El día de ayer, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa recibió el grado de Doctor Honoris Causa, que le otorgo la Universidad Autónoma Metropolitana y el discurso que pronuncio es de singular importancia para nosotros los mexicanos. Vargas Llosa se refirió a la buena lectura para que los niños sean ciudadanos capaces, críticos y felices, y abundo al afirmar que si no hubiera sido escritor, hubiera sido profundamente infeliz, porque la felicidad va unida al fenómeno de la vocación, "Yo voy a ser escritor, no voy a ser periodista ni abogado, no voy a ser profesor, aunque tenga que dedicar mi tiempo a esas actividades para ganarme la vida, pero yo voy a ser un escritor… si eso significa que voy a vivir con enormes dificultades materiales, pues que signifique, pero yo sé que voy a ser infinitamente más infeliz si yo renuncio por razones prácticas a la Literatura". En un México cogido por los emblemas que han convertido al dinero en el símbolo de poder superior, constituye un bálsamo saber que allende nuestras fronteras de la imaginación aún existen valores princeps que hacen de la sabiduría y las virtudes, la vocación para ser feliz.
Es el caso de las declaraciones vertidas hace unos días por el ex Gobernador y ex funcionario de la SPP, Sócrates Rizzo –guardo en mi archivo la carta donde me despide a este escribidor, en el año de 1983, por elegir un género de vida diametralmente opuesto al que imponían esta camarilla- en relación a los decires de “viejos”, de que supuestamente era el Presidente el que trazaba las rutas del narcotráfico. Sócrates Rizzo formo parte de un sector dentro del PRI, que conquisto el poder político para dañar profundamente a México. Era parte de de la tecnocracia que posibilitó el arribo de Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia de la República. Grupo político bien identificado con una clase social que tenia perfectamente claro el proyecto de nación que se proponía y que se basaba en dos columnas esenciales, mas allá de los cambios en la economía, en los procesos político-electorales, en la política social o en la educación: se trataba del desmantelamiento de la Autoridad Política basada en el respeto, el agradecimiento, el reconocimiento, y la suplantación por el poder del dinero, las riquezas y el negocio.
Parece tan lejana aquella época que resulta difícil de creer que el Sistema Político Mexicano de entonces tuviera las guardas y salvaguardas, los mecanismos, las formas para Gobernar a México en beneficio antes que nadie de los mexicanos. Ahora resulta impensable que el Presidente de México pudiera cambiar Gobiernos en los Estados, Nacionalizar la Banca, Expropiar el Petróleo, quitar o poner lideres en los sindicatos o trazar rutas y establecer acuerdos con la gente dedicada al tráfico de drogas. Después del sexenio de Salinas de Gortari, una vez firmado el Acuerdo Comercial con Estados Unidos y Canadá, todo cambio de manera radical. A partir de entonces el estado mexicano dejo de ser rector de la economía y se convirtió en promotor del comercio internacional y garante de la estabilidad , para mantener en equilibrio la Balanza de Pagos con el Exterior. Para asegurar esta transición, fue necesario sacrificar incluso al Candidato Colosio y al Secretario del PRI, Ruiz Massieu.
A eso corresponden todas las acciones que hemos tenido que enfrentarnos los mexicanos: cambiar el horario para ajustarnos al reloj vecino, en sincronía con las Bolsas de Valores; quebrar deliberadamente la economía para arruinar a la clase media; mantener sin incremento sueldos y salarios, para no generar una inflación de demanda que rompería con el equilibrio necesario; presupuestar sin déficit las finanzas públicas, sostener una plataforma de explotación petrolera que genere divisas; adoptar medidas económicas para “tronar” al agro mexicano; recortar recursos públicos para la educación superior pública, mientras se asfixia y aplasta la educación básica, para forzar la emigración al norte, como recurso laboral exportable, que reduzca sueldos en el mercado laboral gringo y genere las divisas indispensables para sostener el modelo económico, en que se sustenta el proyecto político de esta facción social.
Finalmente México vive presa de ecuaciones económicas, donde la variable independiente es el dólar y todo lo demás gira en dependencia a esta divisa: educación, moral, comunicación, elecciones políticas y por supuesto y ahora se sabe con crudeza, el tema del narcotráfico. Antes de Carlos Salinas, los dólares que ingresaba el narcotráfico al mercado financiero mexicano, constituían una palanca de desarrollo. A partir del TLC son una constante que no aceptan los norteamericanos, porque entonces los ingresos que tendría México, el flujo de divisas por exportaciones, turismo, petróleo y remesas de migrantes, más el dinero proveido por el narcotráfico arrojaría un superávit favorable a México, inadmisible para sus nuevos amos asociados.
Qué lejos se escucha el llamado de Caro Quintero, (el primer gran capo capturado tras la muerte del policía gringo Enrique Camarena) cuando le confiscaron el Rancho El Búfalo en Chihuahua, “déjenme y pago la deuda externa”, decía. Eso lo saben los gringos y por eso se insiste en la terca necedad de mantener una guerra fiera contra el comercio de droga, que no tiene cabida en el pacto comercial. Antes del TLC, la fuerza política del Presidente, basada en la ley y en la costumbre podía gobernar el trasiego de la droga, tras el TLC no hay ninguna posibilidad de establecer pactos. El Gobierno mexicano no reúne ni Autoridad ni poder real y de ahí que la guerra que se libra en territorio mexicano, sea completamente contraria a los intereses nacionales: porque se combate contra mexicanos, porque se utilizan armas norteamericanas, porque se restringe el flujo de divisas con las cuales poder comerciar en cualquier parte del mundo, porque se esparce el comercio interno, el consumo en México de estos venenos que fascinan a la sociedad yanqui.
Resulta paradójico que tras la conquista de México por España, Inglaterra surge como rival hegemónico y la guerra entre estos dos Imperios Coloniales se lleva a cabo en el mar. Inglaterra asesta un golpe contundente al vencer en la Batalla de Trafalgar, a la hasta entonces Armada Invencible Española, lo que se tradujo en continuadas batallas, por piratas y corsarios británicos, que ahora surcaban los mares con libertad y que atracaban los galeones españoles, cargados de riquezas. que se dirigían a la metrópoli española. Se dice que cada vez que llegaban noticias del hundimiento y robo de una Carabela española a la Cámara de los Lores en Inglaterra, se celebraba con regocijo, tal y como podría suceder en México cada vez que el Chapo o el Mayo penetraran las murallas fronterizas. En EUA el comercio de drogas es ilegal pero tolerado, existe, está a la vista, todos conocen donde, como y cuanto cuesta conseguir droga, porque genera riqueza. Acá, en México nos estamos matando de manera salvaje y despiadada.
No comments:
Post a Comment