Creo que la palabra molicie, es
lo que mejor define la práctica del mal manejo de las economías, en todos los
municipios de la República Mexicana, a partir de las reformas constitucionales
plasmadas en el decreto del 30 de abril de 2001. Porque el despilfarro y la
quiebra generalizada en que se encuentran los ayuntamientos en todo el país, no
se reduce a un asunto de mera corrupción o de incompetencia, va mas allá y hay
que encontrar palabras como blandura, flojera, relajación, abandono, pereza,
ocio, regalo, desidia, incuria, para intentar entender y explicar los montos de
las transferencias, el estado fallido de las obras y la quiebra técnica y
financiera de las administraciones locales.
Un análisis demoledor de la
insensatez municipal, algo así como una suerte de incontinencia urinaria que ha
llevado a los municipios –destacan particularmente los del estado de México- a
orinarse para todos lados, es la que comparadas en monedas ajustadas en el
tiempo y los precios, las transferencias
realizadas por el famoso Plan Marshall o el de las transferencias de fondos de
la Unión Europea a sus miembros menos desarrollados, con las transferencias y
aportaciones federales –particularmente a partir de las modificaciones al ramo
33 presupuestal- a las arcas municipales: insisto en que comparadas en unidades
monetarias del año 2009, el Plan fabricado por George Marshall y que llevo el
nombre de European Recovery Program y que tuvo como destino realizar las
inversiones necesarias, para reactivar las economías de los países devastados
por los efectos de la Segunda Guerra Mundial, sumo entre 1948-1951 la cantidad
de 1.6 billones de pesos (1 millón de millones, 600
mil millones de pesos). Por su parte los recursos puestos a disposición de los
países emergentes en Europa, tras el
derrumbe de la URSS, entre 2000 y 2006 fueron de 0.6 billones de pesos
(600 mil millones de pesos). Es decir que sumados en el tiempo y espacio ambas
inversiones inmensas suman 2.2 billones de pesos (2 millones de millones 200
mil millones de pesos)
Resulta indignante
saber que las transferencias a los municipios de México, han sido entre el año 2000 y el 2006 de 4.7
billones de pesos (4 millones de millones, 700 mil millones de pesos) y que del
2006 al 2009, año de comparación el mismo concepto ascendió a 2.5 billones de
pesos (2 millones de millones 500 mil millones de pesos). Y mientras Europa se
recupero de la destrucción total y hoy es fuente de inspiración, cuna
tecnológica, acopio de la ciencia, del arte, de la modernidad en todos los órdenes sociales y educativos,
en cambio, los municipios mexicanos son reflejo de un desastre anticipado, de
carreteras en pésimas condiciones, de obras irrelevantes, “elefantes blancos”,
escuelas que no lo son, palenques tan inútiles e innecesarios, como templos
religiosos tan contrarios a la naturaleza de esta nación, que se declaro laica
por necesaria sobrevivencia.
Es decir, que los municipios nacionales han recibido en
un lapso de nueve años, mas de tres veces los apoyos “aliados” concedidos a los
países europeos, incluidos los países enemigos como fueron los casos de
Alemania, Italia y Japón, quienes hoy dominan el panorama internacional en
muchos sentidos vanguardistas, mientras que en nuestro país, ya sea en ayuntamientos
de Baja California, o el de Cuernavaca y prácticamente los 125 municipios del
estado de México, se declaren en bancarrota, no se paguen los sueldos a los
empleados y las obras reluzcan por lo pesimamente planeadas, lo peor ejecutadas
y la completa y absoluta opacidad en el ejercicio del gasto.
Es contrario a toda lógica democrática que se mantenga
una actitud cerril, por parte de los cabildos y Presidentes Municipales. La
realidad indica que nadie sabe, ni es posible exigir conocimiento respecto al
origen y determinación de las obras. ¿Quien las autorizo? ¿Qué planeación se
hizo? ¿Quién la realizo? ¿Qué presupuestos se erogaron? ¿Quién auditó las obras
y el gasto publico municipal?
Justamente el adjetivo molicie se convierte en sustantivo,
al momento de profundizar en el estado de las economías locales: arruinadas,
viviendo al día, asistencialmente, de sobrevivencia, condicionadas. Todo un
despilfarro inaudito que comienza a tomar forma, cuando se revisan las curriculas de los
encargados de la aplicación de los monstruosos presupuestos: burócratas
completamente incompetentes. El “cuatachismo” y compadrazgo, las “negociaciones”
para que las aéreas de empleo, turismo, economía queden en manos de personas
sin ningún merito académico, ni intelectual, ni moral, ni experiencia probada. Resulta
peor enterarse, de quiénes son los designados
para encargarse de la obra pública municipal, la “cueva de Ali Baba”
Es necesario de manera urgente que se promueva y acepte
la participación de la sociedad en la determinación del gasto público y en la
organización de las economías. El ingente despilfarro y la enorme corrupción a
que se ha llegado, vuelve irreversible que las cosas se hagan de otra manera:
la realidad ha demostrado palmariamente la incapacidad toral de la forma de
gobierno y de los usos y costumbres políticas, para organizar la administración
pública municipal.
En cambio, son muy señalados los progresos económicos de
los titulares de los municipios. Las noticias y las imágenes del dominio público,
reflejan la acumulación de pequeñas o grandes fortunas, que constituyen una
afrenta, una autentica provocación, un insulto a la ciudadanía, que hoy como
nunca se encuentra en pie de guerra.
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