No he podido abstraerme a nombrar
este ensayo, con el título de una de las obras que se conservan de Aristóteles.
Me subyacen los conceptos que la forman. Instintivamente reconozco un inmenso océano
en cada palabra que compone el título adjudicado, lo he sabido siempre, desde
hace cosa de 30 años, cuando adquirí esta obra magnífica, en la edición mejor, publicada
por Gredos y, debo reconocer, que desde entonces, había guardado en mi librero personal,
el llamado “sueño de los justos”, o como reza un proverbio hindú que habla sobre los libros: “cerrado, un amigo que espera”.
Porque no podía ser de otra manera.
Ha llegado el momento de abrir
este Thesaurus, repleto de combinaciones, de legados filosóficos, diatribas y
conjeturas, reflexiones, preguntas, afirmaciones, símiles, analogías,
paradigmas, leyes, criticas, materias, objetos, lógica, axiomas Me considero discípulo
de Aristóteles, es mi Maestro, no obstante que únicamente he leído –realmente- cuatro
textos del oriundo de la Ciudad de Estagira, dos de ellos de manera tan
profunda, que me he llegado a extraviar a tal grado, de pensar que puedo
entender todo y saber todo: La Ética y la Política. En el caso de la Ética,
primero la dedicada a su Padre Nicómaco, luego la Gran Ética y también la
dedicada a Eudemo de Rodas, discípulo de Aristóteles, que aún se alega fue el
primero de los tres tratados sobre el carácter, las acciones y las pasiones
de los seres humanos y también de los Dioses.
El hallazgo mayúsculo que me
llego con la intromisión en el cuerpo de esta obra clásica, hablo de la Ética,
fue entender que un descubrimiento mayor, siglos más tarde, la técnica del
Psicoanálisis fue nada más y nada menos que un pasaje de ida y vuelta que ahora
el vienes Sigmund Freud, realizo con la comprensión de la psyché, el alma, al
redescubrir los tratados aristotélicos, olvidados, degenerados y corrompidos
por siglos de interpretaciones convenencieras, perversas y pestilentes, en
manos de los representantes del cristianismo y del catolicismo -de Santo Tomas
de Aquino, en adelante- hasta llegar a
finales del siglo XIX y aquellas primeras charlas con Charcot y la experimentación
con morfina, y la búsqueda de Freud para entender que el inconsciente, es un
iceberg gigantesco que flota en un universo de significados y de significantes,
disponible exclusivamente, a través de la palabra humana.
El segundo tratado magistral que
anida en todo mí ser es el de La Política. Allí la fuerza lógica, el trabajo
descomunal del Sabio (se sabe que Aristóteles recopiló y cuidó el análisis detallado
de más de 158 Constituciones Políticas de los Estados de su tiempo, de las
cuales y por desgracia solo conocemos la correspondiente a Atenas) las
analogías, leyes, formas de conquista y preservación del poder, los gobiernos
basados en las virtudes de la realidad, la excelencia y la justicia, contrarios
a los despotismos, erigidos sobre el poder de las mayorías, la riquezas y el
miedo. También saber que existen las ciudades perfectas y la educación, del
carácter de los gobernantes, hasta llegar a esa interrogante tan gravitacional
sobre las elípticas de aquellos seres que como es mi caso, nos hemos confundido
en su momento y destino, con la Autoridad del Padre, la del Rey, la del Jefe
Político y el poder del Amo. Estas vestimentas me arroparon, hace casi treinta
años, me revistieron no sin antes encuerarme y fustigar los vestigios de la
duda, de los apetitos, mis vicios y creencias y después, me armaron para
decidir mi propia vida, navegando en tierras sureñas, aquí y ahora.
Otros dos trabajos más he aupado,
de quien fundara una escuela conocida como Peripatética que significa
ambulante, itinerante: son La Retórica y La Poética. Cuentan que en el Liceo,
el nombre de la Institución donde enseñaba a sus seguidores, Aristóteles solía
caminar entre enormes bosques impartiendo sus enseñanzas, a discípulos
inmortales como Teofrasto, Estratón, el mencionado Eudemo y Andrónico de Rodas.
Pero el Gigante mayor, el prohombre que trascendió incluso al mismo Maestro,
fue Alejandro el Magno.
Es importante detenerme en este
punto, para recordar que Filipo II Rey de Macedonia, tras conquistar la
supremacía en el mundo helénico, incluso sobre la culta Atenas y la
guerromaniaca Esparta, mando llamar a Aristóteles para encargarle la educación
de su hijo. Pero el Filósofo, rechazo ser preceptor del joven Alejandro si no
se cumplían con tres condiciones: Reconstruir Estagira, su ciudad que había sido
arrasada por Filipo; dar la mano de una hija de Filipo para un sobrino de Aristóteles;
y la propiedad de un frondoso y enorme bosque, donde impartir sus enseñanzas,
mientras caminaba con sus discípulos. Filipo II ni siquiera chisto, y aceptó
las exigencias para que el joven Alejandro
de apenas 13 años se educara con el Sabio Mayor de la humanidad toda: ¡Vamos,
en sus enseñanzas aprendieron tantos otros, incluso un judío nacido en un
portal de Belén!
Es el caso de la Generación y la
Corrupción a la que acudo, para entender las causas por las que en México la Corrupción
prevalece en todos los órdenes de la vida y que incluso, la misma Generación se
ha convertido en fuente de corrupción. Este Tratado –menor, en comparación a
los primeros- forma parte de las obras aristotélicas
que generalmente se agrupan en las que corresponden a la Lógica, pero también se incluye en el Corpus de la Física, la que
aborda aspectos relativos a los animales, las plantas, los estados de sueño,
vigilia, la materia, los astros y planetas. Aristóteles abarcó todo el universo
conocido y también el desconocido, y su
sabiduría está muy lejos de ser aprehendida, muy lejos.
En el tratado de la Generación y
Corrupción se plantean preguntas tales como las causas de una y otra, sus
componentes, afecciones y es relevante la crítica al Fedón de Platón, donde
Sócrates no es capaz de reconocer “la causa eficiente de todo devenir”. Bueno,
algo así hay que urgir para poder plantear la siguiente tesis, seguida de un
proemio de bastardeces: hay que decir que el poder, sea este en las formas que
asume el dinero, las armas, la muerte, los medios de comunicación, los
denuestos, los exordios por televisión, las amenazas, la injusticia, la crueldad
y la impunidad, todo el poder, en todas sus formas, es quien ha secuestrado al
lenguaje y lo corrompe, lo humilla, lo carcome, trivializa, lo pervierte y
enflaca hasta dejarlo morir por inanición.
En contra de ello, somos los
escritores los que tenemos que liberarlo: es nuestra misión. Para eso
escribimos, para darle sentido, noción, agarrarlo a cachetadas y demostrar que
lo menos natural es pretender que la normalidad de la palabra, resulte ser una
tendencia central única, rígida y de propiedad privada. Porque el lenguaje, es
lo más humano de la humanidad, es la ruta de salvación, es la mayor amenaza que
enfrenta el poder inhumano: es su némesis. La palabra real vacuna, crea, Genera
y Regenera al ser humano.
El preámbulo a lo que me refiero constituye
una autentica catilinaria de retratos de la corrupción, que a fuerza de
repeticiones ha trashumado a la sociedad, convirtiéndola en rebaño de borregos
que dócilmente acepta lo que ve y obedece lo que le ordenan: Es Corrupción, el
maestro que exige –por omisión o comisión- lecturas que dañan a los alumnos. Es
el edil que envilece y prostituye a las mujeres. El inspector de gobierno que recibe
dinero, por dejar que invadan las calles los vendedores ambulantes. El empleo
de los mejores valores de nuestra raza, nuestros niños, la sonrisa de la gente,
los ojos de los ancianos, para convencer a las mayorías de las bondades del
asalto perpetrado, de la futilidad de los esfuerzos contrarios. Es corrupción,
incluso, hacer del dominio público una lista con los nombres de los más
Corruptos de México, para ocultar a todos los que están en casa, muy cercanos,
en nuestros entornos, donde la corrupción asfixia, intoxica, mata.
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