Ante el inminente golpe de estado
en México. Frente a la noticia que afirma que en este sexenio de FeCal, han
salido de nuestro país 145 mil millones de dólares. Al enterarse que se
pretende la compra de un avión presidencial, valuado en 750 millones de dólares,
el doble del costo de los aviones que usan los Presidentes de EUA o de Rusia y
70 veces mas que el del Presidente de Brasil, y que representa además, la
tercera parte del valor de la inversión necesaria para construir la refinería
en Tula (2,700 millones) –generación de miles de empleos y para detener importaciones de gasolinas-. De
cara a las matanzas abiertas, por el control de las rutas de la droga, que se
generan a todo lo largo y ancho del territorio. Al ver en combate agentes de la CIA armados, en contra de las leyes y contra toda duda
razonable. Hoy prefiero compartir este con espacio para reproducir una síntesis
del comunicado del día de ayer 28 de agosto de Anonymous y la excelente columna
–como siempre- de Denise Dresser.
El grupo de activistas de
Internet Anonymous informó* que considera como un “Golpe de Estado” la
calificación de la elección presidencial del 1 de julio. Menciona el
comunicado, como antecedentes, el ‘fraude electoral’ orquestado supuestamente a
favor de Carlos Salinas de Gortari en 1988 y acusan al IFE de haber solapado y
minimizado la situación. “Los políticos se convirtieron en narcotraficantes”
acusan los hacktivistas, refiriéndose a la lucha anticrimen y el asesinato del
candidato presidencial del PRI en 1994, Luis Donaldo Colosio; aseguraron que el
país está “secuestrado por el narco desde 1988” .
“El poder en México necesita de
militares y policías narcodependientes… un poder judicial subyugado por las
riquezas… diputados y senadores adictos al alcohol y la cocaína para
mantenerlos dependientes y los mas depravados, unos auténticos depredadores de
jovencitas como ha sido señalado por la periodista Lydia Cacho” una de las voces que se ha alzado contra la
corrupción de los políticos, a quien “expulsaron al país con amenazas”. Anonymous
va aún más allá, al indicar que “surgió hace 6 años la única posibilidad de
transformación: el triunfo electoral pacífico de Andrés Manuel López Obrador” a
quien “se le dio la espalda”, situación que se repitió en 2012, con mayores
fallas del sistema de información gubernamental, que adjudican a las redes
sociales en contraposición a la información emitida por los medios.
Anonymous también asegura que el
‘golpe de estado del que hablan está encabezado por Enrique Peña Nieto, quien
“Ignorando toda demanda en su contra, con expediente abierto ante la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos por los atentados contra su ex pareja homosexual, con
expediente abierto ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos y por el de Atenco, con
denuncias de financiamiento ilegal de su campaña, lavado de dinero y peculado
ya está fungiendo como presidente”. El colectivo, en el mismo comunicado,
invita a usar las redes sociales como mecanismo de protesta “que el narcopoder
no puede tocar”. Además, hace una invitación a efectuar una lucha
económica y movilizaciones masivas, así como una huelga general “no necesitamos
armas, necesitamos solidez y valor”.
Por su parte, la revista PROCESO
publica el siguiente ensayo de Denisse Dresser: El secreto a voces pero difícil
de comprobar. Lo que todos dicen saber pero resulta imposible verificar. La
compra de espacios en los medios para beneficiar a Enrique Peña Nieto y la
compra del voto para favorecer al PRI. Muestras de que vivimos en una era en la
que todo se puede comprar y vender. Una era en la que la conciencia de los
periodistas y la voluntad de los votantes se doblan ante el mejor postor. Una
era en la que los mercados y el dinero gobiernan nuestras vidas como nunca
antes. Y no llegamos a esa situación a través de una decisión ponderada como
sociedad. Los medios y los partidos la han impuesto para que parezca normal. Normal
que existan contratos entre el gobierno del estado de México para garantizar la
presencia y la cobertura favorable al mexiquense Normal que el PRI haya usado las cuentas
Monex y las tarjetas Soriana. Normal que la lógica de comprar y vender no se
aplica tan sólo a los bienes materiales sino a muchos otros ámbitos también. Y
es tiempo de preguntar si queremos seguir viviendo así…. El periodismo y las
elecciones han sido permeadas por incentivos perversos, producto de una forma
de pensar que distorsiona a la democracia.
Hoy, en México y en el mundo
prevalece la idea de que los mercados son el objetivo primario para alcanzar el
bien común. Televisa vende espacios y cobertura en sus principales noticieros
porque hay políticos dispuestos a pagarlos. Los partidos compran votos porque
hay electores dispuestos a venderlos. Y eso denota la expansión de los valores
del mercado en esferas de la vida pública donde no pertenecen. El alcance de
una forma de pensar que enaltece al mercado por encima de cualquier otro valor
es uno de los acontecimientos más importantes de las últimas décadas. Basta con
pensar en el énfasis que se hace en la necesidad de privatizar empresas,
hospitales, escuelas, policías, servicios de seguridad. Ello también conlleva
un sistema electoral que permite la compra y la venta de elecciones, tal y como
lo acabamos de presenciar en el 2012.
Este hecho debería ser fuente de preocupación, a pesar de la actitud negligente del Instituto Federal Electoral. La mercantilización del periodismo y de las elecciones debería motivar una reflexión social importante sobre sus efectos en la vida pública. Un primer impacto es el aumento en la desigualdad; un segundo impacto es un aumento en la corrupción… Cuando todo se vende y se compra, tener dinero hace toda la diferencia. El PRI y Enrique Peña Nieto lo acaban de demostrar en la última elección presidencial.
La segunda razón por la cual nos debe quitar el sueño la comercialización de todo — incluyendo el voto — No tiene qué ver con la desigualdad o con la equidad sino con el poder corrosivo de los mercados. Ponerle un precio a todo corrompe. Y eso es porque los mercados no asignan solamente bienes; también expresan y promueven ciertas actitudes sobre los bienes que se intercambian. Pagarle a un periodista para que entreviste a un candidato presidencial o hable bien de él degrada al periodismo. Pagarle a un elector para que vote por cierto partido a cambio de un saco de cemento degrada al proceso electoral. No hemos debatido si eso es correcto o no. Tan sólo hemos permitido que ocurra, sin preguntarnos si hay bienes o espacios o decisiones que no deben ser regidas por la lógica del dinero. Una discusión seria sobre el alcance y el papel del mercado está ausente de la discusión política... La política en México ha sido candente en las últimas semanas pero no sobre el meollo del asunto: la ausencia de un argumento moral sobre la perniciosa influencia del dinero en la vida política y periodística del país… Debemos pensar en el precio que pagamos por vivir en un país en el cual ya todo parece estar a la venta. Hasta la presidencia.
Este hecho debería ser fuente de preocupación, a pesar de la actitud negligente del Instituto Federal Electoral. La mercantilización del periodismo y de las elecciones debería motivar una reflexión social importante sobre sus efectos en la vida pública. Un primer impacto es el aumento en la desigualdad; un segundo impacto es un aumento en la corrupción… Cuando todo se vende y se compra, tener dinero hace toda la diferencia. El PRI y Enrique Peña Nieto lo acaban de demostrar en la última elección presidencial.
La segunda razón por la cual nos debe quitar el sueño la comercialización de todo — incluyendo el voto — No tiene qué ver con la desigualdad o con la equidad sino con el poder corrosivo de los mercados. Ponerle un precio a todo corrompe. Y eso es porque los mercados no asignan solamente bienes; también expresan y promueven ciertas actitudes sobre los bienes que se intercambian. Pagarle a un periodista para que entreviste a un candidato presidencial o hable bien de él degrada al periodismo. Pagarle a un elector para que vote por cierto partido a cambio de un saco de cemento degrada al proceso electoral. No hemos debatido si eso es correcto o no. Tan sólo hemos permitido que ocurra, sin preguntarnos si hay bienes o espacios o decisiones que no deben ser regidas por la lógica del dinero. Una discusión seria sobre el alcance y el papel del mercado está ausente de la discusión política... La política en México ha sido candente en las últimas semanas pero no sobre el meollo del asunto: la ausencia de un argumento moral sobre la perniciosa influencia del dinero en la vida política y periodística del país… Debemos pensar en el precio que pagamos por vivir en un país en el cual ya todo parece estar a la venta. Hasta la presidencia.