El pasado fin de semana se transmitieron vía satélite, tres películas que bien podría firmar como mis favoritas y que tratan claramente tres diferentes formas de Autoridad y Poder en el ejercicio de la política. Me refiero a El Gladiador, El Padrino y Cara Cortada (Scareface es mejor), las que escribo en el orden que tienen, según la forma de gobierno que representan, de lo mejor a lo peor. Porque por fechas de producción, la secuencia sería El Padrino, Scareface y el Gladiador, misma relación que tendrían las cintas, si se tratara de ordenarlas por la calidad e interpretación de las actuaciones.
Sin embargo son las tres, obras magistrales del séptimo arte: El Padrino y Scareface son clásicas inmortales, mientras que El Gladiador aborda el tema central de la Autoridad Real, de la Monarquía y de la República, el de la Paternidad y el parricidio y el de la urgencia de que en México surja un Gladiador, dispuesto a sacrificar su propia vida y la de sus seres queridos, con tal de reestablecer la forma de gobierno mejor y derrotar a la tiranía de la oligarquía, aposentada en el poder del dinero, de la democrática demagógica y de la muerte como fiesta.
Francis Ford Coppola, reúne en El Padrino, el talento del Dios de la cinematografía, Marlon Brando (sus trabajos en “Un tranvía llamado deseo”, “Nido de Ratas”, y en la impactante “El último tango en Paris”, lo consagran absolutamente en la cúspide del panteón divino) con dos guardianes de la meca celestial: Al Pacino y Robert de Niro.
Por su parte Brian de Palma construye la mejor-peor historia de narcotráfico y corrupción, en el personaje de Tony Montana interpretado otra vez por Al Pacino, quien carga con toda la fuerza de la caracterización, logrando un realismo que actualmente y por desgracia, es reflejo de una realidad que en 1983, año en que se filmo la cinta, no suponíamos de ninguna forma, que pudiera llegar a imponerse en México.
En cambio, Ridley Scott se apoya en Russel Crown, quien interpreta al Gladiador, a “Maximus Decimus Meridius” el Comandante de los ejércitos de la Legión de Norte, reducido a esclavo, ante la infamia del hijo perverso y asesino de un Emperador Sabio y Justo, pero que admite que “tus faltas como hijo son mis errores como Padre”
Son tres películas que deberían ser materiales obligados para los estudiosos de la política y también para los vividores del poder político. Son prueba de que la teoría política es saber, son principios y máximas y que no existe la ciencia política, como absurdamente se hace parecer, que dicen que es experimental, que se puede medir, son las encuestas, la imitación de realidades ajenas, en el olvido de que es la costumbre, el medio ambiente, la herencia sabia y los ejemplos antes que todo, que es el principio, de eso que se llama política.
En el Padrino, la historia continua a lo largo de diez horas de saga, que ilustra la verdadera naturaleza del estado norteamericano. Sometido al imperio del homicidio, del robo y de lo desagradable; al acto del parricidio, la traición adulterina y el incesto repulsivo. En ese mundo de corrupción y muerte se conjugan principios y valores de una comunidad particular, la italiana proveniente de Sicilia, de los últimos migrantes en llegar a los EUA en los tiempos en que se construía este país por medio de los despojos a México, Francia y España, las compras a Canadá o Inglaterra y el negocio basado en la colonización y el trafico de migrantes. Los EUA son una nación pensada como un negocio, como una empresa diaria para producir y gastar dinero.
Allí se da un punto de coincidencia entre la trama del Padrino, donde, la negativa de Don Vito Corleone, a traficar con drogas y concentrarse en el comercio de alcohol y sexo, lo lleva a enfrentar su propia vida, a ver asesinado a uno de sus hijos y a combatir a otras familias mafiosas hasta eliminarlas por completo. En cambio, en Scareface, se ve como cincuenta años después, las razones del Padrino han sido rebasadas, las drogas dejan ganancias multimillonarias, muy superiores a los negocios tradicionales del crimen.
Es particularmente interesante que mientras en el Padrino, el origen familiar y doméstico de las mafias sicilianas vayan de la mano del estilo, el estudio y la cultura, al grado que es propósito de la familia Corleone abandonar el trabajo de proxenetas y el contrabando de bebidas, por los garitos y las apuestas. Es como se fundan Las Vegas y luego Atlantic City, iconos venerados en los EUA, (sueño guajiro de miles de mexicanos apátridas) y que fueron el siguiente paso en los negocios del crimen organizado, hasta que finalmente, los Corleone logran convertirse en personajes de alcurnia, bendecidos por el mismo Papa en el Vaticano, limpios y honrados, promotores de la Opera, no obstante un pasado construido con base en el asesinato y el robo.
La trama de El Padrino es retrato de familias mexicanas encumbradas, bendecidas y festejadas, que han transcurrido por el asesinato entre hermanos por las fortunas familiares, como sucedió con Don Eugenio Garza Sada, muerto por órdenes de su hermano Roberto; o es el caso de los Junco de la Vega, los hermanos que despojan al padre del periódico Reforma.
En cambio, el episodio de Tony Montana, pudiera parecerse a todos esos narcos mexicanos que se embelezan con armas cubiertas de oro y piedras preciosas, corriendo en automóviles de lujos desmedidos y ofensivos al buen gusto. Hay que recordar que el personaje central de esta obra, es un ex reo cubano que Fidel Castro, con mucha astucia deporto a los EUA, para acallar a las voces de los “gusanos” que pedían apertura y libertad. Los “marielitos” les llamaron a una punta de bribones, que llegaron a los EUA en calidad de presos políticos, solo para convertirse en los grandes delincuentes traficantes sin ningún escrúpulo.
A diferencia de los Corleone del Padrino, que migraron legalmente a los EUA y llegaron a trabajar en un país que ya estaba sometido por criminales, los cubanos de Scareface son delincuentes de poca monta que son arrojados de su país e inundan Miami de vicios criminales mayores Si en el Padrino la filosofía se puede concentrar en la clásica "I'm gonna make him an offer he can't refuse" (le voy a hacer una oferta que no podrá rehusar) La filosofía de Tony Montana radica en “All I have in this world is my balls and my word” (todo lo que tengo en le mundo son mis webos y mi palabra)
La pasión que encierran estas tres cintas me ha desbordado el espacio disponible. Dejare para la siguiente columna al Gladiador, que siendo la obra menor en calidad, es la de mayor contenido político. Es sin duda, la cinta obligada para verla una y otra vez, hasta entenderla a cabalidad, hasta volver a recordar el orden correcto de las cosas, si queremos realmente que México vuelva a ser un estado soberano. Porque las virtudes que enseña Marco Aurelio (El Padre, el Presidente, el Monarca real en México): sabiduría, justicia, templanza y fortaleza, se enfrentan contra Cómodo (el hijo, el pueblo, la sociedad actual) que elige otros valores: ambición, ingenio, valor (de otros tipos y formas) y devoción. Aquí dejamos, pero continuara
PD por cierto y para quien le interese, son: La Naranja Mecánica, Karate Kid, El Graduado, Mi Bella Dama (Audrey Hepburn), Amor sin Barreras, La Oveja Negra (Fernando Soler) y cualquiera de Joaquín Pardavé (Los hijos de Don Venancio, Ahí esta el detalle, El baisano Jalil…) las pelis que componen mi decálogo cinematográfico de cabecera.
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