaban
los tambores rítmicos, guiros, liras y bongoes. Muchas, muchas pancartas. Todos
querían ser vistos y retratados. El domingo 11 de junio, se reunió en la Ciudad de México, lo mejor
de la “inteligencia” mexicana y se organizo sola, bien y feliz.
Yo estuve allí y puedo decir que
es el México que vive en mí y me sigue a donde voy. Es el México de libros, de
opiniones, de amistad, de deporte y vida sana. Es el país del ajedrez y del
arte, del ballet y la opera, cosmopolita, decente, amable y sonriente. Por
ejemplo, uno de tantísimos anécdotas, fue un momento en que una señora que vendía
bebidas, tropieza y cae toda su mercancía, para ser inmediatamente auxiliada
por todos los miles que marchábamos. Eso no sucede en el estado de México
contemporáneo, permeado de un egoísmo divisor, en beneficio de los promotores.
Las consignas se repetían: el que
no salte es Peña… y todos a pegar de brinquitos… “No somos uno, no somos 100,
prensa vendida, cuéntanos bien”, fue el grito que con mayor fuerza se escucho
al pasar por Paseo de la
Reforma 18,
a las puertas del periódico Excelsior. “Queremos
escuelas, no telenovelas”… No faltaron una y otra vez los “Goyas” cachun cachun
rra rra ni los “Welums” ¡Gloria! A la cachi cachi porra…o el “gaviota” tu
marido es un idiota…hasta el definitivo “si hay imposición habrá revolución”
Quiero decir con orgullo que
Tejupilco-Temascaltepec-Luvianos-Tlatlaya-Amatepec estuvieron representados, por un
grupo de jóvenes estudiantes que viajamos en autobús, nos concentramos al
principio frente al Palacio de Bellas Artes, caminamos hacia el Zócalo y al
llegar a la esquina de Madero y la
Plaza mayor, se cambio el sentido en dirección al Ángel de la Independencia. Que
al principio no tuvimos nociones de cuantos éramos hasta que el flujo empezó a
caminar y entonces, al voltear a la altura de la calle de Bolívar y ver que las
paralelas a Madero, las de 5 de Mayo y
16 de septiembre eran unos auténticos “ríos” de gente, comenzamos a sentir que
algo nunca visto estaba ocurriendo. Pero es en el cruce de la calle por donde caminábamos,
con San Juan de Letrán –como debe ser-, cuando no alcanza la vista para ver que
todo el Eje Central esta completamente lleno, de ciudadanos #132, en que nos
embarga, a todos, la conciencia de ser agentes políticos y hacer,
verdaderamente política.


Por eso, del ingenio popular:
“con billete baila el copete”… “Un mexicano que vota por el PRI es como un
alemán reconstruyendo el Muro de Berlín”, “ya nos equivocamos en Coahuila, no
te equivoques con México”, “Órale mi niño (Peña) a hacer su chamba (la
corrupción) y la mejor advertencia de todo el día es, que “LA REVOLUCIÓN, NO SERA
TELEVISADA”
No comments:
Post a Comment