Al ser la familia un efecto del
régimen de vida que prevalece en la comunidad, su gobierno asume algunas de las
seis modalidades en las que se clasifican las formas de estados. Como el estado,
la familia puede declararse constituida o inconstituida signo que depende,
indirectamente, de la existencia de autoridad política o mando despótico
pasional en la sociedad y, directamente del carácter y educación del cabeza de
familia. Si la familia se constituye, puede hacerlo realmente, noblemente o
republicanamente; si no llega a constituirse, entonces asume los modos
despóticos: o el tiránico o el oligárquico o el democrático.
Son las enseñanzas aristotélicas
contenidas en un pequeño opúsculo de gran valor político, escrito
hace casi tres décadas, al lado de mi Maestro y amigo Patricio Marcos, y he
elegido una de mis películas favoritas, para demostrar el enunciado con que doy
inicio esta Carta. Se trata de “Perfume de Mujer” cinta norteamericana filmada
en 1992 y dirigida por Martin Brest, con las actuaciones estelares de Al Pacino
en el papel del Teniente Coronel Frank Slade y de Chris O'Donnell como el
estudiante Charlie Simms. Un remake –le dicen- tan bueno como la versión original,
“Profumo di donna” (1974), dirigida por el italiano Dino Risi y protagonizada por Vittorio
Gassman. Ambas versiones, a su vez, basadas en la novela Il Buio E Il Miele
(Oscuridad y Miel) de Giovanni Arpino.
La trama se desenvuelve alrededor
de Charlie Simms, un estudiante que proviene de una familia pobre, becado en
una prestigiosa escuela preparatoria privada. Con el objetivo de ganar el
dinero necesario Charlie acepta un trabajo como acompañante de un oficial
retirado del Ejército de EUA, el Teniente coronel Frank Slade (Al Pacino): un hombre
de mediana edad invidente. Slade había decidido visitar la ciudad de Nueva York
y recurre a Charlie Simms para que le acompañe. El coronel se interesa en la
vida de Charlie, sin permitirle, en cambio acercarse a él y ayudarlo, mientras
le da una lección de vida.
Mientras Charlie está guiando al
Teniente coronel Frank Slade en Nueva York, se encuentra encarando un gran
problema en la escuela, debido a una broma de mal gusto jugada al director de
la escuela, el señor Trask, por unos compañeros. El problema radica en que sólo
Charlie y George Willis, Jr., hijo de un benefactor de la escuela, conocen
realmente la identidad de los culpables. El director amenaza a los dos
estudiantes con la expulsión, poniendo entre la espada y la pared a Charlie, al
indicarle que su admisión a la Universidad depende de ello. Ante la negativa
del alumno, el director Trask lo exhorta a que sea honesto o sufrirá las
consecuencias.
Es una mala reseña de
Wikipedia, reflejo de los conocimientos encapsulados, inconclusos y
tergiversados. He editado algunos adjetivos como “amargado” que
aparece en la versión electrónica porque confunde al lector y al espectador. No
obstante, revisaremos “Scense of a Woman” (titulo en inglés), para analizar a través de ella el Gobierno de
la Familia, que es el título de este ensayo
La película de Al Pacino contiene
tres momentos bien definidos: El primero es el que plantea el problema del
estudiante que no es rico y que se ve involucrado en una pesada broma en contra
del Director de la escuela de prestigio, cuyo automóvil es bañado en pintura
por un globo colocado encima del vehículo y que es pinchado por él mismo, un
hombre de mediana edad, arrogante, cruel, chantajista y corrupto, que encarna
la figura del Tirano en el lenguaje de la Teoría Política.
Los autores de la broma son tres
jóvenes, hijos de Padres muy ricos, que hacen cómplice a Charlie Simms por insidia, más que por tener con él una buena relación amistosa. Estos
jóvenes, representan el componente oligárquico en la
cinta, en tanto que Charlie representa con claridad, el difícil papel que asume
en la historia política de los estados constituidos, la República.
Los ricos son ricos porque han
hecho de las ganancias el principio y fin que guía sus vidas. Riquezas que se
originan en formas variadas y fronteras flexibles, pero que siempre determinan
que las familias inconstituidas bajo esta premisa, consideran al dinero como el
valor mayor y el principio de todo. Así sean riquezas generadas por haciendas
productoras de bienes y servicios primarios o fortunas fincadas en tratos
comerciales, en fabricas industriales productoras de todos los artículos
habidos y por haber, desde juguetes, pasando por libros, alimentos preparados
hasta automóviles, aviones o naves espaciales y armamento de todos los tamaños
y calibres. Los ricos son ricos porque en el proceso de producción y venta, intermedia
el uso de trabajo y de capital y la obtención de un excedente monetario que se
acumula y crece sin parar. Detenerse significa la ruina y la caída de los
procesos de enriquecimiento.
Pero el desarrollo de la economía
ha propiciado nuevas y más eficaces formas de riquezas monetarias, más estrechas
y selectivas. Son los negocios fundados en el enriquecimiento financiero o el
dinero que nace del mismo dinero y que desde la antigüedad era considerada la
forma más antinatural de riqueza, porque produce hijos (intereses) que son
iguales al padre que los generó. Y hay otra forma que es moda y fatalidad en el
presente desbocado, en fortunas ilusorias, pero reales al mismo tiempo, aunque
parezca paradoja. Es la especulación, el juego de los espejos (bolsa de
valores, bienes inmuebles) que engaña con las apariencias y genera fortunas
inconmensurables, solo detrás del narcotráfico o el envenenamiento de la
sociedad y el triunfo de la muerte sobre la vida.
Por supuesto que en México existe
otra forma de acumulación originaria de riquezas y se llama corrupción y al
igual que las otras fortunas apropiadas, se justifican y se “blanquean” con el
tiempo y el ingenio, como se puede ver en otro par de cintas extraordinarias
del mismo Al Pacino: The God Father (El Padrino) y Scarface (Cara cortada).
Así entonces Charlie Simms asume
los valores y banderas de la República o gobierno frontera, el fundado en la Justicia como
valor soberano. La república también es conocida como el Gobierno de los
ciudadanos armados, porque requiere de la existencia y participación de la
ciudadanía dispuesta a defender a su estado, a sus familias sus valores. La
República (res-pública) es un Estado que resulta de revoluciones populares,
pero que dispone su constitución legal y política reconociendo y otorgando
derechos y deberes equitativos a los pobres de la comunidad, en razón de su
mayoría numérica, a los ricos en virtud de sus propiedades y a los hombres
virtuosos ya sea por su valentía, sabiduría, arte o intelectos fabriles:
Charlie Simms es un republicano
En esta primera parte de la
película hay que incluir el encuentro entre Charlie y el Teniente Coronel
Slade, Frank Slade, que es un militar retirado porque ha quedado ciego, tras un
accidente irresponsable. Ceguera que ha modificado su carácter y lo ha colocado
en la disyuntiva de ser Rey o de ser un Tirano. Ser un Monarca Real, que
Gobierna para beneficio de su comunidad; o ser un Tirano capaz de jalar el
gatillo de su escuadra calibre 45 y matar sin piedad, como parece que puede
llegar a ocurrir en la trama de la cinta.
Ese encuentro entre Frank Slade y
Charlie Simms es otro buen momento de la película política, porque representa,
para el caso de México, justamente el origen y la naturaleza de nuestro Estado
y sistema político: ideado y plasmado en la Constitución de 1917, la que otorgo
toda clase de poderes y deberes legales, metalegales, supralegales al
Presidente de la República, como valladar frente a los imperialismos de la
iglesia católica y de los EUA, a cambio de que el Presidente de México, gobierne
como un Monarca Real y no, como ocurre desde 1940 hasta la fecha y cada vez con
mayor maldad y cinismo, en un Tirano despótico, o el “Uno”, que ejerce el poder en beneficio propio o de
sus propios.
En este análisis, faltan dos
figuras aún. Veamos a la democracia, que está perfectamente representada por la
familia de Frank Slade. La constituyen su hermano y su cuñada, junto a sus
sobrinos con sus esposas. Es la familia del Teniente Coronel que vive en NY, a donde va en compañía de Charlie Simms a
cenar la noche de Navidad. Son muchos los miembros de esa familia que se “apapachan”
y se miran con recelo, con envidias y resentimientos, recuerdos y competencias
innobles, son empleados, son burócratas y son crueles y cobardes. Son
demócratas.
Falta incluir en el argumento que
describimos, qué Charlie conoce a Frank porque busca un empleo en la temporada
de fin de año, como lo hacemos todos los republicanos. No es el caso de los
jóvenes ricos, por supuesto que no lo necesitan; ni los demócratas, por
supuesto que no lo desean. Unos buscan que el padre les mantenga con su dinero;
mientras los segundos demandan a la madre protección y abrigo.
Falta una de las partes mayores
de las formas que asumen los gobiernos Políticos, y que he dejado al final
porque creo que es un análisis más que novedoso, es insólito y quizás debería
decir específico y coyuntural para México, en razón de su casi inexistencia: es
el Gobierno de la Aristocracia, representado por la Mujer en esta cinta. Y mi
tesis se refiere a la mujer como género en la trama, tanto como en la vida
diaria nacional: Mujer, con mayúscula. Creo que en la película que abordamos,
mejor, debería decir las mujeres. Porque si bien el papel central de la Mujer
se lo lleva Donna, la grácil y hermosa comensal que espera la llegada de su impertinente
dispareja mientras aprende a bailar (“No
hay errores en el tango, no es como en la vida. Es sencillo por eso es tan
hermoso. Si comentes un error, si te haces un lío, sigue bailando”) No se puede
olvidar al analizar esta cinta, el rol de la Profesora que al final de la
película acude presurosa a saludar a Frank y agradecer la defensa brillante que
ha realizado del honor de Charlie. Tampoco pueden dejarse de lado los roles que
interpretan la sobrina de Frank Slade, paciente, cariñosa y leal; ni el de las
mujeres familiares de él mismo, quienes lo respetan y comprenden,
contrariamente a la opinión de sus descastados maridos.
Son los encuentros con Donna al
bailar y con la Maestra Cristhine Downes, a quien promete visitar, que Frank
Slade da una lección adicional al demostrar el desarrollo de los sentidos que
le restan, ante la pérdida de la visión: el olfato se suma al sentido del
gusto, que le permite reconocer en ambas mujeres el aroma de los perfumes que
portan, de manera precisa.
Los episodios del Ferrari, que
conduce a ciegas y a toda velocidad el Teniente Coronel, sin sufrir un
accidente o el intento de suicidio (“¡¿Qué vida?! ¡¡Yo no tengo vida!! ¡Estoy
en las tinieblas, aquí! ¡¿Me entiendes?! ¡En las tinieblas!”) son testimonios
que hay que aprender y enseñar a nuestros conciudadanos. Sin la participación
de todos juntos, el Monarca Real se transforma en un Tirano mortal. La
paciencia, de Charlie, el agradecimiento que muestra por las enseñanzas
recibidas, en un itinerario inesperado y nunca antes imaginado, así como las
presencias del Chofer de la limousine que los transporta por NY, los meseros y
capitanes del Waldorf Astoria, la sastre que ajusta la ropa, los empleados que
aparecen a lo largo de la cinta, son estampas de esa combinación perfecta entre
Rey y República, entre Padre e Hijo.
Un Padre Real es el que se “asume
como castrado”, es una frase muy lacaniana y por eso propia del inconsciente
feroz y temible, tan difícil de recibir como decir que el “Padre real es el
Padre muerto”: el Padre como síntoma planteado en “Tótem y Tabú” por Freud y
abordado una y otra vez sin éxito suficiente, en los “Escritos” de Lacan. Es
mejor regresar a leer “Edipo Rey” de Sófocles.
No es el caso del Teniente
Coronel y el estudiante Simms. Autoridad y Respeto. Orden y Obediencia. Justa
indignación y Fraternidad. Pares de virtudes muy dejadas de lado en estos días
aciagos que vivimos en México.
Dos escenas constituyen el clímax
de esta cinta, una por debajo de la otra: la primera es el momento en que
sentados en la mesa familiar, la noche de Navidad, se enfrentan Frank con Willy,
su hermano quien no oculta el disgusto que le ha ocasionado la visita
inesperada. Lo envidia y le teme. Es un padre igualado a los hijos y por lo
tanto sin autoridad. No lo obedecen y lo desprecian. Uno de los hijos asume la defensoría
de los temores del padre y agrede con ironías a su tío, al hermano de su Padre,
a Frank y contra Charlie, (le llama Chuky) quien se limita a acompañar al
militar. El impertinente paga cara su osadía, pues de tanto fastidiar,
súbitamente es tomado del pescuezo por el “ciego” y puesto en la picota de ser
ahorcado con un movimiento de la muñeca de la mano. Los demócratas son cobardes y montoneros…
El siguiente momento, el punto
medular en el argumento de la película, es cuando Charlie concluye el trabajo
por el que es muy bien pagado por el Teniente Coronel, además de haber
disfrutado de viandas y sabores jamás imaginados. Debe ahora regresar y enfrentar
las acusaciones que le hacen en su calidad simbólica de República, por los
compañeros que simbolizan a su vez a la
oligarquía.
La inesperada llegada de Frank
Slade al estrado, donde juzgan al hijo rico y a el estudiante pobre es un
momento inolvidable, porque la defensa que hace El Rey-Padre-Teniente Coronel, del
Hijo-República-Estudiante es una ilustración mayor de los valores
indispensables en todo buen ciudadano: honestidad, valentía, determinación,
lealtad, enjundia, coraje, amistad y justicia: “No hay nada más desolador que
tener el espíritu amputado. No existe prótesis para eso”, argumenta con
majestad Al Pacino para defender a Charlie, de la amenaza que lo abruma.
No bastan los intentos del
Tiránico Director por acallar a Frank, y menos a todos los estudiantes que en
el auditorio del Colegio Berg, aplauden a rabiar cuando concluye con vehemencia
la retórica de la defensoría. “¿Qué clase de espectáculo están representando
hoy? Porque el único con clase en este teatro está sentado junto a mí y yo
estoy aquí para decirles que el alma de él está intacta y no es negociable. Y
lo sé por esto: Alguien aquí ofreció
comprarlo. Solo que Charlie no está en venta… ¡Él no va a vender a nadie para
comprar su futuro! Y eso, mis amigos míos, se llama Integridad...Yo he llegado
a las encrucijadas de mi vida y siempre conocí cuál era el camino correcto. Sin
ninguna excepción, lo juro. Pero jamás lo seguí… ¿Saben por qué? Porque era
demasiado duro. Charlie ha elegido un camino. Es el camino correcto. Un camino
hecho de principios…”
Y aunque el Director Trask pretende
expulsar a Charlie y exonerar al hijo rico, el jurado compuesto por
catedráticos escolares, que son nuevamente una correcta representación de un
gobernó constituido como Aristocracia, descartan el tiempo de reunión para
deliberar y anuncian en “fast track” que
ya han tomado una decisión: eximir de todo cargo a Charlie Simms y condenar sin derechos ni reconocimientos de
ninguna especie a George Willis, Jr. ¡JUAHHHH! es el grito
de victoria del Rey Frank Slade
No comments:
Post a Comment