AMLO en Tejupilco
Mañana miércoles
Nunca olvidare aquella tarde del verano de 1970, en el Parque del Seguro Social, en que se disputaba la serie final entre los Diablos Rojos y el Águila de Veracruz. El juego empatado, el estadio abarrotado, más de 23 mil aficionados coreábamos las emocionantes jugadas del “Rey de los Deportes”, el béisbol. En compañía de mi Padre, solo encontramos lugar hasta las gradas del jardín derecho y allí precisamente me toco ver a unos metros, como mi gran ídolo, el “Zurdo” Alfredo Ortiz, levantaba la mano hacia el dogout, pidiendo al inmortal Tomas Herrera, una oportunidad para entrar a lanzar. Se jugaban extra innings y el de Medellín de Bravo Veracruz, fue llamado al relevo, para que los “Diablos” ganaran ese juego, aunque luego perdieron finalmente la serie y el campeonato de ese año.Por eso es que me da un enorme gusto, enterarme del anuncio de que la Campeona Ana Guevara, ha recibido una invitación por parte de Andrés Manuel López Obrador, para participar como Senadora de la República y coordinar un proyecto, para hacer del deporte una política de Estado. Mas me alegra saber que forman parte del mismo grupo de trabajo, Alfredo Ortiz -el pitcher de los Diablos Rojos con más juegos iniciados (392), más ganados (203), más completos (187), más blanqueadas (35), más ponches (1,430)- y el gran Jesús “Chito” Ríos, otro torpedero mexicano que defendió la franela de los Tigres capitalinos. Es una de las mejores noticias que debemos leer y entender los mexicanos, todos.
La decisión para que Ana Guevara, asuma el liderazgo, en el diseño de la política deportiva de la izquierda nacional, envía varios mensajes a la sociedad mexicana. El primero es que el deporte será una de las palancas del desarrollo nacional. Otra lectura del anuncio político, es que se considera la inclusión de auténticos exponentes de los deportes, efectivamente nacionales: el béisbol se juega de norte a sur y de frontera a frontera; en tanto que correr, junto con el frontón, son los deportes más cercanos a la naturaleza de lo mexicano. El futbol es negocio de TELEVISA.
Pero hay otra lectura, que me llama la atención, en estos adelantos de las políticas que habrán de guiar la restauración de la Segunda Republica Mexicana. Es el reconocimiento a los mejores mexicanos. Es la invitación a constituir gobiernos de los mejores y no como ahora se hace, que se integran dizque gobiernos –cabildos, partidos, sindicatos o gabinetes- con representantes de los intereses en pugna, con embajadores de lo mas rastrero de la sociedad.
Qué gran diferencia habría, si en cada municipio se utilizara el saber y la experiencia de la gente mejor, de la gente noble y buena, la de experiencia y ética intachable, en vez de pillastres, imberbes, o de las “gordibuenas” que ocupan lugares por sus gracias seductoras (el ejemplo Montiel-Versini) y no por su calidad y menos capacidad. Si en Temascaltepec hubiera gobernado un trienio el Ing. Paúl Stevens (q.e.p.d), seguramente ya este Municipio sería el más moderno, justo, práctico, educado y fraterno de todo el estado de México. Pero eso no pasa en nuestra nación, y por el contrario, es lo peor de la sociedad, los que se disputan el poder y luego, se rodean de secuaces y en la formula ahora conocida (el estilo CSG-Cervantes de Cevallos), conceden espacios “negociados” entre los mismos sátrapas, afectados de tan torva ambición.
Otra faceta muy interesante en este llamado que hace Andrés Manuel López Obrador, es la convocatoria de la gente triunfadora en el deporte nacional, y en general en cualquier disciplina de la vida diaria. Es un reconocimiento al que no estamos acostumbrados, en un país presa de envidia, capturado por el deseo de lo ajeno. Mientras en EUA son incontables las historias de los grandes del deporte, en libros, películas o en televisión, aquí en México, el éxito constituye una amenaza. En tanto el gobierno de Estonia emite un billete con la efigie de Paúl Keres, uno de los máximos ajedrecistas de la historia -que por avatares del destino y la fortuna nunca llego a ser campeón mundial- en nuestro país, se escamotea el reconocimiento a los mejores, mientras se festejan las derrotas “gloriosas”.
Deportistas inmensos como Hugo Sánchez, la misma Ana Guevara, Fernando Valenzuela, Raúl Ramírez o Lorena Ochoa, deben recurrir a la respuesta hosca, al ostracismo o a la defenestración pública, ante le envidia social que les reniega el trato que se merecen. Por ser exponentes de la victoria, de la constancia y del esfuerzo al límite. Porque son resultado del trabajo individual y personal. Porque solo así se consigue destacar en México. Porque los sistemas en vigor en nuestro país, en la educación, las artes, la política, la cultura están diseñados para aplastar, para “machacar y exprimir” a aquellos que sobresalen, hasta hacerlos iguales a los Amos que ostentan la fuerza y el poder de las becas, subsidios, apoyos, estímulos y recursos públicos en general.
Por eso me pregunto ¿si “Irish” Mickey Ward (¿quien fue?) mereció una película sobre su camino al triunfo en el Box, en la cinta “El Peleador”, nominada a 6 globos de Oro? ¿Porque no hay trabajos parecidos sobre Miguelito Canto, Salvador Sánchez o Vicente Saldivar, por mencionar solo algunos de los grandes boxeadores mexicanos?
Y la respuesta es: porque aun no asume la Presidencia el “Peje”, eso que ni que…
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