Murió Germán Dehesa. Al igual que Carlos Monsiváis, prefirió marcharse antes de ser testigo y hacer la crónica de una celebración Bicentenaria que no se llevará a cabo. Prefirio la muerte que ser comparsa de los simulados festejos de dos hechos históricos fundamentales para México: su Independencia y su Revolución Constitucional.
Porque los estrambóticos festivales que se preparan para dar el ansiado circo a la gente que no le alcanza ni para el pan son superficiales, efímeros y espectaculares. La clase que gobierna actualmente desde el poder, son los grandes derrotados de ambas gestas y los héroes nacionales, desde Hidalgo hasta Cárdenas, son los causantes de la perdida de los privilegios que por 200 años han querido recobrar por diferentes caminos y formas, a veces invitando a un Emperador a asumir el gobierno, otras azuzando revueltas de fanáticos católicos y en muchas más mediante el asesinato artero.
No me caía bien Germán Dehesa, a pesar de haber leído cada que pude sus columnas diarias. No me gustaba ni el estilo socarrón de su redacción, el compartimiento de su vida personal, su pensamiento y forma de gobierno al que aspiraba y defendía.
No me causaba risa leer en Fallaste Corazón los problemas que un ataque cardiaco lo encamino a la tumba, ni saber de La Tractor, El Bucles o La Hillary. Pero reconozco que mucha gente si lo leía con mucho gusto y que se reía del humor que transmitía. Conocí una vez la Planta de Luz, el pequeño espacio en el cual represento muchas veces versiones de sátira política a través de los años. Pero también sabia de su condenado gusto por el dinero y como buen regiomontano su debilidad por el vicio extremo de la liberalidad, la avaricia.
Era muy difícil seguir a Dehesa, pues su popular Gaceta del Ángel solo la podían leer quienes compraran el periódico Reforma, el único medio mexicano que actualmente cobra por ser leído a través del internet. (por cierto que la historia de este diario es otro drama shakesperiano de traición, robo y parricidio de hijos en contra de su padre, el fundador y propietario de esta empresa, hasta que fue despojado). Germán fue más allá pues prohibía terminantemente que sus columnas fueran reproducidas por otros medios impresos.
La semana pasada, cuando escribió el 25 de agosto la columna donde anuncia la gravedad de su estado de salud: "Creo que no les he contado que estoy enfermo, seriamente enfermo. Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable. Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar”, hasta entonces me entere, gracias a mi buen amigo Nacho Salgado, un ferviente admirador del dramaturgo, que accesando en internet el periódico Tribuna de los Cabos, se podía leer lo que escribía el buen Germán, lo mismo que la columna de Catón, la Plaza Pública del Maestro Granados Chapa y los monos de Calderón.
Con excepción de Granados Chapa, Germán Dehesa, junto con Catón y Calderón son buenos representantes de una intelectualidad burguesa, acomodada, simple y algo ñoña. Pero reconozco y respeto y además no dejo de leer con avidez lo que dicen, piensan, escriben y dibujan estos autores. Es muestra del pluralismo tan necesario en México al que Dehesa lego una gran cantidad de trabajo personal.
Tampoco me gustaban los programas de Dehesa, incluso recuerdo uno llamado “La Almohada” que hacía honor a su nombre y a la medianoche, concitaba el sueño profundo. O al Dehesa en “Cilantro y Perejil”, en el papel de psicoanalista de lo mas chafaldrano, pontificando simpáticamente –Edipo de por medio-, en derredor de los problemas de una pareja de clase media, conservadora, débil, cursi y estúpida.
Lo que me parecía totalmente inaceptable, fue que usurpara dos de los calificativos que mas llevo yo mero, al igual que muchos, puestos como emblema personal. El ser PUMA y llamarse CHILANGO MAYOR. Pues ni era PUMA de verdad –PUMA somos los que hicimos Preparatoria y Universidad en CU- ya que Germán provenía de una escuela de religiosos Maristas, el CUM, y menos CHILANGO, cuando su procedencia era Monterrey y su abuelo, uno de los fervientes partidarios de Victoriano Huerta.
A pesar de todo, siempre admire a Germán Dehesa y en sus últimos días, más aún. Este año comencé a verlo en un programa de televisión con José Ramón Fernández –otro gran mexicano emprendedor, tan inteligente como valiente- donde lucia cercano a la muerte. No deje de seguirle la pista a Germán después que la revista PROCESO de Julio Sherer –uno más de los mexicanos ilustres- publico una entrevista estupenda:
“De pronto veo a los priistas como a magos de pastorela, son chistosísimos en ese sentido, así sean unos hijos de la chingada que llegan al extremo de matar. Alguno que otro me habla para decirme: ‘No jodas, ya déjame en paz’ (sobresaliente fue la tenacidad y enjundia con la que Germán Dehesa no dejo de señalar al incalificable Arturo Montiel, al que en más de MDCCCXCII columnas, cito preguntando ¿Qué tal durmió?)
-Y los panistas?– Ellos no asimilan la crítica como los del PRI. Todo lo toman como si fuera un ataque personal. Aún les falta darse cuenta que, más allá de la burla por su desempeño político, hay un respeto total por su persona; – ¿Con los del PRD es igual?– Como no han podido llegar al alto poder, los perredistas me invitan a comer, platicamos y nos sobamos el lomo. Son complacientes, comprables, faltos de rectitud y de hombría. No les hacen mucha mella los destierros, encierros y sufrimientos que ha tenido que soportar la izquierda mexicana. Ellos se acomodan y adelante…”
Descanse en paz Germán Dehesa, para quien como epitafio de la modernidad quedan dos mensajes en twitter:
#Gracias quiero dar al infinito laberinto de las causas y los efectos. Escrito por el propio Germán
#¿Por qué la Santa Muerte Si quería llevarse a un Pelón y Orejón (con todo respeto) como el Maestro Dehesa?... ¿Por qué no se llevo a Salinas de Gortari?. Anónimo
Porque los estrambóticos festivales que se preparan para dar el ansiado circo a la gente que no le alcanza ni para el pan son superficiales, efímeros y espectaculares. La clase que gobierna actualmente desde el poder, son los grandes derrotados de ambas gestas y los héroes nacionales, desde Hidalgo hasta Cárdenas, son los causantes de la perdida de los privilegios que por 200 años han querido recobrar por diferentes caminos y formas, a veces invitando a un Emperador a asumir el gobierno, otras azuzando revueltas de fanáticos católicos y en muchas más mediante el asesinato artero.
No me caía bien Germán Dehesa, a pesar de haber leído cada que pude sus columnas diarias. No me gustaba ni el estilo socarrón de su redacción, el compartimiento de su vida personal, su pensamiento y forma de gobierno al que aspiraba y defendía.
No me causaba risa leer en Fallaste Corazón los problemas que un ataque cardiaco lo encamino a la tumba, ni saber de La Tractor, El Bucles o La Hillary. Pero reconozco que mucha gente si lo leía con mucho gusto y que se reía del humor que transmitía. Conocí una vez la Planta de Luz, el pequeño espacio en el cual represento muchas veces versiones de sátira política a través de los años. Pero también sabia de su condenado gusto por el dinero y como buen regiomontano su debilidad por el vicio extremo de la liberalidad, la avaricia.
Era muy difícil seguir a Dehesa, pues su popular Gaceta del Ángel solo la podían leer quienes compraran el periódico Reforma, el único medio mexicano que actualmente cobra por ser leído a través del internet. (por cierto que la historia de este diario es otro drama shakesperiano de traición, robo y parricidio de hijos en contra de su padre, el fundador y propietario de esta empresa, hasta que fue despojado). Germán fue más allá pues prohibía terminantemente que sus columnas fueran reproducidas por otros medios impresos.
La semana pasada, cuando escribió el 25 de agosto la columna donde anuncia la gravedad de su estado de salud: "Creo que no les he contado que estoy enfermo, seriamente enfermo. Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable. Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar”, hasta entonces me entere, gracias a mi buen amigo Nacho Salgado, un ferviente admirador del dramaturgo, que accesando en internet el periódico Tribuna de los Cabos, se podía leer lo que escribía el buen Germán, lo mismo que la columna de Catón, la Plaza Pública del Maestro Granados Chapa y los monos de Calderón.
Con excepción de Granados Chapa, Germán Dehesa, junto con Catón y Calderón son buenos representantes de una intelectualidad burguesa, acomodada, simple y algo ñoña. Pero reconozco y respeto y además no dejo de leer con avidez lo que dicen, piensan, escriben y dibujan estos autores. Es muestra del pluralismo tan necesario en México al que Dehesa lego una gran cantidad de trabajo personal.
Tampoco me gustaban los programas de Dehesa, incluso recuerdo uno llamado “La Almohada” que hacía honor a su nombre y a la medianoche, concitaba el sueño profundo. O al Dehesa en “Cilantro y Perejil”, en el papel de psicoanalista de lo mas chafaldrano, pontificando simpáticamente –Edipo de por medio-, en derredor de los problemas de una pareja de clase media, conservadora, débil, cursi y estúpida.
Lo que me parecía totalmente inaceptable, fue que usurpara dos de los calificativos que mas llevo yo mero, al igual que muchos, puestos como emblema personal. El ser PUMA y llamarse CHILANGO MAYOR. Pues ni era PUMA de verdad –PUMA somos los que hicimos Preparatoria y Universidad en CU- ya que Germán provenía de una escuela de religiosos Maristas, el CUM, y menos CHILANGO, cuando su procedencia era Monterrey y su abuelo, uno de los fervientes partidarios de Victoriano Huerta.
A pesar de todo, siempre admire a Germán Dehesa y en sus últimos días, más aún. Este año comencé a verlo en un programa de televisión con José Ramón Fernández –otro gran mexicano emprendedor, tan inteligente como valiente- donde lucia cercano a la muerte. No deje de seguirle la pista a Germán después que la revista PROCESO de Julio Sherer –uno más de los mexicanos ilustres- publico una entrevista estupenda:
“De pronto veo a los priistas como a magos de pastorela, son chistosísimos en ese sentido, así sean unos hijos de la chingada que llegan al extremo de matar. Alguno que otro me habla para decirme: ‘No jodas, ya déjame en paz’ (sobresaliente fue la tenacidad y enjundia con la que Germán Dehesa no dejo de señalar al incalificable Arturo Montiel, al que en más de MDCCCXCII columnas, cito preguntando ¿Qué tal durmió?)
-Y los panistas?– Ellos no asimilan la crítica como los del PRI. Todo lo toman como si fuera un ataque personal. Aún les falta darse cuenta que, más allá de la burla por su desempeño político, hay un respeto total por su persona; – ¿Con los del PRD es igual?– Como no han podido llegar al alto poder, los perredistas me invitan a comer, platicamos y nos sobamos el lomo. Son complacientes, comprables, faltos de rectitud y de hombría. No les hacen mucha mella los destierros, encierros y sufrimientos que ha tenido que soportar la izquierda mexicana. Ellos se acomodan y adelante…”
Descanse en paz Germán Dehesa, para quien como epitafio de la modernidad quedan dos mensajes en twitter:
#Gracias quiero dar al infinito laberinto de las causas y los efectos. Escrito por el propio Germán
#¿Por qué la Santa Muerte Si quería llevarse a un Pelón y Orejón (con todo respeto) como el Maestro Dehesa?... ¿Por qué no se llevo a Salinas de Gortari?. Anónimo
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