El pasado 8 de marzo se celebro un aniversario más del Día Internacional de la Mujer. Se cumplieron 101 años de que se instituyo esta fecha, para recordar que, persisten formas abiertas o encubiertas de discriminación, desprecio, mal trato, abuso y marcadas desigualdades entre mujeres y hombres.
En México, la mujer esta por cumplir 60 años de ser reconocida como ciudadana libre y con derecho a votar y ser votada, es decir ocupar cargos de elección popular. Por eso es de esencial justicia saber y reconocer a Hermila Galindo, que en 1916 fuera secretaria particular de Venustiano Carranza, quien envió al constituyente un escrito en el que solicitó los derechos políticos para las mujeres argumentando lo siguiente:
“Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es, que no carezca de derechos. Las leyes se aplican por igual a hombres y mujeres: la mujer paga contribuciones, la mujer, especialmente la independiente, ayuda a los gastos de la comunidad, obedece las disposiciones gubernativas y, por si acaso delinque, sufre las mismas penas que el hombre culpado. Así pues, para las obligaciones, la ley la considera igual que al hombre, solamente al tratarse de prerrogativas, la desconoce y no le concede ninguna de las que goza el varón”.
Tendrían que pasar 35 años, hasta que en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, se reformara el artículo 34 de la Constitución mexicana, que reconocería finalmente derechos políticos a todas las mujeres, a pesar de las voces en contra, que pretextaban la “desintegración familiar” como razón principal, para evitar sus libertades electorales.
Adolfo “el viejo”, (hay que recordar que le seguiría en el cargo Adolfo López Mateos “el joven”) como era conocido Adolfo Ruiz Cortines, fue un gran Presidente. Su administración cargo con los ajustes requeridos para solucionar los despilfarros de Miguel Alemán Valdez, su antecesor. Don Adolfo que tenia de viejo lo que tenia de sabio, entendió los tiempos de la política y siempre gobernó con inteligencia. Son célebres sus máximas en forma de dichos, que bien se pueden emplear en estos tiempos modernos, decía “joven listo tira a pendejo; viejo pendejo tira a joven listo” Y si la relación de asociación con Enrique Peña Nieto, candidato del PRIgnorante, no esta clara, entonces otro que dice “no me eligieron para semental, sino como presidente” encaja perfectamente, en el enfoque con que quiero analizar a la mujer mexicana.
Porque las libertades políticas de las que goza hoy en día la mujer mexicana, se esfuman ante las tenazas que les apachurran el espíritu. Porque los estereotipos de belleza, moda, estilo, costumbres, moral esparcidos a diario por la televisión hegemónica, aplastan las libertades profundas y los sentimientos reales de la mayoría de mujeres mexicanas. Son arquetipos que las esclavizan, son atropellos inconscientes deliberados, que confinan a las mujeres, expuestas a un resumen de fealdad ajena; es el bombardeo mediático, las caracterizaciones, las imágenes que se difunden y relegan a la mujer mexicana, a papeles secundarios, a asumir como destino los roles desagradables, malos y malditos. A condicionar la existencia femenina mexicana a parecerse a las imágenes comerciales.
Son ideas que se propalan con absolutismo malvado, para hacer creer que la mujer es “chiche y nalga”, que las narices afiladas son más bellas que las chatas; y que la piel blanca es símbolo de superioridad a los tonos obscuros, del canela al negro. La mujer se convierte en esclava de las pasiones inferiores del cuerpo, y todo se reduce al ejercicio de la cosmética y de la dietética, en vez de la gimnástica y la medicina. Que mejor ejemplo de esta síntesis que Elba Esther Gordillo, quien ha hecho de su vida un calabozo y de su ser una monstruosidad. Las múltiples cirugías estéticas, aplicadas en el rostro de la Gordillo, no son nada comparadas con las graves operaciones al cuerpo de maestros y alumnos. Los regímenes nutricionales a que se somete Elba Esther, para rebajar las adiposidades que la aquejan, han desencadenado los desordenes alimentarios que padece el magisterio, esclavos de esta déspota, a su vez, en laberíntica circunspección, esclavizada al poder, al dinero y al sexo.
Otro caso igualmente nefasto es el de Beatriz Paredes, quiena a la osadía de querer gobernar el DF, se agrega que en el estado de donde es originaria, en Tlaxcala existe la costumbre instituida como ley, particularmente en Tenancingo, para que el padrote y la “trata” de mujeres se reconozca como oficio hereditario, como razón de existencia, como símbolo de prestigio social. Beatriz Paredes, quien a la edad de 25 años se convirtió en la primera mujer, en contestar un informe del Presidente de México, tiene el negro expediente de que ni como diputada local (1974-1977), ni como diputada federal, ni como senadora de representación proporcional, ni como Gobernadora de Tlaxcala (1987-1992) ha realizado nada que detenga y erradique la prostitución denigrante que impera en su entidad Tlaxcala. No solo eso, como líder y Presidente del PRI (2007-2011) combatió sin disimulo, la iniciativa de la izquierda nacional, que en el DF votaron por el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y sobre el aborto, de embarazos no deseados. Es muy lamentable que Beatriz Paredes se haya aliado abiertamente, con lo mas ultraconservador autóctono, que sueña con practicas medievales, en sambenitos inquisidores, en contra de las mujeres.
Un tercer caso del género del que hablamos, completamente ajenas al espíritu que anima este Día Internacional de la Mujer, es el de la candidata del PANazis, Josefina Vázquez Mota. Inscrita en el estilo perverso, mitómano, hipócrita y de gran fealdad interna y externa, inaugurado por Martha Sahagún, la tal Josefina es símbolo de la mujer corrompida, la mujer que prefiere esconder a una hija, que no corresponde a los paradigmas impuestos de supuesta belleza (tiene una hija “gorda” que no la retrata como de su familia). Vázquez Mota corresponde a esa clase de mujeres que se llaman despectivamente “viejas” al genero restante, o “muschaschaas”, a todas aquellas mujeres que no “tienen hijos”, muy en ese estilo discriminador reinante en el estado de México.
Finalizo con la relación entre “semental y presidencia”, formulada por Adolfo el “viejo”, que se aplica con justicia a Peña Nieto, el candidato PRIgnorante, quien no es “señora de la casa”, pero que deja estado con la nada honrosa calificación de que “al menos 100 de los 125 municipios del Estado de México tienen una tasa de asesinatos de mujeres por encima del promedio nacional: entre 2000 y 2009 12 mil 636 mujeres fueron asesinadas en todo el país, y de ellas 2 mil 881 eran del Estado de México.
A nivel nacional, el índice de mujeres asesinadas en el mismo periodo fue de 2.4, mientras que en el Estado de México ascendió a 4.1 (con todo y los vicios de hacer pasar un homicidio contra una mujer, por un suicidio); y los municipios que figuran con el mayor índice son Tlatlaya, con 12.2 (primer lugar nacional); Nopaltepec, con 9.8; Tejupilco, con 8.9 (tercer lugar nacional) También figura el estado de Chihuahua, con 5.3 y Ciudad Juárez, con 6.4
Es por eso que el estado de México presume la existencia de “Coquetos”, unos como Gobernantes y candidatos, otros como multihomicidas seriales. (Cifras del INEGI y la Secretaría de Salud Federal, tomado de Humberto Padgett)
No comments:
Post a Comment