Es conocido como Poema XV (15) y
el soneto de Pablo Neruda dice “Me gustas cuando callas porque estas como
ausente” Es gracioso que en este 2015, la composición literaria necesaria en
México es el sentido contrario, al que da título a esta epístola sureña “… y me
oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran
volado y parece que un beso (peso$$$) te cerrara la boca”
Veamos el prólogo de la última
versión de Cartas Mexiquenses* con el cual participé en el Certamen
Internacional Sor Juana Inés de la Cruz, sin mayor fortuna que mi presencia: es
labor de zapa, jugadas de alta precisión sobre el tablero, guerra de
guerrillas, batallas de desgaste, es la “gota china” (la tortura de la gota de
agua), son letras que adoptan el papel de las ratas en la fantasía de la Neurosis
Obsesiva del caso de Sigmund Freud: son palabras que se ajustan dentro de una
cubeta ceñida al trasero del condenado, y penetran por el tracto rectal de los
hombres y mujeres que se pelean el poder, las burocracias que lo ejercen, los
políticos en el trance de la conquista y conservación de los cargos y dineros
públicos.
Es tortura psicológica, es terror
de acá para allá, sentencias de muerte, versos de arte mayor, endecasílabos,
nunca menores a ocho sílabas, sin contar las sinalefas. Es amor sin medida,
métrica vernácula son golpes al corazón de la inconsciencia, rimas soñadas, “cachetadas
guajoloteras”, es despertar sin medida, es Conciencia… “Sentir de pronto
amanecer, con una inmensa claridad, dejar atrás lo que era gris, para descubrir
lo que es verdad… poder vivir la realidad, sin el ayer o el qué dirán…todas
esas cosas que pensamos, sin pensar: eso es el despertar” Es la letra de un bolero
muy popular cuya letra corresponde a Martha Roth, más conocida por sus caracterizaciones
en cine y televisión, y que fuera esposa del pintor del cine mexicano Rubén
Fuentes. Son paladines, son exponentes
del arte mayor del ser humano. Es la palabra escrita, la única capaz de transformar
el mundo, para bien o… para mal
Digo entonces…Es un momento
singular. Es el comienzo de una entrada que siempre ha pujado por mantenerse
abierta. Son mis textos, es mi visión personal, es mi voz que representa muchas
otras voces, las tan sonoras y conscientes que me acompañan desde el centro de
la República. Somos las voces que han sido testigos de un país que ha pasado de
la esperanza a la ruina, de la ilusión a la decepción total, de Jauja a la
miseria.
Soy voz de mis compañeros de las
escuelas Pablo Moreno y José Manuel Ramos, la secundaria 7, de mis vecinos de la Morelos, de mis carnales
del Molina, del Moctezuma, de los Viveros y de Coyoacán. Hablo, intento decir
lo que no todos podemos. Tantas vidas que he conocido.
Pero ante todo me considero
portavoz de la UNAM y su espíritu, el cual me gobierna desde que ingresé a la
Preparatoria 1, al colegio de San Ildefonso y posteriormente a Economía y a
Filosofía después. Allí me formé en Teoría Política y conocí a Freud como debe
de ser, descifrando en sus herencias la fuente original de toda la sabiduría
que anida en la mente de las almas libres: en Aristóteles.
Entonces me di cuenta que todo se
desmoronaba. Me he preparado desde que en 1982 claudicó el gobierno de nuestro
país y no pude viajar a tomar un posgrado en Nueva York. Ya no valieron las
recomendaciones que hicieron gente emérita, porque los tiempos señalaban que
las cosas en México habían cambiado. Inició el tránsito nacional a los dictados
del nuevo orden hegemónico internacional y nuestros gobernantes, dócilmente,
fácilmente asumieron como suyas las medidas y obligaciones impuestas por los
agentes financieros internacionales: todo comenzó a venderse y es poco lo que
dice la palabra, no es suficiente, no alcanza a expresar lo que fue un remate,
una subasta de empresas y riquezas, de gente y experiencias, de instituciones y
estructuras tan fundamentales como Conasupo o Ferronales, que aún no se
entienden las consecuencias.
Y no me hice cómplice. Me llena
de orgullo y satisfacción declarar que ganaron las voces que anidan en mi
memoria. Y no arredré de tanta deliberación, la elección fue natural y entonces tomé otro rumbo. El destino me trajo
al sur del estado de México, desde donde me he propuesto ver el mundo con ojos
diferentes y con sentidos distintos, completos y en buen estado.
Llegué a un mundo encantador, de
gente buena, de amistad, de sabiduría innata, de organización social del
trabajo espontánea. Me alejé de una ciudad contaminada, anárquica, diezmada,
derrumbada, asolada, triste, sucia. En el sur del estado de México todo era
felicidad, la gente pagaba sus impuestos, el tesorero atendía personalmente, el
Presidente Municipal era uno más en el mercado, las escuelas se preocupaban por
enseñar lo que hay que aprender, los maestros eran entonces, hace veinticinco
años las personas más respetadas y honradas de los pueblos sureños.
En el DF todo era destino, la
sociedad se hartó, protestaba, se preparaba para dejar de ser un Departamento
del Presidente, para gobernarse con libertad. Y de repente todo cambió. Los
chilangos fuimos mucho pueblo para tan poco gobierno, sin autoridad, sin
entendimientos, sin respecto ni reconocimiento. Lo peor del PRI que es lo mejor
del PRI de este tiempo, fue votado y botado del ombligo de la Luna.
La sumisión de México al papel
asignado por el nuevo orden internacional, reclamó de mano de obra barata para
nivelar los presupuestos de divisas, en tanto que la sociedad económica
dispuesta, impuesta, obligaba a la compra de basura y cacharros viejos de los
inventarios acumulados en los EUA. Y mientras el DF se daba un gobierno popular
y aherrojaba al PRI y toda su perversión y corrupta esencia fuera de la Capital
de la República, el sur del estado de México comenzó una metamorfosis
invertida: la mariposa sureña se transformaba en orugas repugnantes, en automóviles
“chocolates”, con sonidos estereofónicos, drogas y vicios.
La capital iniciaba la atención
de las necesidades sociales, en tanto que el estado de México se alcoholizaba,
dividía, dejaba de trabajar en unidad, veía desintegrar familias, hijos que no
volvieron jamás, mujeres que se prostituyeron, por la buena o por la mala. La
ciudad mezclaba mercados populares con centros comerciales, zonas populares con
desarrollos inmobiliarios, cultura, educación. La ciudad se transformaba en una
ínsula de libertad, justicia y conciencia, en cambio, Temascaltepec y Tejupilco
se volvieron malos y malditos, por omisión o por elección. En tierras sureñas
se entronizaron los léperos (los leprosos), los taxistas que acarrean a la
gente en elecciones, los profes que amenazan y mal educan a los alumnos y a sus
familiares (mientras se celebran todo el mes de mayo); son los vendedores ambulantes
que invaden las calles, reservas de votos, antorchas campesinas, grupos de
choque, escuadrones criminales.
Pero si algo ha sido manifiesto,
horroroso, en estos veinte años, los mismos que dice el tango que no son nada,
ha sido la invasión de los vicios gringos, gabos, yanquis, norteamericanos,
transmutados en virtudes, por obra y gracia de una piedra filosofal imaginaria,
soliviantada, aplaudida, recetada en el cuerpo del discurso oficial, difundida
a través de la televisión en México.
Por eso es tan difícil para los
analistas modernos entender las causas de la enfermedad que pretenden curar,
porque en la nueva escala de valores, dominan los que de manera involuntaria,
no por la fuerza sino debido a la ignorancia o si se prefiere en razón de la
fuerza de la ignorancia mandan: el parricidio, la usurpación y el incesto.
Tomaron carta de ciudadanía matar, robar, traicionar. Los pueblos mexicanos
abandonaron la belleza, bienestar y esa plácida condición de la vida
diaria, y se han vuelto casa de lo más
repugnante, dañino y perjudicial y además, se ha vuelto normal y costumbre de
lo que llaman nuestras costumbres y tradiciones.
Entonces me di cuenta y quise
volver a hablar y no pude. Intenté regresar a la academia a comunicarme con la
gente que debe entender lo que pasa y no me dejaron. Las pinzas que atenazan el
estado de México se apretaron. Mientras que en la Ciudad de México se abrían
grilletes y goznes, en el estado de México se apretujaron marros y prensas.
Fui orillado al ostracismo, sin
pedirlo, desearlo, merecerlo. Busqué otras formas de comunicarme y hablar. Empecé
a escribir y existir en el mundo virtual de las redes sociales. Calculé que si
en un aula escolar le imparto clases a treinta alumnos, en un lapso de 20 años,
me habría dirigido más o menos a un millar de jóvenes mexiquenses en total: en
cambio, mi blog tiene más de 70 mil lecturas y algunas de ellas han sido vistas
más de dos mil veces.
Como otros, descubrí que existen nuevos
medios para comunicarme, alternativas a la soledad y en mi canal de YouTube
llevo más de 6,000 reproducciones, en los 175 videos que hasta finalizar abril
de 2015, superan los 33,000 minutos –un programa maratónico de 550 horas- y el
auditorio no se restringe al corredor Temascaltepec – Tejupilco, y mi
filosofía, que es la de la Ciudad de
México y la de los nobles habitantes que he conocido en el sur del estado de
México, se escucha a lo largo y ancho de nuestro país, o en auditorios tan
distantes como los EUA, España, Perú, Colombia, Alemania, Italia, Francia…
A pesar que el despotismo instaurado
en el estado de México, en el sur del estado, de Tejupilco a Tlatlaya se niega
a verme, en el conocido estilo de “ni te miro ni te oigo”, sumándose a la otra
clásica de “no pago para que me pegues”. De Salinas a López Portillo, en el
retroceso acelerado a etapas que parecían superadas.
Y debo señalarlo, no dejar pasar
que Sor Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, emblema del Certamen, se reveló contra las armas del silencio, y
combatió a su modo y en su tiempo, contra adversarios mayores a los de nosotros.
Los que no callamos.
“Me gustas cuando callas porque
estás como ausente.
Distante y dolorosa como si
hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa
bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no
sea cierto”
*Disponible en la librería La WeB
o N@D@ ($250)
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