No es posible acercarse al II
Foro Regional sobre Educación “Repensar lo educativo. Tensiones y emergencias”,
sin pensar en el asesinato del periodista Gregorio Jiménez, sin quedar alelado
con la rapidez y seguridades como el Gobierno de Veracruz resolvió el crimen,
con el encono que se guarda al conocer que las verdaderas razones de una muerte
anunciada –van más de 10 periodistas sacrificados- se relacionan con el trabajo
que desempeñaba este compañero, en relación al crimen cometido en contra del líder
de la CTM Ernesto Ruiz, cuyo cadáver apareció en la fosa clandestina donde
encontraron sus restos mortales.
No es posible entender el
significado y los motivos de la celebración de ocho Foros Regionales a lo largo
y ancho de la República Mexicana, sin detenerse a revisar el martirio que
enfrenta Maude Versini, quien desde hace más de dos años no ha podido ver,
abrazar, restituir a sus tres hijos a su lado, los que procreo con Arturo Montiel
(¿Qué tal durmió? Se extraña Dehesa), los que le despojo el ex Gobernador del estado
de México y tío de Enrique Peña Nieto y que en confabulación con magistrados,
jueces, psicólogas y toda la parafernalia laberíntica del poder, le otorga
impunidad, en una entidad que se niega a dar la Alerta de Género, en razón de
la manipulación de pruebas, testimonios, evidencias, probatorias y no terminaría
el inventario de palabras corrompidas por el mismo poder.
Pero tampoco se entienden los
Foros Regionales, sin reflexionar en dos hechos que le sucedieron al Secretario
de Educación Pública Emilio Chuayffet, al inaugurar estos eventos regionales:
por una parte, dio a conocer que además de los ocho Foros Regionales, se
llevaran a cabo tres Foros Nacionales. Allí resaltó Chuayffet, que "Caminemos
juntos en la transformación de un sistema que a nadie satisfizo en el pasado…” y recordar "Que nadie le quite al maestro su papel
central y la dignidad que ha tenido siempre y su influencia en la vida y formación
de cada uno de nosotros"…y que después sería agredido por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación de
Michoacán, cuando quisieron interrumpir un acto en la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo.
Son expresiones del deterioro al
que ha llegado el despotismo en México. Son caras de la absurda reconstrucción
del “Muro de Berlín” mexicano, la
restauración del PRI y de los embajadores de la traición y la más corrupta
sumisión al poder del dinero, a la economía norteamericana. Pero también son
muestras de una revolución en marcha, de un fastidio que se expresa con
explosiones de descontento que poco o nada contribuyen al autentico interés
nacional y en cambio operan favorablemente para quienes compraron la
Presidencia de la República, por quienes ahora están en un proceso urgente y acelerado
por restañar heridas, por comprar voluntades, por engañar conciencias, por
reprimir, por redomar a las amplias mayorías inconformes, desesperadas,
fatigadas.
Es el escenario nacional. Son los
diferentes teatros de la guerra cruenta o incruenta, donde se representan
comedias y dramas que aun no concluyen. Es la trama a la que fui invitado. Es
un camino en el que quiero participar, como actor principal, no como tramoyista
ni en papeles secundarios, menos como el auditorio que aplaude. El recorrido no
será fácil. Conozco a estos protagonistas que actúan como personajes de Moliere en el
Burgués Gentilhombre, que hablan en prosa sin darse cuenta: Emilio Chuayffet –he
recibido varias veces a su hermano Elías en mi Rancho- es uno de ellos.
Pero que sin alcanzar a tomar
conciencia se revuelcan en disparates inconscientes. Porque en el II Foro habrá
ocasión para analizar los aspectos de moda, los más relevantes que tratan sobre la educación, de
común acuerdo con el orden establecido; con lo que “así es” y les ha dado poder
y recursos a lo largo de los últimos 20 años a la nomenklatura educativa. Dudo
mucho que se aborden los temas importantes, los que se traducen en que los
mexicanos no saben ni leer ni hablar, no saben pensar.
Basta ver algunos de los
entimemas empleados para titular las competencias por la ponencia mas “pantalla”:
Aparece la palabra neoéticas y uno se pregunta, a sabiendas, si al usar esta
cultismo se repiensa (sic) en Aristóteles –intuición, discernimiento,
reflexión- o en los best sellers de Dan Brown y sus fantasías apocalípticas, el
voyerismo jaculatorio contra el fanatismo de los Jesuitas, el exhibicionismo
que encanta a quienes rivalizan por las almas “descarriadas”, por un mundo sin
fronteras, sin banderas pero con sede –obvio- en los EUA. También leo
inteligibilidad y busco para encontrar que quienes apuestan a este método se
han de imaginar quizás, en una especie de imperativo del “wacha men”, el
triunfo del caló, la generalización del pochismo o en el fenómeno de Osmosis y
la aprehensión del conocimiento, solo con apretar los libros al lado del
estomago.
Yo prefiero remontarme a los orígenes
de la tragedia educativa nacional, por allá en 1993 –ya con la Gordillo al
comando del sistema- cuando México negociaba el Tratado de Libre Comercio con
EUA y Canadá. Entonces los canadienses, buscaron a los mexicanos para dar trato aparte
a la cultura, frente a la oposición de los Estados Unidos. Se llevaron la
sorpresa de un rechazo tajante: "La cultura no nos importa". Fue una
declaración inesperada. México había tenido gobiernos sin interés por la
cultura, pero ninguno que lo proclamara.
Es la historia que se repite, son
los retoños del salinismo que se renueva al revés. Los salinistas (1988-1994)
tenían doctorados en el extranjero, una fe ciega en sí mismos y, sobre todo, la
convicción tranquila de que tener el poder es tener la razón. Se sentían más
allá de la tradición, como fundadores de una modernidad necesaria. Hoy son los doctores
que proclaman en estos Foros que “nos interesa todo lo que piensen en materia
educativa… toda vez que en calidad de Doctores en la Materia detentan la
autoridad académica máxima. Pero al mismo tiempo sabemos, que carecen en
absoluto de autoridad política”
¡Carajo! ¿Quién le ha conferido a
estos señores la “patente de corso” para declararse Autoridad Académica Máxima”
y no atinar siquiera al sentido de
Autoridad, y cometer otro “blunder” (resbalón, lo menos…) al reconocer
Autoridad en un Gobierno que se sostiene con el poder de la fuerza de las
armas, la simulación y la mentira repetida en los medios de comunicación,
amenazas, programas filantrópicos y mediante el añejo expediente romano
cesariano “divide y vencerás”?
Cito a Gabriel Zaid “La baja
prioridad cultural de los modernizadores (de entonces y de ahora) no se tradujo
en recortar los presupuestos educativos y culturales, que se multiplicaron,
sino en administrarlos sin interés por la cultura: para negociar con los
sindicatos, gobernadores y grupos de presión. Nunca se había gastado tanto en
educación como en estos últimos 20 años, pero ni las primarias, ni las
secundarias, ni las preparatorias, ni las universidades, enseñan a leer” Hay
que recordar que Aristóteles caminaba entre bosques al enseñar a sus
discípulos, y Platón se acomodaba en una cueva para desarrollar las ideas de su
sistema filosófico.
Educación deformada para creer.
Mala educación que se sustenta en las “porras” a la voluntad, en lecturas de
libelos motivacionales, en la devoción, en el creer, en el individuo “solito”.
No en el saber, ni en el entender, no a la razón (por eso la mala educación
matemática) y por supuesto que no a la organización social del trabajo, de la
educación.
Maestros que no leen y su falta
de interés se reproduce en los alumnos. El foco de contagio de la lectura, en
México era la escuela: los maestros y compañeros, no la casa Hoy resulta
que en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada
El reto es remover a las
burocracias institucionales quienes no sólo se llevan la mayor parte del
presupuesto: estorban para el desarrollo de la cultura. Son los casos del sur del estado de México.
Porque “una vez que la educación
superior produce millones de ignorantes de su propia ignorancia, como si fuera
natural; y universitarios que no leen, como si fuera natural; la incultura se
vuelve el paradigma del éxito, porque la clase política está formada por
universitarios. Por eso, el ogro filantrópico se ha vuelto omiso o destructivo
para el desarrollo cultural” (Paradojas de la Cultura Gabriel Zaid, Letras
Libres)
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