A partir de 1982, con la administración de Miguel de la Madrid, dio inicio un fenómeno contra revolucionario que ha cambiado el Estado mexicano de esencia Monárquica y de naturaleza Republicana, por otro de principios Oligárquicos, pero de formas Democráticas. Se ha transitado de un Gobierno donde el Presidente (Rey o Tirano) estaba a la cabeza de un Estado Republicano, basado en la justicia social, por otro en donde el poder reside en los capitales mas ricos (nacionales o extranjeros), donde el dinero manda y seduce, pero se administra y mantiene con practicas basadas en la participación de los ciudadanos, en la experiencia de la Democracia electiva, a través del sufragio del voto.
Desde entonces se han adoptado muchas medidas, reformas y prácticas que han propiciado que los funcionarios y representantes populares, en los gobiernos y poderes, perciban cantidades de dinero como sueldos, de manera contrastante con los ingresos de la mayoría de funcionarios y burócratas, que forman la base del gobierno o no pertenecen a las esferas del poder. Secretarios, Subsecretarios, Directores Generales, Subdirectores, Coordinadores, Diputados, Jueces, Presidentes Municipales, Regidores y Síndicos, son quienes encabezan las áreas de la burocracia privilegiada, de la aristocracia burocrática que abierta o encubiertamente obtienen sobresueldos, premios, bonos, gratificaciones, incentivos, aguinaldos. Dineros públicos que no son transparentes, que no son legales, que se entregan a discreción; son premios, son “consolaciones”, es corrupción. Además están los consabidos porcentajes sobre los valores de las obras púlicas, que los contratistas están forzados entregar, como “mordida”, como “entre o mochada”, en todos los niveles de gobierno, particularmente en los municipios, donde las necesidades son mas apremiantes y también, donde el descaro e impunidad es mas flagrante. Porque no existe transparencia, no hay tampoco voluntad política ni ciudadana y no hay forma ni manera, para hacer rendir cuentas a los gobiernos que eligen los ciudadanos.
Es desalentador saber que en tanto la Constitución Política de los EUA ha sufrido 27 cambios (enmiendas) a lo largo de 300 años, la Constitución mexicana registra cerca de 900 en apenas 100 años. Que además, ahora parece ser asunto de “eficiencia y eficacia” hablar de “productividad” legislativa, el presentar iniciativas de cambios, en vez de entender el enorme valor que tenía la Constitución original, la de 1917. Por ejemplo, en relación al articulo 115, el que atañe al Municipio, se han llevado a cabo 9 cambios desde su promulgación: 1920 y el número de diputados; 1933 y la no reelección; 1943 y el periodo de gobierno; 1953 dar el voto a la mujer; 1977 con la introducción de la representación proporcional de la ciudadanía; 1983 que es la que concede autonomía política y económica al municipio; y por ultimo la de 1999, (aunque ha habido otros cambios, basados en decretos) que es la que otorga al municipio, facultades para organizar democráticamente la vida política y para recaudar y administrar los recursos de la sociedad.
En la práctica, los cambios en la forma de gobierno, se han traducido en privilegios para las élites en el poder: al no disponer la ciudadanía de mecanismos o instrumentos para calificar o censurar el ejercicio gubernamental, pues no existe la reelección política, como tampoco es posible la revocación del mandato ciudadano, ni la convocatoria para un plebiscito, o para un referéndum, ¡vamos! ni siquiera es factible la condena o el juicio para un mal funcionario. Antes existe la inmunidad y la complicidad política que se otorgan entre si mismas, las elites en rotación perpetua. Grupos de poder que transitan de un puesto ejecutivo a uno legislativo e incluso brincar a otro de naturaleza judicial. Las elites se brindan protección y blindaje político y familiar, como es muy común ver que sucede en el sur del estado de México.
“Idiot” era la palabra griega que definía a aquellos que no se interesaban por la vida pública. Ciudadanos idiotizados les llama Fernando Savater, “los que subcontratan el destino de su país a élites que ignoran constantemente las demandas de esa ciudadanía insipiente, anhelante, la cual es exprimida todos los días por esa clase política o por monopolios rapaces”
Se requiere de ciudadanos informados, críticos, que exijan rendición de cuentas. Se requiere ciudadanos que recuerden nuevamente el sentido de la amistad y de la palabra fraterna. Para no dejar solo al vecino inerme, como el joven que fue golpeado por una bestia llamada Miguel Sacal. De manera inexplicable Hugo Vega fue tundido y humillado, ante la mirada cómplice y atónita de varios compañeros suyos, por un sujeto desquiciado por algo relacionado con su Porche (un millón de varos): Son escenas como corolario del poder de las elites, de los medios en que se basan, de la mala educación y de la injusticia social, pues el “judío” salio sin problemas con solo pagar una fianza de 2 mil pesos…
Desde entonces se han adoptado muchas medidas, reformas y prácticas que han propiciado que los funcionarios y representantes populares, en los gobiernos y poderes, perciban cantidades de dinero como sueldos, de manera contrastante con los ingresos de la mayoría de funcionarios y burócratas, que forman la base del gobierno o no pertenecen a las esferas del poder. Secretarios, Subsecretarios, Directores Generales, Subdirectores, Coordinadores, Diputados, Jueces, Presidentes Municipales, Regidores y Síndicos, son quienes encabezan las áreas de la burocracia privilegiada, de la aristocracia burocrática que abierta o encubiertamente obtienen sobresueldos, premios, bonos, gratificaciones, incentivos, aguinaldos. Dineros públicos que no son transparentes, que no son legales, que se entregan a discreción; son premios, son “consolaciones”, es corrupción. Además están los consabidos porcentajes sobre los valores de las obras púlicas, que los contratistas están forzados entregar, como “mordida”, como “entre o mochada”, en todos los niveles de gobierno, particularmente en los municipios, donde las necesidades son mas apremiantes y también, donde el descaro e impunidad es mas flagrante. Porque no existe transparencia, no hay tampoco voluntad política ni ciudadana y no hay forma ni manera, para hacer rendir cuentas a los gobiernos que eligen los ciudadanos.
Es desalentador saber que en tanto la Constitución Política de los EUA ha sufrido 27 cambios (enmiendas) a lo largo de 300 años, la Constitución mexicana registra cerca de 900 en apenas 100 años. Que además, ahora parece ser asunto de “eficiencia y eficacia” hablar de “productividad” legislativa, el presentar iniciativas de cambios, en vez de entender el enorme valor que tenía la Constitución original, la de 1917. Por ejemplo, en relación al articulo 115, el que atañe al Municipio, se han llevado a cabo 9 cambios desde su promulgación: 1920 y el número de diputados; 1933 y la no reelección; 1943 y el periodo de gobierno; 1953 dar el voto a la mujer; 1977 con la introducción de la representación proporcional de la ciudadanía; 1983 que es la que concede autonomía política y económica al municipio; y por ultimo la de 1999, (aunque ha habido otros cambios, basados en decretos) que es la que otorga al municipio, facultades para organizar democráticamente la vida política y para recaudar y administrar los recursos de la sociedad.
En la práctica, los cambios en la forma de gobierno, se han traducido en privilegios para las élites en el poder: al no disponer la ciudadanía de mecanismos o instrumentos para calificar o censurar el ejercicio gubernamental, pues no existe la reelección política, como tampoco es posible la revocación del mandato ciudadano, ni la convocatoria para un plebiscito, o para un referéndum, ¡vamos! ni siquiera es factible la condena o el juicio para un mal funcionario. Antes existe la inmunidad y la complicidad política que se otorgan entre si mismas, las elites en rotación perpetua. Grupos de poder que transitan de un puesto ejecutivo a uno legislativo e incluso brincar a otro de naturaleza judicial. Las elites se brindan protección y blindaje político y familiar, como es muy común ver que sucede en el sur del estado de México.
“Idiot” era la palabra griega que definía a aquellos que no se interesaban por la vida pública. Ciudadanos idiotizados les llama Fernando Savater, “los que subcontratan el destino de su país a élites que ignoran constantemente las demandas de esa ciudadanía insipiente, anhelante, la cual es exprimida todos los días por esa clase política o por monopolios rapaces”
Se requiere de ciudadanos informados, críticos, que exijan rendición de cuentas. Se requiere ciudadanos que recuerden nuevamente el sentido de la amistad y de la palabra fraterna. Para no dejar solo al vecino inerme, como el joven que fue golpeado por una bestia llamada Miguel Sacal. De manera inexplicable Hugo Vega fue tundido y humillado, ante la mirada cómplice y atónita de varios compañeros suyos, por un sujeto desquiciado por algo relacionado con su Porche (un millón de varos): Son escenas como corolario del poder de las elites, de los medios en que se basan, de la mala educación y de la injusticia social, pues el “judío” salio sin problemas con solo pagar una fianza de 2 mil pesos…
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